Economía

Escrivá tiene la llave de los datos 'secretos' de empleo que Sánchez esgrimirá ante Feijóo

  • Moncloa encomienda al ministro de Seguridad Social construir el debate de la recuperación del empleo
  • Más allá de las pensiones, ha sido el gran defensor de la calidad del empleo tras la reforma laboral
  • Los analistas y académicos critican que utilicen datos 'ad hoc' que no recogen las fuentes públicas

La organización del 'cara a cara' entre los dos principales candidatos a la presidencia del Gobierno, Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo, calienta la precampaña electoral. Un choque para el que el actual jefe del Ejecutivo confía en apoyarse en los buenos datos de empleo. Pasados, eso sí, por el particular filtro del ministro de Inclusión y Seguridad Social, José Luis Escrivá.

El Gobierno quiere aprovechar este debate para presentar lo que considera unos datos fiables ante lo que no duda en tachar de "fake news" económicas que utiliza el PP también en sus análisis laborales. Aunque en la mayoría de las ocasiones lo único que hace el primer partido de la oposición es recoger las noticias y análisis que se publican sobre los datos oficiales del propio Ejecutivo.

Por primera vez en la historia, el presidente del Gobierno y la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, también son 'rivales' electorales. O al menos tienen una hoja de ruta que, aunque pueda apuntar en la misma dirección, se separa claramente en la estrategia y en los equipos para ejecutarla.    

Por ello, esos análisis supuestamente irrebatibles, se tendrán que basar en las cifras y análisis que maneja el ministro de Inclusión y Seguridad Social. Algo que estaba previsto desde 2019. Y es que aunque el papel de Escrivá se asocia a las pensiones, en Moncloa no olvidan cómo en cuestiones laborales ha jugado un papel fundamental desde el inicio de la legislatura.

Ya en abril de 2020, haciendo gala de su reputación de tecnócrata, Escrivá resolvió la primera gran crisis con los datos de paro: la de los ERTEs de la pandemia. Enseguida quedó claro quedó claro que el anterior sistema de publicación de los datos por parte del Ministerio de Trabajo no bastaba: los funcionarios estaban demasiado desbordados tramitando las solicitudes para poder contar a los afectados.

Pero el Ejecutivo tenía que hacer algo ante las acusaciones de que esta figura, a la que se acogieron más de 3 millones de trabajadores, era un subterfugio para esconder el paro. La opción fue que se publicaran con cifras a la Seguridad Social, que se podían registrar casi en tiempo real. Un ejercicio de transparencia que, a juicio del Gobierno, apuntaló la confianza de los ciudadanos en unos meses convulsos.

Esto, además, tenía una lectura política clara. Seguridad Social, que en el canje de cromos para formar el Gobierno de coalición paso de ser una secretaría de Estado dependiente a un ministerio con entidad propia, y control socialista, no solo mantenía bajo control del PSOE la muy rentable electoralmente política de pensiones, sino que pasaba a liderar el relato de la recuperación del empleo mientras el departamento de Yolanda Díaz se 'limitaba' a contar parados.

La ministra de Unidas Podemos era consciente de esta estrategia desde su toma de posesión, pero prefirió centrarse en la negociación con patronal y sindicatos en los tres grandes acuerdos de su departamento, aparte de los ERTEs (un hito compartido con Escrivá): la regulación del teletrabajo, la Ley Rider y, ya a finales de 2021, la reforma laboral, cuyo éxito convirtió en su gran baza personal a pesar de la participación en la recta final de la negociación de Nadia Calviño y el propio José Luis Escrivá.

Aunque el responsable de Seguridad Social también ha sido un negociador activo, su éxito ha sido menor en términos de rédito político, tanto en la accidentada puesta en marcha del Ingreso Mínimo Vital como, sobre todo, en una reforma de pensiones que se saldó sin acuerdo con la patronal y con críticas de la mayoría de los organismos de estudios públicos y privados precisamente por sus estimaciones de impacto.

Predicciones estadísticas

Pero al margen de esta cuestión, es indudable que Escrivá es el puntal del balance laboral del ala socialista del Gobierno. También ha sido uno de los grandes protagonistas de la guerra de datos de empleo. Lo ha sido, además, siguiendo una estrategia completamente diferente a la de Díaz. Un ejemplo claro ha estado en la polémica sobre los datos referidos a los fijos discontinuos.

Mientras la vicepresidenta se escuda en una regulación de las estadísticas del SEPE que se remonta a 1985 para no desglosar las estadísticas de fijos discontinuos inactivos, Escrivá ha reformulado la presentación de las que recopila la Tesorería General de la Seguridad Social de bajas de afiliación por tipo de contrato para ofrecer el máximo de información sobre el número de trabajadores que pasan a la inactividad.

Esta relativamente mayor flexibilidad de las estadísticas que maneja su departamento le ha permito publicar 'pronósticos' de la creación de empleo a mitad de mes. Un ejercicio que resulta sorprendentemente ajustado porque juega con la forma en la que se presentan los datos de afiliación. Desde los Gobiernos de José Luis Rodríguez Zapatero, los datos a mes completo que se destacan no son el registro a último día (que se publica), sino una media mensual.

Esto se debe porque cada día se firman miles o incluso cientos de miles de altas y bajas de afiliación, muy volátiles por efectos de calendario y estacionalidad que al utilizar la media se depuran y ofrecen una métrica más coherente con la situación real del empleo en un momento dado. Un enfoque promovido por el histórico secretario de Estado de Seguridad Social de los Gobiernos de José Luis Zapatero y el primer Ejecutivo de Pedro Sánchez, Octavio Granado, que también fue aceptado por el Gobierno del PP, expertos y medios de comunicación.

Y fue así porque también se realizó en el marco de una reforma de la manera de presentar las estadísticas para acabar con la 'discrecionalidad' del Gobierno de José María Aznar en la publicación de los datos, que en la etapa de Eduardo Zaplana al frente de Trabajo los adelantaba de manera recurrente si coincidía con su intervención en algún acto.

Pero Escrivá intentó dar una vuelta de tuerca a este argumento apenas unos meses antes de las elecciones con un nuevo baremo para calcular los datos desestacionalizados que rompía la serie estadística anterior y no fue aceptado ni por periodistas ni por analistas. A esto se suma que la mayoría de las estadísticas publicadas en la web de la Tesorería General de la Seguridad Social siguen el sistema anterior.

Los datos 'ad hoc'

Pero más allá de la elaboración (o reelaboración) de las estadísticas públicas lo que más críticas recibe de los analistas es la tendencia de Escrivá a utilizar datos preparados 'ad hoc'. No solo con estimaciones que avalan sus cambios en pensiones, también en cuestiones de calidad del empleo. Por ejemplo, anunciando el número de afiliados que firman más de un contrato al mes o publicando estimaciones del tiempo que los afiliados con contratos indefinidos se mantienen en alta.

Se trata de cálculos que se presentan como técnicos y basados en estadísticas oficiales, aunque estas no lo recogen pese a que tienen un indudable interés no solo para los medios sino para los investigadores y economistas que pretenden desentrañar la eficacia de la reforma laboral, más allá de la mera reducción de la temporalidad contractual.

Pero Inclusión despacha algunos de estos análisis apenas con un gráfico, sin ofrecer un archivo de datos comparable, en las notas de prensa (como ocurrió en la de afiliación del mes de mayo), en entrevistas o incluso en la cuenta de Twitter del ministro.

El problema que critican los académicos en este caso no es la credibilidad de estas cifras, sino de opacidad: al no ser de carácter público ni publicarse en series históricas permanentes, como se hace con los datos oficiales, no pueden contrastarse ni analizarse de manera independiente a la que le interesa al Gobierno.

Aunque todos los ministros ofrecen datos que no sacan de estadísticas publicadas, esta estrategia no es habitual cuando se trata de rebatir análisis basados en datos oficiales que sí son públicos y accesible. Y Escrivá no ha dudado en hacerlo, incluso en Twitter, en el caso de analistas de Fedea, BBVA Research que, precisamente, se quejan de la falta de cifras para completar sus análisis.

Pero el buen desempeño del ministro en estos choques laborales es precisamente, la baza que maneja el equipo económico de Moncloa y el PSOE para preparar las fichas que Sánchez utilizará en los debates en el que la pérdida de calidad de los contratos indefinido o el supuesto maquillaje de los datos de empleo serán utilizados por el equipo de Génova. Eso sí, estos solo podrán contar con los datos publicados cada mes por el ministerio de Escrivá. 

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