Desde la Tax Foundation, un think tank con sede en Washington, su economista, Cristina Enache, explica en un análisis que el escenario macroeconómico sobre el que se han elaborado los Presupuestos para 2022 "parece demasiado optimista". Según justifica, a principios de la semana pasada, el Banco de España revisó a la baja sus previsiones para la economía española, esperando que el PIB aumente un 6,3 por ciento para 2021 y un 5,9 por ciento en 2022. Esto se produce después de que el Fondo Monetario Internacional también revisara sus previsiones, concluyendo que en 2021 el PIB español subirá un 5,7 por ciento.
"Mientras otros países de Europa se esfuerzan por introducir recortes fiscales o retrasar la introducción de nuevos impuestos para estimular la recuperación económica apoyando la inversión empresarial y el empleo, España está ejerciendo más presión fiscal sobre las empresas", escribe Enache, quien también es secretaria general de la World Taxpayers Associations.
En este sentido destaca como las estimaciones "poco realistas" sobre la recaudación de impuestos, la inflación y el crecimiento económico, así como las nuevas subidas de impuestos, tienen el potencial de afectar negativamente a la formación de capital, al crecimiento y a la recuperación económica.
El Congreso ha dado luz verde al proyecto de presupuestos para 2022, que incluye un nuevo tipo mínimo del impuesto de sociedades del 15% para las grandes empresas con ingresos anuales superiores a 20 millones de euros. Hasta que se aplique el impuesto mínimo global del 15%, esta medida podría suponer una pérdida de competitividad de las empresas españolas con respecto a sus homólogas europeas e internacionales.
España ya tiene uno de los sistemas de impuesto de sociedades menos competitivos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). En sólo un año, España ha perdido seis puestos en el componente del impuesto de sociedades de nuestro Índice de Competitividad Fiscal Internacional 2021, pasando del puesto 26 al 32.