
El chorreo de preocupantes anécdotas que, últimamente, inunda la actualidad sobre la inteligencia artificial ha suscitado una carrera por poner coto a una tecnología tan emergente como impredecible. Es en el seno del Ejecutivo comunitario, de donde se cocinan las propuestas legislativas que determinan cómo podrán operar los gigantes tecnológicos y donde se pretende dar forma a la norma que regulará la inteligencia artificial generativa, como la de Chat GTP. La disputa por quién llevará la voz cantante a la hora de establecer las reglas de la inteligencia artificial llega hasta la cúpula de la Comisión Europea.
No sólo la industria de la inteligencia artificial sino el ecosistema tecnológico al completo ha expresado su preocupación por la inteligencia artificial generativa, expuso la vicepresidenta de la Comisión Europea, Margrethe Vestager, ante un grupo de medios, entre ellos elEconomista. La duda radica en si se puede confiar en esta tecnología o si su deriva supone un riesgo. La danesa se inclina, claramente por la última coyuntura, y aboga por cerrar compromisos.
Su perspectiva se basa en aunar posturas a nivel internacional. Mira a los socios los socios del G7, y otros aliados como India, Brasil e Indonesia para convenir unos parámetros voluntarios que aplicar a la inteligencia artificial. Se plantea la política danesa cuestiones sobre qué obligaciones deben aplicarse la industria, que tipo de auditorías deben realizar estas compañías, cómo se garantiza la transparencia, qué mecanismos se deben poner en marcha para corregir posibles desviaciones.
Una propuesta que toma de referencia el recién celebrado Consejo de Comercio y Tecnología entre la UE y Estados Unidos en Suecia. Un encuentro en el que vio la luz un consensuado código de conducta que las firmas tecnológicas deberán aplicar en el desarrollo de inteligencia artificial. "En este momento tenemos procesos legislativos en marcha en ambas jurisdicciones", afirmó Vestager, por lo que considera que tales acuerdos deben sellarse sin prejuicio de las respectivas normativas.
Mientras la Ley sobre Inteligencia Artificial espera a ser debatida en el Parlamento Europeo esta semana, la otra pata de esta carrera en la Comisión Europea la encarna el comisario de Mercado Interior, Thierry Breton. "Creo que la competencia es algo bueno. Hace que todo el mundo esté alerta para hacerlo lo mejor posible", aseguró Vestager al respecto.
Tiene que mirar también a la vicepresidenta de la Comisión Europea responsable de Valores y Transparencia, Vera Jourová. Planteaba, la pasada semana, a las tecnológicas que etiqueten los contenidos generados por inteligencia artificial, para que el público general pueda identificarlos. Todo como parte del código de conducta contra la desinformación que han firmado 44 compañías, salvo Twitter.
"La Ley de Inteligencia Artificial está en un estado inmaduro del proceso legislativo", explicó la vicepresidenta comunitaria de Valores y Transparencia, que matizó riesgos de esta tecnología como crear una imagen en cuestión de segundos de cosas que no han pasado o imitar la voz de una persona a partir de un corte de audio.
Lo que ha planteado Breton, la tercera pata de estos esfuerzos por crear un marco seguro para la inteligencia artificial, es una suerte de Pacto a nivel europeo, previo a la finalización del proceso legislativo de la ley de inteligencia artificial. Toma partes de la normativa propuesta y plantea establecer exámenes sobre como Google o Microsoft, entre otros gigantes tecnológicos.
Quien tiene que pronunciarse ahora, sin embargo, es el pleno del Parlamento Europeo. Los eurodiputados votarán esta semana la normativa de inteligencia artificial, después de que las comisiones de Mercado y Liberades civiles propusieran que los contenidos generados por esta tecnología sean claramente identificados y limitar su uso en el entorno laboral.
La propuesta legislativa, que vio la luz en abril de 2021, forma parte de un paquete más grande de reglamento digital y el objetivo es que se cierren las negociaciones y entre en vigor a finales de año. Para ello, el pleno de la Eurocámara deberá darle su visto bueno esta semana, esperando que la siguiente fase de la negociación legislativa comunitaria, los trílogos de respuesta a las inquietudes pendientes.
El debate está servido. Los populares europeos defienden el uso del reconocimiento facial por parte de las fuerzas del orden, mientras que socialistas, verdes y liberales se manifiestan su oposición al considerar que podría abrir la puerta a una vigilancia generalizada a través de la identificación biométrica.
Se trata de una regulación sensible por los riesgos que entraña la tecnología. Lejos de querer regular en contra de la inteligencia artificial, la UE busca crear un escenario a favor. Un cambio al que también se encaminan socios como Estados Unidos. La transparencia es uno de los pilares fundamentales del debate así como la tradicional divergencia de si, en su afán por regular, la UE destruye la innovación.