
Con la inflación afectando a Estados Unidos y a las otras principales economías del mundo, muchos trabajadores estadounidenses pidieron subidas en sus salarios para soportar mejor el golpe de la inflación. De acuerdo la reciente encuesta que llevó a cabo CNBC Make It, un mismo porcentaje de empleados y empleadas pidió un aumento a sus jefes, esto es, un 11% en ambos sexos.
Los trabajadores del país han tratado de aumentar sus ingresos para enfrentarse a la inflación, y una manera de hacerlo era mediante mayores remuneraciones por sus trabajos habituales. Pero la misma encuesta muestra una situación desigual: mientras el 59% de los hombres obtuvo esa deseada subida de sueldo, en el caso de las mujeres el porcentaje baja a un 52%.
De acuerdo con las estimaciones de la Oficina del Censo de los Estados Unidos, las mujeres cobran 82 centavos por cada dólar que ingresan los hombres en el país. Esta diferencia, además, se ensancharía en el caso de muchas mujeres de color.
Otros datos importantes de la encuesta
Según la encuesta de CNBC Make It, que preguntó a cerca de 5.120 adultos estadounidenses, las mujeres tienden más a trabajos a tiempo parcial, o incluso a situaciones de desempleo, que sus compañeros. También son mayoría en trabajos peor remunerados, en sectores de mayor inestabilidad que se resintieron durante la pandemia.
Además, su mayor implicación en el cuidado de los hijos complicó también el que pudieran recuperar parte del trabajo perdido. La misma encuesta también indicaba que casi la mitad de las mujeres ganan menos de 50.000 dólares anuales, lo que solo le sucede a 1 de cada 3 hombres. Algo similar sucede con las personas que no identificaron su género. Cabe añadir que el 44% de las mujeres afirma que está lejos de poseer fondos suficientes para jubilarse, frente al 33% de los hombres.
Al atender a las razones por las que se negaron los aumentos salariales, estas apenas diferían en ambos sexos. Al 35% de los empleados no se les dio ningún motivo, mientras que al 22% se les comentó que el presupuesto de la organización lo impedía, o al 15% se les comentó que no eran idóneos para recibir tal aumento. Finalmente, a un 8% se le comentó que no era el momento adecuado para aumentar su remuneración.
Esfuerzos legislativos para remediarlo
Desde la Ley de Igualdad de Salario de 1963, está prohibida la discriminación salarial en el país por razón de sexo, pero décadas después siguen sin corregirse del todo las prácticas de remuneración desigual. Los legisladores trataron de dar otro paso adelante en 1997, con la Ley de Justicia de Pago, pero los progresos han sido escasos.
Recientemente, varios Estados y ciudades del país publicaron leyes de transparencia de pago, las cuales obligan al empleador a mostrar las oscilaciones en los salarios de los empleos que ofrecen. De hecho, para varios economistas esta transparencia puede ser de gran ayuda para acabar con la discriminación salarial.
Pero no todos los investigadores creen que esta última legislación estará relacionada con el fin de las prácticas de pago desigual, y otros piensan que su aparición no será más que la primera piedra para acabar con las desigualdades, y no una medida triunfal.