La relación entre la UE y el Reino Unido solo ha empeorado desde que se materializara el Brexit definitivamente el pasado 1 de enero. Al cruce de acusaciones por las vacunas, los problemas en la frontera de Irlanda del Norte y las discrepancias por la factura del divorcio que debe cubrir Londres se suma ahora el siempre complicado asunto de Gibraltar.
La Comisión Europea propuso este martes un mandato para negociar las relaciones con el Peñón, excluido de la nueva asociación que la UE firmó con el Reino Unido, y sobre el que se garantizó derecho de veto España.
Sin embargo, la propuesta comunitaria ha sido más dura que el acuerdo que habían alcanzado España y el Reino Unido el 31 de diciembre, a pocas horas de que se materializara el Brexit, y que debía servir de base para el mandato de la Comisión.
El objetivo es buscar un encaje para el Peñón en el espacio sin fronteras de la UE, que permita eliminar la verja y facilitar el tránsito de los 15.000 trabajadores transfronterizos (10.000 de ellos españoles) vitales no solo para la economía de Gibraltar sino también para los municipios andaluces de la zona.
Para eliminar la verja, Madrid y Londres acordaron en Navidad mover la frontera al puerto y aeropuerto de Gibraltar. Durante un periodo transitorio de cuatro años, agentes del cuerpo de fronteras de la UE (Frontex) realizarían el control de las llegadas de personas al espacio Schengen con supervisión de agentes españoles. Frontex ayudaría a construir confianza entre España y Reino Unido, antes de que Madrid tomara el control de pasaportes tras ese periodo. Sin embargo, los detalles eran vagos sobre el papel específico de cada parte.
Los británicos alegan que la propuesta "busca socavar la soberanía del Reino Unido sobre Gibraltar"
Fuentes comunitarias ya advirtieron a este diario que el control de fronteras debe correr a cargo de los agentes de Estados miembros. Y así queda recogido en el mandato, donde no aparece ni una vez mencionado Frontex. La Comisión tan solo tomó nota en el comunicado de prensa que España expresó "su plena intención de pedir asistencia a Frontex".
Tras la publicación del mandato, el Gobierno británico estalló y dijo que entraba en "conflicto directo" con lo acordado entre Madrid y Londres en Navidad. La propuesta "busca socavar la soberanía del Reino Unido sobre Gibraltar y no puede constituir una base para las negociaciones", señaló. El nuevo ministro de Exteriores, José Manuel Albares, viajó a toda prisa esta semana hasta Londres en su primera visita al exterior para evitar que se desmoronara el marco alcanzado. El mensaje de Madrid es que el mandato comunitario es el punto de partida, y ambas partes cederán y se buscará una solución con la participación de Frontex.
El acuerdo con Gibraltar además también alineará al Peñón con el espacio aduanero comunitario, pero no se entrometerá en la disputa sobre la soberanía.