
Acuerdo político para que los ciudadanos rusos dejen de tener facilidades para obtener visados de entrada a la Unión Europea. Los ministros de Exteriores europeos reunidos este miércoles en Praga han sellado este acuerdo que, sin embargo, no implica el veto total al turista ruso como intentaban conseguir varios países, sobre todo los fronterizos. En este caso, el Alto Representante de la UE, Josep Borrell, ha asegurado que estos socios podrán tomar medidas nacionales para ir más allá en las restricciones, una opción que en realidad ya podían escoger porque la concesión de visados es competencia nacional.
"Los estados miembros consideran que no pueden seguir las cosas como hasta ahora. Hemos acordado políticamente que debemos hacer algo", ha sentenciado el jefe de la diplomacia comunitaria. El acuerdo es en realidad un paso intermedio que busca aplacar las demandas internas y evitar la división, pues varios países fronterizos ya habían avisado que tomarían medidas unilateralmente si no se llegaba a un acuerdo a nivel europeo.
El acuerdo de facilitación de visados con Rusia se remonta a 2007 y ya se suspendió parcialmente con el inicio de la invasión de Ucrania para impedir la entrada de representantes o cómplices del régimen.
"El número de visados se reducirá"
Suspender el acuerdo de visados implica "encarecer y alargar" el proceso de concesión de los permisos. La concesión de cada uno se analizará individualmente y, por tanto, ha dicho Borrell, "se reducirá significativamente" el número. El exministro español ha aclarado también que el acuerdo permitirá a su vez evitar el llamado "shopping" de visados, es decir que los ciudadanos rusos puedan aprovechar la falta de coordinación entre países para obtener permisos de viaje.
El mismo Borrell ha admitido que algunos estados están sufriendo un incremento considerable de entradas de ciudadanos con pasaporte ruso por la vía terrestre, un hecho que considera un "desafío para su seguridad nacional". Por ello, ha dejado claro que estos gobiernos tienen carta blanca para ser más restrictivos con la concesión de visados siempre que respeten las normas de Schengen, es decir que se tramiten correctamente las peticiones de asilo, por ejemplo. Tanto Bruselas como Berlín, Madrid o París pedían no cerrar absolutamente la puerta a ciudadanos rusos, no solo por los intereses turísticos de algunos países, si no por no dejar fuera profesionales, estudiantes o ciudadanos que se oponen al régimen de Putin.
Aunque no se va tan lejos como gobiernos como el polaco, finlandés o los bálticos pedían, los ministros de Exteriores también han decidido pedir a la Comisión Europea que estudie el número de visados ya emitidos, para adoptar "posibles restricciones". Por otro lado, los pasaportes rusos emitidos en territorios ocupados, no se aceptarán como válidos en la UE.