
El Instituto Nacional de Estadística (INE) ha publicado este miércoles la Encuesta de Condiciones de Vida (ECV) de 2021 que indica que el porcentaje de población en riesgo de pobreza o exclusión social aumentó el año pasado hasta el 27,8%, 0,8 puntos más que el dato registrado en 2020 y el nivel más alto desde 2016. Según la misma estadística, los ingresos medios por persona también cayeron -estos en datos de 2020- por primera vez en ocho años. A falta de conocer cuánto ingresaron en 2021, lo cierto es que la pérdida de capacidad económica que afronta un alto porcentaje de hogares deriva en una especie de tetris en el que gana la partida quien consigue cuadrar el pago de los gastos. Los problemas se disparan con los recibos relacionados con la vivienda.
Dos de los tres indicadores con los que la encuesta mide el riesgo, ya bajo la nueva definición de tasa de riesgo de pobreza o exclusión social AROPE (At Risk Of Poverty or social Exclusion), subieron. Lo hizo el porcentaje de población en situación de baja intensidad en el empleo, que avanzó del 10% en 2020 al 11,6% en 2021, y el de población en riesgo de pobreza, al pasar del 21% al 21,7%. La tercera variable, el porcentaje de personas residentes en hogares con carencia material y social severa, se redujo hasta el 8,3% en 2021, dos décimas menos que el año anterior.
Este último indicador mide lo que pueden o no permitirse las hogares, desde irse de vacaciones, a comprar carne o poner la calefacción. Aquí aparece un dato relevante: el 14,4% del total de hogares analizados tuvo retrasos en el pago de gastos relacionados con la vivienda principal o en compras a plazos en los últimos 12 meses, nueve décimas más que en 2020. Si se analizan solo los problemas con el pago de gastos relacionados con la vivienda principal (hipoteca o alquiler, recibos de gas, comunidad...), el 11% de los hogares no pudo hacer el desembolso en tiempo. Desde el inicio de la serie, en 2004, no se había dado un porcentaje tan alto.
Menos personas pudieron aclimatar la vivienda
Los esfuerzos en los hogares para ajustar los gastos son evidentes. También creció, hasta el 14,3%, el número de hogares que no pudo permitirse mantener la vivienda con una temperatura adecuada: 3,4 puntos más que en 2020.
Otras carencias, sin embargo, mejoraron en 2021. El total de hogares que no pudo irse de vacaciones al menos una semana ese año se situó en el 32,8% frente al 34,4% de 2020. También decreció el número de personas que no pudo permitirse una comida de carne, pollo o pescado al menos cada dos días: no fue posible para un 5,1%, cuatro décimas menos que el año anterior. El último indicador que mejora, desde el 35,4% de 2020, es el de los gastos imprevistos, que desbordaron a un 33,6% de los hogares que no tuvieron capacidad para afrontarlos.
El porcentaje de población que manifestó llegar a fin de mes con "mucha dificultad" en 2021 también recoge cierta mejoría al situarse en el 8,8%, 1,2 puntos inferior al registrado el año anterior.
El ingreso medio por persona cae por primera vez desde 2013
En cuanto a los ingresos (estos datos son referidos a 2020) el ingreso medio por hogar es situó en 30.522 euros, bajando con respecto a los 30.690 de 2019. Por persona, el ingreso medio alcanzó los 12.269 euros, un 0,2% menos que el año anterior en la que es su primera caída desde el año 2013.
Según los criterios de Eurostat, el umbral de riesgo de pobreza se fija en el 60% de la mediana de los ingresos por unidad de consumo de las personas, por lo que al crecer los ingresos por persona también aumenta el umbral de riesgo de pobreza.
El umbral de riesgo de pobreza para los hogares de una persona fijado para 2021 (calculado con los datos de ingresos de 2020) se situó en 9.535 euros, un 0,9% menos que el estimado en el año anterior. En hogares compuestos por dos adultos y dos menores de 14 años, dicho umbral fue de 20.024 euros.