Economía

Los cruceros internacionales tardarán semanas en volver

  • España levanta hoy el veto, pero las navieras necesitan más margen
Cruceros en el puerto de Barcelona. eE
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España puede recibir desde este lunes cruceros internacionales, después de que así lo decidiese hace una semana el Gobierno, pero en la práctica los buques tardarán todavía varias semanas en llegar a los puertos estatales porque las navieras necesitan un margen mayor para preparar los barcos, organizar las rutas y comercializar las nuevas escalas nacionales.

La primera en confirmar la llegada a España en una ruta internacional ha sido MSC, que recalará en Barcelona el 26 de junio con el MSC Grandiosa, un buque con capacidad para más de 5.700 pasajeros pero que, como todos actualmente, funciona con aforo reducido en el marco de los protocolos sanitarios para evitar contagios de Covid-19. Desde entonces, pasará cada semana por la capital catalana en su ruta por el Mediterráneo, que incluye Génova, Civitavecchia / Roma, Nápoles, Palermo y Valetta (Malta). Y un mes más tarde, desde el 30 de julio, incorporará Valencia en su itinerario, que pasará entonces por Barcelona, Génova, La Spezia (para visitar Florencia y Pisa), y Civitavecchia / Roma.

La segunda naviera con fecha agendada en España es Costa Cruceros, que prevé recalar en Barcelona el 5 de julio y también hará escala en Palma de Mallorca en su ruta mediterránea que recorre además Mesina, Civitavecchia / Roma, Savona y Marsella. Lo hará con el Costa Smeralda, que desde mayo realiza cruceros de cabotaje por Italia y tiene capacidad para 6.500 pasajeros, aunque ahora navega a un máximo de la mitad.

La americana Royal Caribbean no regresará al Mediterráneo hasta el 15 de agosto, con el barco Harmony of the Seas, con capacidad para más de 6.300 pasajeros, y escalas en Barcelona y Palma, además de Marsella, La Spezia, Civitavecchia y Capri.

Barcelona será puerto pionero con MSC el 26 de junio y Costa Cruceros desde el 5 de julio

El director general de Costa Cruceros en España y Portugal, Luigi Stefanelli, ha indicado a elEconomista que se necesita al menos un mes y medio o incluso dos meses para poder operar un nuevo destino tras el Covid, ya que solo están operativos algunos barcos, mientras que otros deben reactivarse desde cero porque están inoperativos, y también se necesita tiempo para la venta de pasajes.

Adaptación

"En nuestro sector estamos acostumbrados a la adaptación, porque si hay problemas en un lugar se mueve el barco a otro, pero en estos 15 meses, el reto más grande ha sido adaptarnos a un entorno que a veces cambiaba de hora en hora, no solo de día en día", indica.

Para Stefanelli, pasar de los itinerarios de cabotaje en un solo país a recuperar las rutas internacionales es un gran paso cualitativo porque supone poder ofrecer "los itinerarios estándar a los que estábamos acostumbrados" antes de la pandemia.

España recibió 10,7 millones de cruceristas extranjeros en 2019, y hay medio millón de españoles que también optan por este tipo de turismo. Se trata de un sector en el que los clientes suelen repetir, y según datos de CLIA, la asociación internacional de la industria crucerística, dos de cada tres clientes fieles querían volver a navegar en 2021, y un 58% de personas que nunca han viajado en crucero están dispuestos a probarlo. "Estos números nos dan bastante ánimo", señala Stefanelli, que augura que, igual que han sido uno de los segmentos turísticos más castigados por la pandemia, también serán de los que más rápido se recuperarán. De momento, ya tienen miles de reservas de españoles para este verano, detalla.

Barcelona sube la tasa turística

El regreso de los cruceros a España llegará con un aumento en el impuesto a los turistas en el caso de Barcelona. Desde el 1 de junio, pernoctar en la ciudad es más caro para los visitantes que se alojen en tierra, y también lo será para los cruceristas, porque ha entrado en vigor un recargo municipal sobre la tasa turística que aplica la Generalitat, y que de base ya cuenta con tarifas más elevadas para la capital catalana que para el resto de Cataluña. 

El incremento fijado por el Ayuntamiento liderado por Ada Colau será creciente en el tiempo, y comenzará por 0,75 euros por persona y noche este año 2021, un euro en 2022, otro euro en 2023 y 1,25 euros en el año 2024, llegando al máximo de cuatro euros de recargo local fijado por la Generalitat. De hecho, el Govern también aprobó una subida de la tasa turística autonómica en 2020, pero ha ido posponiendo su entrada en vigor debido a la pandemia, y actualmente su elevación está postergada hasta el 1 de octubre dada la "delicada situación económica del sector turístico" y para favorecer su reactivación durante la temporada de verano, según consta en un decreto de mayo.

En cambio, el Ayuntamiento de Barcelona ha hecho oidos sordos a las reclamaciones del sector y de los grupos de la oposición para demorar también la creación del recargo. Incluso cuando se aprobó la ordenanza municipal que lo regula, a finales de diciembre, el consistorio plasmó en un acuerdo con ERC que se empezaría a aplicar en junio "si las circunstancias" lo permitían  y teniendo en cuenta la evolución de la pandemia., y mientras los republicanos consideran que no es el momento, el consejal de Turismo, Xavier Marcé, defiende que es un paso necesario para que los barceloneses no deban pagar las externalidades negativas del turismo y que se habría podido evitar si la Generalitat hubiese transferido a Barcelona el 100% de la recaudación de la tasa turística catalana en la ciudad, en vez del 50% actual. El impuesto autonómico actual oscila entre 0,65 y 2,25 euros por persona y noche, y con la subida de octubre llegará a 3,5 euros.

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