
La administración de Biden está llevando muy mal el acercamiento de Arabia Saudí a Rusia tras el anuncio de la OPEP+ de recortar la producción de petróleo. El acuerdo del cártel prevé bajar hasta dos barriles diarios, que se suma a los 100.00 barriles de reducción anunciados en septiembre.
Pero hay países que se van fuera de este marco acordado por el cártel y plantean bajar, por su cuenta, la producción del petróleo para que este aumente de precio. Arabia Saudí es uno de esos países, que ya cuenta con ciertos antecedentes cuando dejó de producir en plena era Covid-19. Por aquel entonces, concretamente el 20 de abrir de 2020, el barril de Brent tocó fondo situándose en los -37,6 dólares al cierre y Arabia Saudí hizo lo propio para que volviese a despegar el precio.
El analista Bobby Ghosh aseguraba en su columna de Bloomberg que la administración de Joe Biden "está conmocionada" ante tales acuerdos del cártel y ha advertido "repercusiones" especialmente contra Arabia Saudí, ya que cree que el gobernante de facto, el príncipe heredero Mohamed Bin Salam, es el principal instigador de esta rebaja de la producción, junto con el presidente ruso Vladimir Putin.
Ghosh apunta a que esas "repercusiones" que se hablan desde la Casa Blanca apuntan a la "conveniencia de vender armas a los saudíes", una reflexión aportada por uno de los pesos pesados de la política exterior estadounidense Chris Murphy. A esto se suma la legislación presentada por tres miembros de la Cámara de Representantes "que exige la retirada de las tropas estadounidenses y los sistemas de defensa antimisiles del reino y, en buena medida, de los emiratos Árabes Unidos".
La NOPEC salta a la palestra
El nombre de la NOPEC vuelve a sonar en Washington. "Muchos amenazan con revivir el proyecto", asegura Bobby Ghosh en su análisis para Bloomberg.
Esta Ley de No a los Cárteles Produtores y Exportadores de Petróleo es un proyecto de ley del Congreso de los Estados Unidos que se presentó por primera vez en el año 2000 y apuntaría directamente a todo el cártel de la OPEP+. Este documento pretende dotar al Departamento de Justicia de Estados Unidos de la potestad de emprender acciones judiciales amparándose en la legislación antimonopolio estadounidense por "intentos anticompetitivos de limitar la oferta de petróleo y su impacto en los precios del mismo".
Este proyecto de ley fue aprobado por un comité del Senado por 17 votos a favor y 4 en contra a comienzos del mes de mayo, pero la Casa Blanca ha dicho que consultaría al Congreso sobre otras alternativas y planteó su preocupación por las consecuencias de este documento.
Intento fallido de acercamiento
Está claro que todo este asunto ha abierto la brecha entre Estados Unidos y Arabia Saudí, aliados durante muchos años. Una brecha que Joe Biden intentó cerrar a mediados del mes de julio con una visita inesperada al reino saudí.
Esta cita se produjo durante la gira que Joe Biden hizo por Oriente Medio y causó un importante revuelo en suelo norteamericano. De hecho, el presidente tuvo que dar explicaciones en The Washington Post, donde definió la relación de su país con Arabia Saudí como "relación estratégica".
Las críticas vinieron dadas porque muchos sectores de la sociedad acusan a Riad de no estar en consonancia con los valores que exporta Estados Unidos de democracia y libertad, a lo que el presidente aseguró que establece una postura clara de "defensa de los Derechos Humanos".
Aún así, la parte más discordante de la sociedad tachó de "vergonzosa" la foto del saludo que se hicieron ambos dirigentes -Joe Biden y Mohamed Bin Salam- chocando el puño en señal amistosa. Todo esto después de que el presidente estadounidense llamase "paria" a Bin Salam porque, según las informaciones proporcionadas por el servicio de inteligencia estadounidense (CIA), éste ordenó la muerte del periodista Jamal Khashoggi.
El colaborador de opinión de The Whashington Post era muy crítico con el régimen saudí y según la información de la que se dispone, Khashoggi fue asesinado en el consulado de Arabia Saudí en Estambul. Fuentes turcas apuntan a que existen audios y grabaciones que demuestran que habría sido torturado y degollado para, posteriormente, ser descuartizado con una motosierra.
El caso es que Joe Biden intentó acercar posturas y enfriar la tensa relación que tienen ambos países, con el claro objetivo de que Bin Salam no se acerque a Putin para cortar la producción de petróleo ante la caída de la demanda provocada, en parte, por la subida de tipos de interés por parte de la Fed y el BCE.
En este sentido, Bobby Ghosh asegura que "la Casa Blanca sabía que se avecinaba un gran recorte" y por eso intentó que Yemen no se pusiese de acuerdo con Moscú y de ahí que Biden desplegase todas sus armas diplomáticas al respecto.
Pero Ghosh cree que es un error que Washington se tome los recortes de producción como "un golpe en el ojo" o incluso como "un desaire personal" y debería asumirlo como "un obstáculo para la recuperación económica mundial", ya que hay países en desarrollo que no tienen una Reserva Estratégica de Petróleo y por eso "Biden debería señalar que los pobres sufrirán de manera desproporcionada".