
El músculo inversor colapsará en 2023. La mayoría de las previsiones de las entidades españoles prevé un estancamiento de la formación bruta de capital fijo el año que viene, lastrada por el freno absoluto de la compra de equipos y otros productos, que Funcas ubica en el 0,1%. El indicador se apagará al ritmo que lo hará la economía española, la OCDE estima que España apenas crecerá al 1,3%.
"En 2023, el crecimiento del PIB se moderará muy significativamente, hasta situarse en el 1,4%, a resultas de la debilidad de la actividad en el segundo semestre de este año y en el primer trimestre del próximo", apunta el Banco de España en su último informe de proyecciones macroeconómicas. El regulador pronostica una aportación mínima de la inversión productiva a la actividad el año que viene. "Es muy sensible a la desaceleración económica", afirma Raymond Torres, director de Coyuntura Económica de Funcas. La entidad pronostica un leve crecimiento del 0,7% del PIB en 2023.
La caída de las adquisiciones destinadas a la fabricación de bienes responde al endurecimiento de las condiciones de financiación decretadas por el Banco Central Europeo (BCE) como receta para luchar contra la crisis de precios asola a la Unión Europea. "Las entidades van a ser mas exigentes para financiar las compras de equipo, en un entorno en el que la política monetaria ha dado un giro importante que va a continuar en el medio plazo", asegura Torres.
El previsible deterioro de la inversión productiva caerá bajo el enorme peso de la galopante inflación que seguirá adherida a la economía comunitaria en 2023. A pesar de la senda bajista en la que ha entrado el IPC español durante los últimos meses, el índice subyacente sigue mostrando un avance crónico. Según el indicador adelantado, cerrará noviembre en 6,3%, solo cinco décimas por debajo de la tasa general. El nivel esconde un incremento del precio de los productos que resiste a los efectos del abaratamiento de la energía previo al invierno. Según los datos publicados por Funcas, 2022 podría concluir con un índice de formación bruta de capital fijo de equipo del 5,5%, síntoma del acelerón de la inversión previa a un complicado año.
"Las mayores tasas de inflación proyectadas, las condiciones de financiación menos favorables, las dificultades para que las empresas de las ramas más afectadas por el recrudecimiento de la crisis energética desarrollen su actividad, el aumento de la incertidumbre y el debilitamiento de la demanda global son factores que contribuyen a explicar esta notable revisión a la baja del crecimiento del próximo año", afirma el Banco de España.
El paraguas de los fondos europeos
Los cálculos son pesimistas, pero existe un salvavidas al que la inversión se podrá agarrar. Todo depende de la buena gestión que los gobiernos central y autonómicos hagan de los fondos Next Generation. "Aunque la ejecución de los fondos del NGEU está siendo más lenta de lo que se esperaba cuando se aprobó el Plan de Recuperación, se espera que a final de 2026 se sitúe cercana al 100% de lo planificado, y que siga sosteniendo una parte de la inversión", afirma Félix Lores de BBVA Research.
La financiación europea se presenta como el asidero económico. La entidad calcula que las ayudas europeas podrían tener un impacto de 1,5 puntos básicos sobre el crecimiento del PIB en 2023, y de 2,5 puntos entre los años 2024 y 2026. No obstante, en sus pronósticos difundidos el pasado jueves, el banco reconoce que si España no contara con el esfuerzo de inversión pública previsto, "la evolución del PIB estaría más cerca de la contracción que de un moderado crecimiento". La ejecución de los fondos lleva cierto retraso con respecto a las metas previstas.
Hasta octubre, se han licitado contratos por importe equivalente a más del 43% del total del gasto programado. De ellos, casi un 32% se han adjudicado. "Parece que la ejecución ha tomado ya una velocidad de crucero, y que mejores a lo largo del año que viene", añade el director de Coyuntura de Funcas.
La recesión en Europa
La contracción económica que los organismos internaciones si vaticinan para los grandes países europeos, podrá un palo en la rueda de la inversión productiva. Alemania sufrirá una contracción del 0,6% el año que viene, según los cálculos de otoño difundidos por la Comisión Europea.
Los analistas del Ejecutivo comunitario consideran que "las exportaciones sufrían persistentes interrupciones comerciales agravadas por la guerra de agresión rusa contra Ucrania". Alemania vendió a España en 2019, año previo al Covid, productos por valor de 39.929 millones de euros, según la Dirección General de comercio. De ellos, casi un 13% fueron bienes de equipo, otro 10% correspondieron a productos de maquinaria industrial. A ello, se añade el fuerte impacto que la crisis energética ha tenido sobre la industria. Buena parte de los grupos españoles más importantes se han visto obligados a detener su actividad en momentos puntuales de este 2022, generando una caída de los ingresos con los que no contarán para adquirir maquinaria.
En contra, los cuellos de botella que han paralizado la actividad de sectores clave como la automoción, podrían seguir desatascándose durante los próximos meses. "Hay que tener en cuenta los menores obstáculos que se observan en el comercio a nivel mundial debido a las reducciones en el coste de transporte de mercancías, a la mayor disponibilidad de contenedores y a cierta mejora en los tiempos de espera para acceder a insumos en la industria", afirma Lores, del departamento de análisis de BBVA.