
En 2021 los costes laborales medios por hora en el conjunto de la economía alcanzaron 29,10 euros en la UE y en 32,80 euros en la zona euro, frente a 28,60 y 32,40 euros, respectivamente, en 2020, según las cifras de Eurostat.
España se situó el año pasado en el puesto 12 de 27, la mitad de la tabla, según sus costes laborales, con 22,90 euros la hora de media por cada trabajador, un 0,3% menos que en 2020. En los extremos de la tabla se encuentran Dinamarca, donde la hora trabajada cuesta 46,90 euros y Bulgaria, con apenas 7 euros.
Como se observa en el gráfico, en España el coste laboral por hora es inferior al de las grandes potencias como Países Bajos (38,30 euros), Francia (37,90 euros), Alemania (37,20 euros) o Italia (29,30 euros), y solo supera a los países del este y a Portugal (16 euros).
Si se desmenuza lo que paga un empresario por sus trabajadores en España, el 25,9% son costes no salariales. Esta cuarta parte es la que se dedica a pagar impuestos y cotizaciones, y España ocupa la sexta posición de 27. En Francia y Suecia los costes no salariales representan más del 30% del coste total del empleado, mientras que los costes no salariales más bajos se registran en Lituania (3,7%), Rumanía (4,9%) e Irlanda (8,7%).
Esto en costes relativos, porque en costes totales los empresarios españoles dedican 5,90 euros cada hora a sufragar los costes no laborales de sus trabajadores, por debajo de la media europea (7,20 euros).
Por sectores, los costes laborales por hora en la Unión Europea en 2021 quedaron así. En la industria de 29,10 euros (24,60 euros en España), en la construcción de 26 euros (20 euros en España), en los servicios de 28,80 euros (21,90 euros en España).
En el cálculo del coste por hora trabajada, la Comisión Europea tiene en cuenta el gasto total que soportan los empresarios para emplear personal en los negocios de más de 10 trabajadores. En esa suma se incluyen los costes salariales (sueldo, primas por productividad y remuneraciones en especie) y los no salariales (cotizaciones e impuestos), y se restan las subvenciones que reciben los empresarios destinadas a reembolsar una parte o la totalidad del coste del trabajador. En la estadística no se incluyen los costes del sector primario por su volatilidad y los empleados de la administración pública.