
Una nueva crisis política arrasa con la estabilidad de Italia y la sostenibilidad de su enorme deuda. El populista Movimiento 5 Estrellas (M5E) no votó ayer la moción de confianza sobre el plan de estímulo económico propuesto por el Gobierno de Mario Draghi, llevando al primer ministro a presentar su dimisión y desencadenando la reacción de los mercados. Los inversores, de hecho, veían en el expresidente del Banco Central Europeo la única garantía frente a una deuda pública que supera el 150 por ciento del PIB y los 2,7 billones de euros. Las dimisiones de Draghi tuvieron consecuencias inmediatas sobre los mercados financieros. Los valores de la banca hundieron la Bolsa de Milán por el miedo a una subida de la prima de riesgo: el FTSE MIB cayó un 3,4 por ciento, con Unicredit que perdió más del 6 por ciento, y otras entidades importantes como Mediobanca, Banco BPM o Intesa SanPaolo entre el 4,5 y el 5,5 por ciento. Mientras tanto, el diferencial subió hasta los 207 puntos básicos, en los máximos desde el nacimiento del Gobierno de Draghi en febrero de 2021. La rentabilidad del bono italiano a 10 años se acercó al 3.24 por ciento.
Fondos y reformas en vilo
Italia se precipita así en la cuarta crisis política en los últimos 4 años. Draghi, que preside un gabinete apoyado por una amplia coalición (con la excepción de Hermanos de Italia), ayer logró igualmente superar la moción de confianza, pero decidió dimitir al entrar en crisis el proyecto de "unidad nacional" por el que el expresidente del BCE aceptó ser nombrado primer ministro. El exbanquero explicará su decisión el próximo miércoles en un discurso delante del Parlamento. Analistas y políticos barajan diferentes hipótesis sobre la solución de esta crisis: el adiós definitivo a la política por parte del banquero, harto de la irresponsabilidad de los partidos o un nuevo acuerdo entre las fuerzas políticas para que Draghi siga liderando el país hasta las generales de la próxima primavera. Igual que en el fútbol "siempre hay una prórroga" es la previsión de Giancarlo Giorgetti, ministro de Desarrollo Económico, ya que varios partidos estarían dispuestos a votar otro Ejecutivo liderado por el exbanquero, si este fuera disponible.
Draghi fue llamado a la presidencia del Gobierno hace año y medio por Mattarella, después del enésimo conflicto entre las fuerzas políticas. Su Ejecutivo de amplia coalición nació para superar la pandemia y llevar a cabo las reformas vinculadas al plan europeo de recuperación. Este año Italia, si cumple con los compromisos, tiene que recibir 40.000 millones de euros. Se trata de recursos fundamentales para estimular a una economía arrasada por la pandemia. De hecho, tras la erogación de los primeros préstamos y subsidios y a pesar de la guerra en Ucrania, Italia está consiguiendo recuperarse. Según el titular de Economía, Daniele Franco, el PIB crecerá un 3 por ciento en 2022; según la Comisión Europea que acaba de revisar sus previsiones a la alza el progreso será del 2.9 por ciento. Sin embargo, la caída del Gobierno echa a perder los esfuerzos de los últimos meses: el plan de estímulo boicoteado ayer por el M5E preveía 10.000 millones de ayudas a familias y empresas justo para enfrentarse a la subida de los precios y no perjudicar al crecimiento económico.
La crisis del populismo
Con las dimisiones de Mario Draghi, la política italiana vuelve atrás de dos años. Igual que en 2019 un partido populista decide abrir una crisis de Gobierno sin otra razón aparente que su conveniencia electoral. Si hace por aquel entonces fue el derechista Matteo Salvini quien derrumbó a Giuseppe Conte, primer ministro por el Movimiento 5 Estrellas (M5E), ahora es el mismo Conte quien derriba al Gobierno de unidad nacional de Draghi. La fuerza populista no votó ayer el plan de estímulo del Gobierno porque no incluye la prórroga a los incentivos para la rehabilitación energética de las viviendas, medida aprobada por el anterior Ejecutivo "5 Estrellas", y al contrario otorga el visto bueno al incinerador de basura de Roma, criticado por el M5E. Los analistas políticos transalpinos indican, sin embargo, que la verdadera razón de la ruptura es la crisis interna del Movimiento populista que arrasó en las generales de 2018, ganando más del 32 por ciento con un programa antisistema. El M5E ahora, según YouTrend que calcula el promedio de las encuestas políticas, ha caído al 10,6 por ciento y lucha para sobrevivir y tener relevancia en el panorama político nacional. La caída del Gobierno de Mario Draghi, parece la consecuencia del esfuerzo del Movimiento para rehabilitar su imagen radical frente a un electorado desilusionado, después de una legislatura en la que los populistas "anti-partidos" han gobernado con todas las demás fuerzas políticas en tres diferentes Gobiernos.