El 27,1% de los jóvenes que estos días se examinan de la EvAU para acceder a la Universidad no acabarán trabajando de lo que estudien. Es lo que apunta un análisis realizado por Eurostat que, además, sitúa a los licenciados universitarios españoles como los que sufren el mayor riesgo en toda la Unión Europea de acabar trabajando en puestos por debajo de su cualificación laboral en toda la Unión Europea.
El análisis sobre este desencaje entre educación y carrera profesional publicado por la Oficina Europea de Estadísticas abarca el periodo entre 2014 y 2020 y arroja una evolución positiva para nuestro país, que en 6 años logró reducir la tasa en 3,3 puntos desde el 30,4%, un descenso solo superado por Eslovenia y Grecia.
De esta forma, nuestro país ha pasado a situarse no solo por debajo de la media de la UE, sino también de grandes economías como Alemania, que en este periodo ha elevado su tasa de desencaje del 24% al 27,4%.
Bruselas sigue trabajando en la actualización del dato, aunque la complejidad de este estudio hace que no contemos de momento con datos más recientes para evaluar el efecto de las recientes reformas educativas en España.
Aunque los datos que existen ya dan una pista clara: el porcentaje de licenciados universitarios (o educación terciaria) de 25 a 34 años que no trabajan de los que estudiaron es dos puntos más alto que los menores de 25, que incluye a la FP y se sitúa en el 25%.
Los datos de Eurostat no filtran por carreras, sí lo hacen por campos profesionales. Y se aprecia que, en cuatro de los ocho, el desencaje supera la media europea: en educación, sanidad, derecho agricultura y veterinaria, sector este último que acapara el mayor porcentaje de licenciados que no se dedican a su trabajo.
La tasa del sector sanitario y la educación resultan llamativos cuando estos sectores son los que más demanda registraron en 2020, no solo en España sino en toda Europa. En cualquier caso, las cifras dejan claro que los universitarios tienen un rango algo más amplio que los europeos de salidas profesionales gracias a las careras vinculadas con los 'servicios'.
Un grupo que según la categorización de Eurostat engloba campos como el del medio ambiente, ámbito que muchos análisis consideran que tendrá una relevancia creciente en el empleo del futuro. Pero aquí acaban las buenas noticias.
Trabajos por debajo de la cualificación
Y es que los datos de Eurostat confían una tendencia preocupante del empleo en España: el elevado porcentaje de trabajadores que ocupa puestos por debajo de su cualificación real. En el caso de los títulos universitarios llega al 35,8%, el porcentaje más alto de la UE, cuya media se sitúa en el 21,5%.
A diferencia del desencaje entre estudios y carrera profesional, la sobrecualificación se refiere a niveles profesionales más que a títulos. Un licenciado universitario puede no estar trabajando de lo que estudió, pero ocupar una posición acorde a su cualificación. Y, a la inversa, puede desarrollar su carrera en el campo en el que estudió, pero hacerlo en una categoría inferior.
En este caso, los datos de Eurostat sí llegan a 2008 y revelan que desde el estallido de la crisis financiera se ha elevado en 2,5 puntos porcentuales, aunque los datos de 2020 suponen una mejora desde el máximo del 37,3% alcanzado en 2018.
Aunque, de nuevo, hay que tener en cuenta que España es el país que más empelo destruyó en 2020, lo que pueda reducir la tasa que en 2019 se situaba en el 36,6%. Suponen 3,3 puntos más que antes de la crisis financiera.
Falta de salidas laborales
Los datos europeos dividen en análisis por sectores económicos y en todos ellos la brecha con Europa es patente. Aunque no todos sufren el mismo grado de sobrecualificación. Así, mientras la educación anota apenas un 6,1%, en el transporte supera el 73% y en las actividades comerciales el 63%.
La combinación entre desencaje y sobrecualificación revela la radiografía completa del problema del divorcio entre la educación y el modelo educativo. Por un lado, el porcentaje de licenciados que no trabajan de sus estudios está en línea con Europa y puede explicarse por la evolución del modelo productivo que requiere de profesionales más pluridisciplinares (que lleva a que algunas actividades recurran a trabajadores formados en otras competencias).
Pero la tasa de sobrecualificación revela que en España no está ocurriendo este trasvase, sino que la clave sigue siendo la falta de salidas profesionales.
Las últimas reformas educativas en España se han centrado en mejorar este gap por la baja, potenciado la FP Dual. Pero sigue sin resolverse en el ámbito de los estudios universitarios. Reformas incompletas, como la del estatuto del becario o los contratos formativos (cuyo reglamento sigue sin aprobarse un año y medio después) contribuyen a la falta de integración de los nuevos titulados en el mercado laboral que sepa aprovechar su talento.