
Los indicadores de actividad de los PMI, que muestran la evolución económica del sector servicios y manufacturero, han escalado a máximos de seis añoso, reflejando que el inicio de año ha arrancado con fuerza en EEUU. Pero a la vez muestra que la economía puede estar sobrecalentándose. Los precios de venta de las empresas alcanzan máximos de 2009, cuando empezó a publicarse la serie histórica de los PMI.
La economía de EEUU crece a buen ritmo, a niveles de marzo de 2015. El PMI Compuesto creció una décima en febrero hasta los 58,8 puntos, gracias a la expansión del sector servicios. Pero el dato más relevante está siendo el de precios. El índice se elabora a través de encuestas a los gerentes de las compañías y los empresarios apuntan a que de media los precios pagados y cobrados por las empresas estadounidenses subieron en febrero a los niveles más altos registrados en 2009, cuando comenzó a elaborarse la serie histórica.
Durante toda la semana, el debate del mercado ha sido si la inflación se iba a acelerar de forma descontrolada tras el repunte de los intereses de la deuda americana. El coste de insumos en manufactura y servicios
se disparó a su nivel más alto y fue trasladado a los clientes gracias a que la demanda sigue superando a la oferta de productos y servicios.
Pero el dato alimenta las preocupaciones de una inflación descontrolada por una pasada de frenada en las ayudas fiscales y monetarias por parte de la Fed.
"Los datos se suman a las señales de que la economía está disfrutando de un sólido trimestre en el inicio de 2021, impulsada por estímulos adicionales y la reapertura parcial de la economía a medida que las restricciones relacionadas con el virus se suavizaron en todo el país", explica Chris Williamson, el economista jefe de IHS Markit, la consultora que elabora el índice.
"Una preocupación es que los costos de las empresas se han disparado, apuntando a un aumento adicional de la inflación", subraya el experto.
La secretaria del Tesoro, Janet Yellen, ha asegurado hoy que la evolución de la inflación no debería ser la mayor preocupación de la Reserva Federal y del Gobierno. "Ha sido muy baja durante más de una década", ha afirmado en una entrevista a la CNBC. Aunque ha reconocido que es un riesgo, "la Fed lo tiene que asumir, el mayor riesgo es dejar cicatrices permanentes en la economía".