Nouriel Roubini, profesor de Finanzas en la Universidad de Nueva York, es uno de los economistas más escuchados y populares en EEUU, sobre todo después de haber vaticinado la Gran Recesión de 2008. Roubini cree en esta ocasión que nos estamos acercando a una crisis geopolítica de grandes dimensiones: EEUU y China se dirigen de forma ineludible hacia una colisión. Las relaciones de EEUU con China revelan que el mundo está sufriendo una nueva Guerra Fría entre ambas potencias. Roubini destaca que, a diferencia de las reuniones anteriores del G7, la cumbre reciente celebrada en Hiroshima fue una de las más importantes en la historia del grupo, ya que los líderes del G7 dejaron en claro su intención de unirse para contrarrestar el ascenso de China.
El analista y economista señala que Japón, como país que ostenta la presidencia rotativa del G7, se aseguró de invitar a líderes clave, entre ellos el primer ministro de la India, Narendra Modi. Esta estrategia tiene como objetivo persuadir a otros países a unirse a la respuesta más contundente del G7 frente al ascenso de China. Roubini afirma que muchos países estarán de acuerdo con la descripción de China como una potencia autoritaria y estatal-capitalista que se muestra cada vez más asertiva en su proyección de poder en Asia y a nivel mundial.
La India, interesada en el dominio de Asia, podría convertirse en un gran aliado de Occidente para reducir la influencia de Pekín en la zona. Además, el país gobernado por Modi acumula una larga serie de desencuentros históricos y guerras con China, lo que inclinará finalmente a India del lado de los países avanzados, según Roubini.
El artículo, publicado en Project Syndicate, destaca la rivalidad estratégica entre India y China debido a su larga frontera en disputa, lo cual ha llevado a India a adoptar una postura neutral en el conflicto de Rusia en Ucrania y a buscar una alineación de intereses más cercana con Occidente, lo que no impide a la India aprovechar los descuentos de Rusia para comprar grandes cantidades de petróleo barato.
"Aunque India no se convierta en un aliado formal de los países occidentales, continuará posicionándose como una potencia global independiente cuyos intereses están más alineados con Occidente que con China", asegura Roubini.
Además, Roubini destaca la presencia de otros líderes invitados a la cumbre del G-7, como Indonesia, Corea del Sur, Brasil, el presidente de la Unión Africana y el presidente de Ucrania. Roubini cree que el mensaje transmitido fue claro: la amistad "sin límites" entre China y Rusia está teniendo serias consecuencias en la percepción que tienen otros países de Pekín.
La columna de este economista también menciona que el comunicado final del G7 dedicó una parte sustancial a explicar cómo enfrentar y disuadir a China en los próximos años. Se criticaron de forma clara las políticas de "coacción económica" de China, se destacó la importancia de una asociación indo-pacífica para frenar los esfuerzos de China por dominar Asia, y se incluyó una clara advertencia a China para que no ataque o invada Taiwán. El mundo desarrollado se está preparando para enfrentarse a un choque frontal con China en algún momento.
Roubini también destaca las restricciones impuestas por Japón a las exportaciones de semiconductores hacia China, similares a las aplicadas por EEUU, y la presión ejercida por la administración de Biden sobre Taiwán y Corea del Sur para que hagan lo mismo. China, por su parte, ha prohibido los chips fabricados por la empresa estadounidense Micron. La Guerra Fría está ganando intensidad y cualquier movimiento puede desencadenar un enfrentamiento económico superior y quién sabe si militar. "La colisión entre China y EEUU está en camino", según destaca el experto en Project Syndicate.
Según Roubini, EEUU y otros países occidentales han dejado en claro su intención de mantener a China al menos una generación por detrás en la carrera por la supremacía en inteligencia artificial. El autor destaca que existe el riesgo de que China utilice su posición dominante en la producción y refinamiento de metales de tierras raras, esenciales para la transición hacia una economía más verde, como una forma de retaliación contra las sanciones y restricciones comerciales impuestas por Estados Unidos.
En conclusión, Roubini destaca es cada vez más evidente que EEUU y Occidente están comprometidos en contener el ascenso de China. El analista advierte que, sin un nuevo entendimiento estratégico entre Washington y Pekín, existe un riesgo creciente de un colapso violento en esta nueva Guerra Fría.