Economía

La locomotora andaluza toma velocidad

  • Entre 2019 y 2022 la comunidad creció más que la media española y generó más empleo
  • La sequía está lastrando el potente sector agroalimentario y con él el PIB regional

Andalucía quiere ser la locomotora de España. La frase es repetida como un mantra en cada intervención del presidente de la Junta, Juanma Moreno, y de prácticamente todos sus consejeros del área económica. La comunidad, tercera en aportación al PIB nacional tras Madrid y Cataluña, intenta pasar del vagón de cola a tirar de la economía. Y para ello se encomienda a sus dos puntales tradicionales, el turismo y la industria agroalimentaria, a los que añade ahora la palanca de las energías renovables y proyectos industriales de peso, fundamentalmente en minería y Defensa.

El optimismo se basa en el análisis comparativo antes y después de la pandemia: se aprecia que Andalucía ha crecido en el conjunto del periodo -entre el 31 de diciembre de 2018 y final de 2022- por encima de la media nacional en PIB, ha creado empleo también por encima de la media y ha mejorado indicadores de emprendimiento en creación de empresas y sobre todo en número de autónomos. La caída del PIB per cápita en el periodo se explica por el aumento de la población.

La deuda pública de Andalucía al tercer trimestre de 2022 está en el 21,4% del PIB, frente a la media del 24,3%. Y los indicadores son positivos en cuestiones que afectan a las familias: han aumentado las matriculaciones de turismos un 0,1%, mientras que en España han caído un -4,1%. Y el ahorro ha crecido (0,8%) dos décimas por encima de la media del país (0,6%), según los datos de saldo del crédito bancario privado.

Las perspectivas son optimistas para este año, con un crecimiento estimado de entre el 1,5 y el 1,9% del PIB.

Sectores

El turismo batirá este año todos los récords. Después de alcanzar los 30,8 millones de visitantes en 2022, las previsiones apuntan a que se alcanzarán los 32,7 millones, con posibilidades incluso de alcanzar los 33 si la coyuntura internacional mejora. Por encima, en cualquier caso, de los históricos datos prepandemia.

El sector ha conseguido además, pese a las limitaciones a la movilidad y la guerra en Ucrania, mejorar su rentabilidad en enclaves estratégicos como la Costa del Sol, donde en 2022 se consiguieron más ingresos que en 2019 pese a tener menos visitantes: una facturación de 17.000 millones de euros (un 18% más que cuatro años antes), un 15% más de ingresos por habitación y un 5% más de empleo.

La producción agraria va a acusar duramente la sequía, con especial castigo en cultivos claves como el olivar, donde la producción cae hasta un 60% en el peor año que se recuerda. El sector se encomienda a la exportación y a la esperanza de nuevas lluvias para intentar remontar en el segundo semestre. La consejera Hacienda, Carolina España, justificaba precisamente con los efectos de la sequía que el PIB andaluz haya crecido en 2022 dos décimas menos que la media nacional (5,3-5,5).

Internacionalización

Aún así, la internacionalización y la innovación, como se ha podido ver en la reciente feria de Berlín Fruit Logistica, posicionan bien a las empresas andaluzas en los mercados. Buena parte de la actividad agraria se encuentra además en pleno proceso de tecnificación, lo que augura buenas perspectivas de futuro. El sector agroalimentario de Andalucía es líder en exportaciones, que de enero a noviembre de 2022 han alcanzado la cifra récord de 12.882 millones de euros con un aumento del 14,6%.

Y no es algo que se produzca sólo en la agricultura: las ventas totales de Andalucía a los mercados internacionales alcanzaron los 42.000 millones, la cifra más alta jamás alcanzada desde que existen registros homologables (1995).

Otro sector que junto al agrario está tirando fuerte de las exportaciones es el industrial. Su aportación al PIB regional está estancada desde hace dos décadas entre el 10 y 12,5% que marcó en 2000, sin alcanzar el 11% desde 2013. Medido en VAB, los registros desde la década de los 90 han oscilado entre el 10 y el 13,2% de 1996, con un 11,77% en 2021. Pero en los tres primeros trimestres de 2022 alcanzó un 13,7%.

Según los datos de la Contabilidad Regional Anual de Andalucía, en 2021 la industria generó un VAB de 17.935 millones de euros, y las previsiones del gobierno son incrementarlo en 2.000 millones de euros en esta legislatura, por lo que se prevé un incremento superior al 10% en el horizonte de 2026.

Las perspectivas son favorables: las principales industrias tractoras (Airbus, Navantia) tienen contratos asegurados para varios años en proyectos a la vanguardia tecnológica (Eurodrone, A-400M, proyecto cero emisiones, corbetas para Arabia Saudí y buques logísticos para Reino Unido…), con la posibilidad de incrementarlos incluso con nuevos proyectos.

La previsión de incremento en gasto de Defensa a nivel internacional repercute positivamente en buena parte de la industria andaluza. Y se esperan nuevos anuncios a más empresas tractoras en aeroespacial.

Emergentes

La minería también está viviendo un importante resurgir. Hay 350 proyectos de investigación en marcha que buscan materiales estratégicos. Sólo en minería metálica la facturación anual alcanza los 3.200 millones de euros y se espera un crecimiento del 20% en los próximos años. El sector aguarda permisos para ampliar o reactivar importantes explotaciones y hay confianza en que triunfen prospecciones en marcha. Hasta el presidente Moreno ha manifestado que 2023 puede ser un gran año para la minería.

Aunque el sector en el que se están poniendo todos los focos es el energético. Andalucía aspira a liderar la producción nacional de renvables, añadiendo 12 GW a los 9 ya instalados en la comunidad. Las licencias en tramitación suman una inversión de 17.000 millones.

Y en el ámbito del hidrógeno verde Andalucía hace valer su posición estratégica para atraer inversiones importantes, como los megaproyectos de Maersk y Cepsa, entre otras iniciativas que van a reforzar a Huelva y Algeciras como polos industriales y logísticos.

Menos burocracia

Buena parte de estas iniciativas industriales, mineras y de energía están siendo apoyadas por la administración desde la Unidad Aceleradora de Proyectos. Un organismo que no concede dinero ni ayudas, sino: agilidad administrativa, reduciendo a la mitad los tiempos de la burocracia. Actualmente la Unidad está gestionando 119 proyecto, con una inversión de 8.750 millones de euros y que suponen la generación de más de 39.000 empleos.

La Unidad Aceleradora forma parte de la estrategia de la Junta de Andalucía para eliminar burocracia innecesaria. Desde 2018 se han lanzado ya tres decretos al respecto, y se espera que el Gobierno apruebe de forma inminente un cuarto. A lo que se suma las medidas incluidas al respecto en la LISTA, nueva ley para el desarrollo del territorio.

La reducción de burocracia es junto a las facilidades fiscales la gran apuesta del ejecutivo andaluz para la atracción de inversores y nuevas empresas. En lo que se refiere a los impuestos de competencia autonómica, la comunidad ha pasado de liderar la carga fiscal a situarse junto a Madrid como los territorios con imposición más favorable.

Amenazas

El reposicionamiento andaluz en el panorama económico nacional se enfrenta sin embargo a amenazas de entidad. La primera es el desempleo, porque pese a los avances Andalucía sigue siendo la comunidad con más paro de España, con una tasa del 19%. Además, tradicionalmente el mercado laboral andaluz ha sufrido mucho en contexto de desaceleración como el que se ha apreciado en el tercer trimestre de 2022 (con un crecimiento del PIB de apenas un 0,2%). La situación se mantendrá en el primer semestre, por lo que existe el temor de que se destruya empleo. Los últimos datos de 2022 respecto al paro y a la destrucción de empresas y bajas de autónomos llaman a la prudencia.

Persisten así mismo males endémicos del tejido productivo, como la baja densidad empresarial, el poco tamaño de las empresas, la escasa inversión en I+D+i, la estacionalidad, y desajustes entre las necesidades de las empresas y lo que les ofrece el mercado laboral.

Y también hay un importante déficit de infraestructuras básicas, sobre todo en temas de agua y de comunicaciones, que limitan de forma importante las posibilidades de crecimiento de muchos territorios. Lo que unido a que una parte no desdeñable de la población sigue instalada en la cultura del subsidio, hace que el desarrollo andaluz no sea armónico ni socialmente ni por territorios.

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