
Pese a que, con la denominación y configuración actual, nació a finales del Siglo XIX, la historia del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) se remonta a la Antigua Mesopotamia, al año 1750 antes de Cristo. El Código de Hammurabi, uno de los conjuntos de leyes más antiguos que se han encontrado, recoge en su texto el primer vestigio de regulación de los salarios.
Aunque es conocido por la aplicación de la ley del talión y ser también uno de los más tempranos ejemplos del principio de presunción de inocencia, pocos conocen su aportación al mundo laboral. El Código fija por primera vez la responsabilidad mutua del amo y del obrero. De esta forma, el trabajador tiene que recibir un salario mínimo y tres días de vacaciones cada mes, una muestra de la sistematizada y estructurada sociedad que reflejan estas leyes.
Muchos siglos después, el Derecho Romano también reguló ciertos salarios. Durante la segunda mitad del Siglo III, el Imperio sufre una grave crisis con guerras civiles, la presión de los bárbaros o la peste. Esta situación provocó una profunda depresión económica. En el año 301, Diocleciano promulgó un Edicto de Precio Máximos para estabilizar la moneda. El edicto recogía los salarios para varios trabajadores. Por ejemplo, el trabajador agrícola recibiría 25 denarios al día; el carpintero o albañil 50 al día; el pintor de brocha gorda 75 al día; el pintor de arte 150 al día; el tejedor de lana 175 por manto; o el panadero 50 al día.
Estos son dos ejemplos de cómo, desde el principio de las civilizaciones, existió un afán por regular los precios y los salarios. No es algo nuevo, pese a que, según los especialistas, el SMI fue establecido por primera vez en Australia y Nueva Zelanda en el siglo XIX.
Según Gerald Starr, en su obra Minimum wage fixing: an international review of practices and problems, la regulación del salario mínimo fue establecida por primera vez en el estado australiano de Victoria, en la Employers and Employes Act de 1890. La regulación fue consecuencia de levantamientos obreros para recriminar y legalizar un salario mínimo a percibir por un trabajo realizado. Desde ese momento, diferentes movimientos obreros y sindicatos de trabajadores y otros colectivos han estado presentes en la legalización y establecimiento del concepto salario mínimo en prácticamente todos los países del mundo, con diferentes resultados, según Martha Roth.
Según estos mecanismos, el salario mínimo debe garantizar al trabajador el acceso a la vivienda, los artículos en la canasta básica de alimentos, así como la compra de vestuario, transporte y útiles escolares para sus hijos. El establecimiento de un salario mínimo, sumado a la reducción de la jornada laboral a no más de ocho horas diarias y a no más de 40 horas semanales, estaba pensado para incrementar notablemente el nivel de vida de las familias de la clase trabajadora y pasar a formar parte de la clase media.
El SMI en España
La historia del Salario Mínimo Interprofesional, tal y como se conoce hoy, en España nace con Franco. Con la implantación por ley de los convenios colectivos en 1958, el primer SMI español aparece en enero de 1963. ¿Su cuantía? 1.800 pesetas mensuales, lo que equivale ahora mismo a unos 10,8 euros.
Después, vino la primera indexación al IPC, por llamarlo de alguna manera. En 1967, el Ministerio de Trabajo franquista comenzó a elevarlo anualmente, con el mismo argumento que hoy emplea el Gobierno socialista: para evitar la pérdida de poder adquisitivo. Ese año el SMI experimentó un incremento del 39,8 %, hasta llegar a las 2.500 pesetas. En los años siguientes las subidas fueron más moderadas. El SMI quedó en 1968 establecido en 2.875 pesetas. En 1969 la cuantía ascendió a las 3.060 pesetas y en 1970 esta llegó a las 3.600 pesetas. En 1975 llegó a quintuplicar el valor establecido en 1966. Llegó a las 8.400 pesetas mensuales.
En plena transición, con la aparición de los actuales sindicatos, Comisiones Obreras (CCOO) y la Unión General de Trabajadores (UGT), el salario mínimo aumenta hasta un 205%. Durante el Ejecutivo de Leopoldo Calvo-Sotelo (UCD), sucesor de Adolfo Suárez, el salario mínimo terminó en las 25.625 pesetas (153,98 euros).
La mayor subida de la democracia llegó con Yolanda Díaz, en 2019 aprobó un alza del 22%
La crisis de principios de los 90 y la entrada de España en la Unión Europea frena las subidas del SMI durante varios años. Desde 1998 y hasta 2004 se experimenta un incremento de apenas un 12,62%, llegando a los 460,5 euros.
Con la llegada de José Luis Rodríguez Zapatero al Gobierno, el salario mínimo avanza de los 513 euros al mes en 2005 hasta los 600 euros en 2008. En diciembre de 2011, el Gobierno de Mariano Rajoy congeló el salario mínimo interprofesional por primera vez desde su implantación. En diciembre de 2013, se volvió a tomar la decisión de congelar el salario mínimo. Tras años de pequeñas subidas o congelaciones en el salario mínimo, en diciembre de 2016, se acordó la subida de un 8% del salario mínimo, la mayor en 30 años.?Para 2017, fue fijado en 23,59 euros al día y 707,70 euros al mes, más dos pagas extraordinarias.
La mayor subida llegó en 2019. El Gobierno de Pedro Sánchez aprobó el mayor aumento de la democracia, un 22%. El SMI quedó entonces fijado en 30 euros al día y 900 euros al mes si se divide en 14 pagas, 1.050 euros al mes si se divide en 12 pagas, sin extras. Esta cantidad se refiere al salario bruto, correspondiente a un trabajo a jornada completa, 40 horas semanales. Si se realizase una jornada inferior, se percibirá a prorrata.
Ahora, la ministra Yolanda Díaz quiere otra subida importante y llegar a los 1.000 euros, con la patronal en contra. ¿Lo logrará?