"No hace falta ser abogado para saber que saltarse unilateralmente un acuerdo está mal", esgrimía con visible hastío una fuente comunitaria en referencia a la ley presentada por el gobierno británico para romper parte del acuerdo del Brexit. La Comisión Europea ha hecho efectiva este miércoles la amenaza y activa una ofensiva judicial contra el Reino Unido después que el gobierno de Boris Johnson presentara el proyecto de ley con el que prevé saltarse parte del acuerdo del Brexit. "Es ilegal", ha reblado el vicepresidente de la Comisión, Maros Sefcovic, que ha anunciado hasta tres acciones legales contra Londres.
Así pues, el ejecutivo comunitario reabre un proceso de infracción que había emprendido ya el marzo del año pasado contra el Reino Unido por no implementar correctamente los controles fitosanitarios fijados en el protocolo de Irlanda. Tal proceso había sido congelado a petición del mismo gobierno de Johnson con el objetivo de recuperar la vía del diálogo, pero con el último paso de Londres Bruselas interpreta que el primer ministro británico ha torpedeado esta suspensión.
Bruselas retoma de este modo la vía judicial, pero no se queda aquí. Se inician también dos nuevos procesos de infracción, uno por no llevar a cabo los controles acordados y ni siquiera proporcionar la infraestructura necesaria para hacerlo y otro por no aportar los datos y estadísticas necesarios sobre el comercio entre las partes.
El papel del TJUE
A la práctica son advertencias formales que la Comisión envía al gobierno de Johnson y ante las cuales los británicos deben responder satisfactoriamente antes de dos meses. De no ser así, Bruselas remitirá el caso al Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) que podría fijar un castigo económico ante el incumplimiento. Sin embargo, uno de los desafíos del Reino Unido es justamente el no reconocimiento del TJUE como árbitro en este tipo de disputas, lo cual puede llevar el conflicto a una situación todavía más complicada.
Ante este posible escenario, fuentes comunitarias evitan concretar qué pasos se tomarían en Bruselas pero aseguran que sería "proporcional y firme" como han sido todas las reacciones hasta ahora. La Unión Europea insiste en buscar y ofrecer todos los espacios de maniobra habidos y por haber dentro de los márgenes del acuerdo en base a una oferta que ya presentó el pasado octubre y que implica reducir hasta un 80% la burocracia en los controles aduaneros que Londres ve imposibles de aplicar.
De hecho, un Sefcovic contundente ha mostrado las tres páginas de formulario que la UE ha propuesto para que los transportistas deban rellenar para cumplir los controles y, por tanto, el protocolo. "No son trescientas, son tres páginas, nuestras propuestas solo buscan la simplificación", ha aclarado el vicepresidente comunitario reprochando a su vez al Reino Unido que no se haya sentado en la mesa para abordar la situación desde febrero.
Bruselas tiene claro que no cumplir el protocolo de Irlanda o el simple hecho de aprobar una ley que contempla la posibilidad de incumplirlo es una "violación de la ley internacional" y considera "inaceptable" que Johnson quiera fijar unilateralmente qué tipo de bienes entran en el mercado único europeo. "No vamos a renegociar", ha concluido de nuevo Sefcovic.