
El pasado otoño, 136 países acordaron aplicar un impuesto mínimo de sociedades del 15% para las grandes multinacionales. Pero ocho meses después la Unión Europea no ha sido capaz de aprobar su aplicación para que entre en vigor en territorio comunitario a partir de 2023, como fijaba el compromiso. Hasta ahora había sido Polonia quien impedía el acuerdo, pero la aprobación de su plan de recuperación ha servido para sumarla al carro. Sin embargo, este viernes ha sido Hungría quien ha torpedeado el acuerdo.
Los ministros de Finanzas de la UE se han reunido este viernes en Luxemburgo ya con pocas esperanzas de salvar el acuerdo porque solo horas antes Hungría anunciaba su intención de veto. El acuerdo parecía más que posible a inicios de semana, después que la Comisión Europea diera luz verde al plan de recuperación de Polonia pese a sus incumplimientos al estado de derecho.
Bruselas ha defendido este paso a pesar de las enormes reticencias que ha provocado y asegura que servirá para garantizar justamente que Varsovia haga las reformas necesarias. Los Veintisiete lo han ratificado este viernes, aunque Países Bajos se ha abstenido.
Pero ahora es Hungría quien busca sacar rédito a esta negociación. Su ministro de Finanzas, Mihaly Varga, se ha escudado en el contexto de guerra para impedirlo: "En estas circunstancias causaría graves daños a las economías europeas". Al ser una medida de política fiscal, es necesaria la unanimidad, así que el veto de Hungría deja con muy pocas opciones el objetivo de la presidencia francesa de sacar adelante el acuerdo antes de que termine su mandato a finales de junio.
Por eso ante este fracaso, el ministro de Finanzas francés, Bruno Le Maire, ha recordado que la UE debe avanzar hacia la mayoría cualificada para tomar decisiones fiscales y evitar estos chantajes gracias a la posibilidad de veto. Le Maire ha asegurado que lo seguirá intentando el poco tiempo que le queda de presidencia y aseguró que ya no quedan "problemas técnicos", dejando claro que los motivos de Hungría para impedir el acuerdo son insuficientes.
Se trata del segundo pilar del acuerdo de la OCDE, el que fija un mínimo del 15% del impuesto de sociedades para multinacionales con ingresos anuales superiores a los 750 millones de euros. Luego, está el primer pilar del acuerdo, que busca gravar al sector digital. La vinculación entre las dos patas del acuerdo era el principal punto de fricción durante las negociaciones, porqué Polonia pedía avanzar simultáneamente en los dos ámbitos. El compromiso europeo implicaría ahora más margen de implementación del 15% y el compromiso que se presionará la OCDE para avanzar en el segundo pilar.