
La crisis del gas en Europa tiene un nuevo foco de discordia: el campo de gas de Groningen, en Países Bajos. El Gobierno holandés informó la semana pasada de que duplicará la producción en el que hace años fue el mayor productor de Europa, un cambio de planes drástico que aleja la hoja de ruta de acabar con la producción en una zona de riesgo sísmico.
Según indicó el ministro de Asunto Económicos, Stef Blok, y recoge Reuters, el Gobierno espera aumentar la cantidad de gas este año (octubre 2021-septiembre 2022) hasta 7.600 millones de metros cúbicos (BCM), el doble de la estimación previa.
Países Bajos ha estado reduciendo paulatinamente la producción en Groningen, como consecuencia de los daños a la zona y los terremotos que provocó en ella en la pasada década. Sin embargo, la falta de suministro ante el aumento esperado de la demanda ha llevado al Ejecutivo holandés a recular en su plan, aunque la decisión definitiva se tomará en abril.
También ha influido en la decisión el retraso en la puesta en marcha de tratamiento del gas importado de Noruega y Rusia con destino a los hogares holandeses.
Movimiento ciudadano contra el campo de Groninger
El Movimiento del Suelo de Groninger (GBB) ha emitido un comunicado en contra de la decisión de abrir más el grifo del gas por la "falta de seguridad" para los ciudadanos.
Según explican, en noviembre del año pasado hubo temblores más severos de lo esperado. "Podemos concluir que Groningen todavía no es seguro". Más allá de que, indican, más del 90% de las viviendas de la zona no han sido evaluadas ni, en su caso, reforzadas como medida de prevención.
El cambio de planes ha sorprendido porque llega tras años de debates y medidas para frenar la producción en el campo. En 2018, el gobierno holandés decidió que la producción en Groningen se suspendería en 2030, reduciéndola en un primer tramo dos tercios hasta 2021-2022. Hasta tomar la decisión definitiva, las autoridades habían ido limitando la producción en el campo por los movimientos sísmicos, pero los riesgos y costes se hicieron inaceptables.
La situación de escasez a la que se enfrentan lo países europeos ha dado un giro de 180 grados al planteamiento, al menos durante este año. "La gente en Groningen vive en la incertidumbre y está preocupada por su futuro", aseguran desde GBB.
Mientras el foco se vuelve hacia Países Bajos, las dudas en torno al Nord Stream 2, el mega oleoducto que transportará gas de Rusia a Alemania, siguen presentes. El gaseoducto, listo para operar y lleno, sigue parado a la espera de que Gazprom, principal operador, cumpla las condiciones legales exigidas por Alemania para obtener la certificación.