La caída en picado de la fuerza laboral femenina que provocó la pandemia en EEUU es cosa del pasado. Los millones de mujeres que perdieron sus trabajos o renunciaron a sus carreras laborales para dedicarse a los cuidados en plena crisis sanitaria están ahora liderando la recuperación.
Son las empleadas de 25 a 54 años las que impulsan la revitalización de la fuerza laboral. Los últimos datos ofrecidos por la Oficina de Estadísticas Laborales de EEUU indican que las empresas tienen más mujeres en plantilla que nunca gracias al avance en la participación de esa franja de edad. En abril, ese grupo alcanzó una tasa de participación del 77,5%, superando el máximo previo alcanzado en 2000.

La suma no se da en todas las edades. La gráfica que representa a las mujeres mayores de 55 años se ha estancado cerca de los mínimos de la era de la pandemia. Este patrón que identifican algunos expertos consultados por Bloomberg, sugiere que las mujeres mayores continuarían encargándose de los cuidados.
Dos razones para la vuelta...
Sorprende la velocidad del repunte desde el pico negativo que provocó el covid y que dio al traste con el progresivo peso que habían ido acumulando las mujeres en la fuerza laboral. El hito se explica principalmente en dos razones: por un lado en la flexibilidad laboral (teletrabajo, trabajo híbrido...) afianzada a la fuerza durante el covid y que permite una mayor conciliación y por otro, el aumento de salarios al que han tenido que acceder las empresas para atraer talento.
La influencia de un mercado laboral sólido como el de EEUU también se refleja en esa gráfica como facilitador de una participación más variada de distintos grupos de personas. En EEUU, las ofertas de trabajo, aunque en menor medida que hace unos meses, continúan superando en número a los trabajadores desempleados (1,6 frente a 1), mientras la tasa de desempleo, en el 3,4%, alcanza su nivel más bajo desde principios de la década de 1950. Es precisamente esa desconexión entre la oferta y la demanda laboral la que ha obligado a los empleadores a abordar aumentar a mayor ritmo los salarios para atraer y retener a los trabajadores, aumentando el atractivo de reincorporarse.
... y dos explicaciones 'negativas'
No hay que olvidar el peso de una inflación persistente. Para compensar la escalada de precios, las familias se han visto abocadas a buscar formas de hacer frente a las facturas y, entre ellas, está la búsqueda de un empleo. Aunque el IPC ha desacelerado desde el máximo en 40 años alcanzado a en julio de 2022, el alza de los precios continúa y pagar la vivienda, la compra, etc, se sigue haciendo cuesta arriba mientras las ayudas estatales (como el cheque por hijos) van desapareciendo. Parte de esa avalancha de mujeres que apuntalan la fuerza laboral lo hacen por necesidad.
Además de los estragos de la inflación, la otra lectura poco positiva de la situación está en la natalidad. Según explica Francine Blau, economista de la Universidad de Cornell, las tasas de fertilidad más bajas, especialmente desde 2020, podrían estar contribuyendo a una mayor participación de las mujeres en el mercado de trabajo.
La importancia de la calidad del empleo
¿Cómo son los trabajos a los que están accediendo esas mujeres? Si bien el mercado laboral actual ha permitido a muchas mujeres encontrar y mejorar sus oportunidades laborales y subir sus salarios, son los sectores más precarios los que engloban gran parte de la necesidad de contratación, sobre todo los relacionados con el ocio, hostelería y cuidados.
Kathryn Anne Edwards, economista especializada en laboral y colaboradora en Bloomberg pone el foco en esta cuestión: "Nos hemos recuperado de un declive, pero eso no es lo mismo que prosperar". Y es que muchos de estos empleos no son suficientes para mantener a la familia, advierte. Esto podría estancar el avance.