
Si la salida de la pandemia parecía que auguraba una recuperación del pulso de la economía, especialmente después del duro golpe que supuso también para la salud empresarial, la guerra de Ucrania se articuló como un punto de inflexión, principalmente para Occidente. Y es en este marco que los directivos empresariales miran con pesimismo y con cautela a las perspectivas económicas y empresariales para el 2023.
Ese desánimo es un sentir común, pues el 73% de los máximos ejecutivos globales pronostican una desaceleración de la economía mundial para los próximos doce meses, según revela el informe que la consultora PwC elabora cada año sobre la base de entrevistas a más de 4.400 directivos de todo el mundo y que presenta cada convocatoria en el Foro Económico Mundial.
En el caso de los empresarios españoles, ese pesimismo se eleva hasta el 76% de los encuestados. El informe pone de manifiesto que se trata de la mayor caída de la confianza de los ejecutivos sobre las perspectivas económicas globales de los últimos doce años y pone el contrapunto al récord de optimismo registrado en los años anteriores, tanto en 2021 como en 2022.
Llama la atención que las perspectivas menos esperanzadoras son las de los directivos de los países del G7, los más afectados por la crisis energética. Así, estiman que sus economías domésticas se van a comportar todavía peor que la evolución internacional. Una idea que se replica en el caso de Francia, Alemania y Reino Unido. Del lado contrario, los directivos de Estados Unidos, China, Brasil o India son los más optimistas.
Si bien la percepción sobre cómo van a evolucionar los ingresos de las empresas este año es buena, la confianza cae un 26% respecto al pasado año, lo que supone el mayor descenso desde la crisis financiera de 2008.
Y como era de esperar las preocupaciones son distintas también respecto al ejercicio anterior. La preocupación por la situación sanitaria deja paso al nerviosismo que suscitan los altos niveles de inflación, la volatilidad económica y los conflictos geopolíticos, con la guerra de Ucrania como telón de fondo.
Los directivos españoles señalan a la regulación como el principal desafío
Los directivos españoles se plantean retos similares, aunque más del 70% de los entrevistados creen que el impacto en la rentabilidad de sus empresas de la regulación es uno de sus mayores desafíos.
Así el informe pone sobre la mesa que en los próximos doce meses los altos ejecutivos tienen previsto incrementar sus inversiones en ciberseguridad, ajustar sus cadenas de suministro y repensarse su presencia en algunos mercados o la entrada en otros nuevos.
En este marco, y de cara a responder al contexto económico, los líderes empresariales prevén ajustar costes y ampliar sus fuentes de ingresos. De hecho, más de la mitad de los ejecutivos reconocen que tienen previsto subir los precios de sus productos y el 48% apostará, además, por diversificar sus productos y servicios. Sin embargo, la mayoría no contempla tocar el empleo ni la remuneración de sus empleados, considerando que la falta de talento y determinadas capacidades seguirán planteando un reto en 2023.
Por último, llama la atención que el 40% de los entrevistados creen que sus empresas dejarán de ser viables en la próxima década precisamente por las tendencias disruptivas de los mercados.