
El Gobierno de Isabel Díaz Ayuso envió este miércoles al Ministerio de Hacienda un documento de 237 páginas, una especie de manual, con argumentos que sostienen empírica y jurídicamente, por qué la Comunidad de Madrid opta por una política de impuestos bajos, frente a la armonización que el Gobierno de Pedro Sánchez postula, una vez que el Comité de Expertos seleccionado por el Ejecutivo tome esta decisión.
En respuesta a la demanda de aportaciones, que el Comité de Expertos ha solicitado a las CCAA hasta el día de hoy, la Comunidad de Madrid presentó su Libro Blanco de la Reforma Fiscal, documento para el cual se ha servido de los estudios, informes y reflexiones de al menos 30 expertos sobre políticas tributarias, reforma fiscal, modernización de la imposición patrimonial o la capacidad normativa de la administración madrileña en los impuestos cedidos como son Patrimonio, Sucesiones y Donaciones.
Entre los expertos se encuentran César García Novoa, Francisco Cabrillo, Santiago Álvarez García, Lorenzo Bernaldo de Quirós, Ignacio Ruiz Jarabo, el Instituto de Estudios Económicos, CEOE, ATA, CEIM, Círculo de Empresarios, Instituto de Estudios Bursátiles, Fundación Civismo o el Instituto Ostrom.
En rueda de prensa, Javier Fernández Lasquetty, consejero de Hacienda y de Economía, destacó que con estas recetas -donde la presión fiscal no merma la capacidad recaudatoria-, resulta que Madrid es la región más solidaria, y la que más aporta a la caja común. Así, la entrega de Madrid se sitúa en el 68%, seguida de Cataluña con el 25%. Recordó el consejero que la aportación de Madrid se ha mantenido por encima del 70%, incluso en los peores años de la crisis (2011-2015).
Desterrando el efecto de la capitalidad, de dumping fiscal, estudios académicos y institutos empresariales y económicos abundan en este texto en las distorsiones que provocan subir determinados impuestos, y por contra, en cómo la reducción, por ejemplo, de 10 puntos marginales sobre el IRPF, tiene una incidencia positiva sobre el PIB de 0,6% al año, y en Sociedades, de 0,2.
Con gráficos oficiales, el documento que se ha venido gestando desde el mes de mayo, insiste en la relación entre los impuestos bajos y la creación de empresas, y entre la atracción de inversiones y el crecimiento del PIB.
Presión o esfuerzo
El Libro Blanco de la Reforma Fiscal recupera el debate que subyace de la consideración de la presión fiscal como indicador exigido por un estado a sus contribuyentes. Tanto es así, que el Gobierno de Pedro Sánchez ya ha anunciado la intención de subir dos puntos de presión fiscal para en su opinión, reducir la brecha en 2050 con el resto de la Unión Europea.
Pues bien, apoyándose en hacendistas, el Libro Blanco recalca que existe práctica unanimidad en defender que el instrumento idóneo es el esfuerzo fiscal y no la presión fiscal -es decir, la relación entre la presión fiscal y la renta per cápita-.
Así, y a efectos prácticos, el texto utiliza la presión fiscal de Alemania frente a la España; un 41,50% frente a un 35,20%, respectivamente, lo que es sin duda más de seis puntos. Pero de inmediato explica que, con una presión fiscal del 41,50%, los germanos tienen una renta per cápita de 40.120 euros, mientras que, a una presión fiscal del 35,20% solo le corresponde una renta per cápita de 23.690 euros, lo que denota el sacrificio o esfuerzo fiscal del contribuyente español.
Además, y ahora que la presidenta madrileña se dispone a poner en marcha la rebaja del 0,5 puntos del IRPF en su tramo autonómico, con datos de la Agencia Tributaria, Madrid demuestra que la recaudación por este concepto ha pasado del 40% de la recaudación total de 2019, al 45% en 2020.
Contra la economía sumergida para no subir impuestos
La economía sumergida abarca uno de los apartados reseñables del Libro Blanco de la Reforma Fiscal de Madrid. En sus páginas destaca el alto porcentaje que España mantiene aun esta materia. Hace alusión el documento al informe España 2050, donde se admite un 20% de economía sumergida, si bien, desde el FMI se habla de un 23% en España. No en vano, la Comunidad de Madrid reflexiona al respecto y afirma que con este porcentaje tan elevado, eso equivale a unos 210.000 millones de euros. Y señala que, reduciendo esta tasa al nivel de la UE, como en Alemania, al 13%, recuperaría en recaudación fiscal del orden de 20.000 millones. Con este planteamiento, Madrid defiende en su reforma que la mejora de la recaudación no hace necesario entonces aumentar la presión fiscal al 37% en 2030.
En materia de competencia fiscal, Madrid subraya que entre regiones "actúa como un mecanismo para disciplinar a los gobiernos regionales y permite votar con los pies a los contribuyentes, ofreciéndoles una pluralidad de regímenes fiscales a los que acogerse".
Entretanto, en una de las autonomías cuyo presidente es más crítico con la política fiscal de Madrid, la valenciana de Ximo Puig, sus grandes empresarios han incluido la rebaja de la fiscalidad como uno de sus ejes reivindicativos. Así lo aseguró Vicente Boluda, presidente de la Asociación Valenciana de Empresarios (AVE), que agrupa a 162 de los mayores empresarios. Según explicó, el hecho de que en el IRPF con un mismo puesto de trabajo se tribute hasta seis puntos menos en CCAA como Madrid supone una pérdida de competitividad para captar talento que preocupa a las grandes empresas.