
Tras el paso atrás de Silvio Berlusconi, que el pasado sábado anunció su renuncia a la candidatura para la Presidencia de la República, los partidos políticos jugaron ayer a cartas cubiertas durante la primera votación para el nuevo jefe de Estado. Las primeras tres votaciones, en las que se necesita una mayoría de dos tercios de la plenaria -formada por diputados, senadores y representantes regionales-, suelen ser utilizadas para medir fuerzas y buscar acuerdos. Ayer, todas las principales formaciones votaron en blanco, mientras sus líderes se reunían entre sí para dibujar la estrategia de los próximos días.
Desde la cuarta votación, que se celebrará el jueves, solo es necesaria la mayoría absoluta. Este es el momento en el que generalmente los partidos italianos descubren sus verdaderas intenciones.
El favorito, según los analistas, sigue siendo el primer ministro, Mario Draghi. Su nombramiento a la Jefatura del Estado sin embargo dejaría a la política transalpina con un problema enorme: sustituirle en la presidencia de Gobierno durante el último año de la legislatura, un periodo crucial para la actuación del Plan de recuperación que cuesta casi 200.000 millones de euros de fondos europeos.
De hecho la elección del expresidente del BCE a la Presidencia de la República conllevaría la caída automática de su Gobierno y la necesidad de formar otro Ejecutivo con brevedad. Pero cambiar el frágil equilibrio que hace un año llevó a la formación de un gabinete de unidad nacional apoyado por todos los partidos, con la excepción del post-fascista Hermanos de Italia, presenta el riesgo de una temporada de inestabilidad política que pondría en peligro la recuperación económica y la credibilidad recién ganada por el país en los mercados.
Por esto, si llegaran a un acuerdo para nombrar a Draghi presidente de la República, los partidos tendrán que sellar otro pacto paralelo para la formación del nuevo Gobierno ya que la mayoría de los líderes políticos prefiere evitar elecciones anticipadas. La solución más sencilla sería encontrar un sustituto con un perfil parecido al de Draghi; es decir, un tecnócrata que siga a la cabeza de un Ejecutivo idéntico al actual.
Los nombres que filtra la prensa son los de la ministra de Justicia, Marta Cartabia, expresidenta del Tribunal Constitucional –que aparece también entre los candidatos a la Presidencia de la República y ayer fue votada por el centro– y el de la diplomática Elisabetta Belloni, alta funcionaria del Ministerio de Exteriores, recién nombrada por Draghi como directora del DIS, el departamento que coordina la inteligencia transalpina. También se cita a Vittorio Colao, ex consejero delegado de Vodafone y actual ministro de Innovación.