
Un 17,2% de las casi 1,2 millones empresas con al menos un empleado registradas a comienzos del año 2020 no superaron el verano. En total fueron 204.830 las que habían echado el cierre en el tercer trimestre lacradas por las restricciones impuestas en plena pandemia y que también dejaron por el camino a 323.778 trabajadores autónomos, un 10,8% de los casi tres millones contabilizados en enero del pasado año.
Así se recoge en una estadística experimental sobre demografía de empresas publicada este miércoles por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Según los datos, en el primer trimestre de 2020, periodo en el que se declaró el estado de alarma, más de 140.000 empresas perdieron a toda su plantilla, aunque algo más de una de cada cuatro se reactivó en el segundo trimestre, volviendo a contratar.
En el caso de los autónomos, 190.080 causaron baja en el primer trimestre, reactivándose 26.555 de ellos en un segundo trimestre que llevó a darse de baja a 66.643 y ya solo 5.465 se reactivaron en el tercer trimestre. Entre julio y septiembre, las bajas de los autónomos superaron las 102.000.
Las pequeñas empresas con empleados fueron las que más sufrieron en los nueve primeros meses de 2020: el 21,5% de las empresas con cinco o menos asalariados se quedó por el camino entre principios de año y el final del verano, frente a menos del 2% en el caso de las empresas con más de 100 trabajadores en plantilla.
Por su parte, los autónomos menores de 30 años padecieron en mayor medida la crisis del coronavirus: uno de cada cinco (20,7%) causó baja en los nueve primeros meses del año pasado, en contraste con el 13,2% de los de 30 a 39 años; del 12,8% de los de 60 y más; del 9,8% de los de 40 a 49 años, y del 7,7% de los 50 a 59 años.
El efecto amortiguador de los Erte
La estadística también refleja la contribución de los expedientes de regulación temporal de empleo (Erte) en la mejora de la supervivencia de las empresas. De las empresas existentes a 1 de abril, lograron sobrevivir el 98,7% de las que se habían acogido a un Erte en el primer trimestre, frente al 95,3% de las que no recurrieron a esta medida. Ese porcentaje de supervivencia para las registradas a 1 de julio acogidas a esta herramienta fue del 97,7%, frente al 94,6% de las que no se acogieron a ella.
Los datos destacan que la contribución de los Erte a la supervivencia de las empresas ha representado un diferencial de al menos tres puntos respecto a la población no acogida a este instrumento. Según el informe, los Erte registraron su mayor incidencia en el primer trimestre, cuando el 22,7% de las empresas tenían al menos un asalariado bajo este sistema. Este porcentaje se redujo hasta el 15,6% en el segundo trimestre y repuntó hasta el 16,3% en el tercero.
De los cinco municipios más grandes, Valencia es el que registró el mayor porcentaje de empresas acogidas a Erte, con un 26,4% en el primer trimestre, mientras que Zaragoza experimentó el mínimo, con un 10,3% en el tercer trimestre.
La incidencia de la pandemia no fue homogénea para los diferentes territorios
Por último, destaca que la incidencia de la pandemia no fue homogénea para los diferentes territorios. Los que peores tasas netas de crecimiento de empresas registraron fueron Andalucía (-11,8%), Extremadura (-10,1%) y Canarias (-9,4%). En sentido contrario, Baleares (-2,3%) y País Vasco (-3,6%) presentaron las tasas menos negativas.
Entre los cinco municipios más grandes de España, Sevilla registró el mayor porcentaje de bajas empresariales en el primer trimestre del año pasado, con un 13%, en tanto que Zaragoza presentó el mayor porcentaje de bajas de autónomos (7,1%).