
Mientras estas sentado en tu casa viendo un video de YouTube, un bot está haciendo lo mismo, probablemente, desde una granja de Asia. El negocio de las interacciones falsas mueve millones de dólares al año. Miles de creadores de contenido inflan sus visitas para mejorar su imagen de marca o, incluso, para falsear las estadísticas que muestran a sus anunciantes para ganar más dinero.
El nombre de dominio "youTube.com" se activó el 14 de febrero de 2005. Este mismo año, un tal Ronaldo de Assis Moreira, mejor conocido como Ronaldinho Gaúcho, rompía internet y lograba alcanzar el primer millón de visitas en esta plataforma con un anuncio que protagonizó para Nike. Hoy en día, miles de videos logran un millón de visitas al día.
Esta situación complica a los creadores de contenido, y a las empresas y cantantes, destacar entre tanta competencia. Este se convierte en el motivo principal por el que estas personas y estas corporaciones invierten parte de su presupuesto en la compra de interacciones falsas.
Haciendo una simple búsqueda en Google, "comprar visitas para YouTube", aparecen cientos de páginas web que ofrecen sus servicios para aumentar las vistas, los comentarios, los likes y los suscriptores, no solo de YouTube, si no de todas las redes sociales.
Nacvi.com o comprar-seguidores.info son algunas de las primeras empresas que aparecen en Google al realizar esta búsqueda. Aquí, cualquier persona puede comprar 1.000 visitas por menos de 5 euros, o 200.000 visitas por cerca 500 euros.
Por cada persona real en internet existe prácticamente una falsa
Los estudios generalmente sugieren que menos del 60% del tráfico web es humano, el resto son bots, según datos de The New York Times. De hecho, en 2013, YouTube tuvo tanto tráfico de bots disfrazados de personas como de visitantes humanos reales, según la propia compañía. Esto produjo que los empleados encargados de solucionar estos problemas temiesen que el sistema de detección de fraude se invirtiera, clasificando el tráfico falso como real y viceversa. Lo denominaron "la inversión".
"Este ha sido un problema en el que hemos estado trabajando durante muchos, muchos años", dijo Jennifer Flannery O'Connor, directora de gestión de productos de YouTube, al Times. Para ello, los equipos antifraude de la compañía monitorean continuamente los videos e, incluso, compran visitas para entender su funcionamiento en la plataforma.
No es de extrañar la preocupación de YouTube. En octubre de 2018, un grupo de anunciantes demandó a la compañía alegando que inflaba drásticamente las estadísticas que les mostraba. Aquí radica el problema, el gigante de los videos online basa su negocio en la publicidad, y estos anuncios se pagan en función de la cantidad de personas que lo ven. Obviamente, los anunciantes no quieren pagar aire, invierten dinero para que personas reales, y no bots, vean sus productos.
El problema se hace más vigente cuando se atiende a las cifras. Solo una de las empresas dedicadas a vender interacciones falsas más famosas del mundo, Devumi.com, recaudó más de 1,2 millones de dólares durante tres años vendiendo 196 millones de visitas en YouTube. Cabe destacar que la gran mayoría de estas visualizaciones siguen en su sitio, la plataforma no se ha encargado de borrarlas o ha sido incapaz de detectas las verdaderas.
¿Por qué comprar visitas?
Martin Vassilev, propietario de 500Views.com, otra empresa dedicada a la venta de interacciones falsas, asegura que muchos pedidos provienen de grandes empresas de marketing o relaciones públicas.
Los cantantes, ya sean famosos o no, también se utilizan de esta práctica para aumentar su imagen de marca. También hay que tener presente que las vistas de YouTube se tienen en cuenta en las métricas de la compañía de calificación Nielsen, así como en las listas de canciones, incluido el Hot 100 de Billboard.
La falsedad de las redes sociales llega hasta tal punto que muchos influencers hacen videos promocionando una marca sin que la firma les haya contratado realmente, según el medio estadounidense The Atlantic. Posteriormente, inflan las estadísticas del video y, así, atraen a verdaderos anunciantes.
Dicen que los humanos sabemos si queremos estar con otra persona durante los primeros seis segundos. Lo mismo ocurre en internet, hay demasiado contenido y el mundo necesita una especie de filtro que le permita escoger sin tener que pensar mucho. Los grandes expertos del marketing se dieron cuenta hace muchos años de lo que hoy en día ya no es un secreto: los espectadores necesitan la aprobación de otros espectadores.
Esto es sencillo. Si una persona decide escuchar una canción de pop, cuando lleve a cabo esta búsqueda en YouTube aparecerán millones de videos. Para poder destacar entre el resto de contenido, los creadores inflan sus visitas para que el espectador consideré que si tanta gente ha visto el video es porque será bueno. Por el contrario, el público tiende a desechar aquellos contenidos que no han tenido gran recepción entre la masa.