
Los 800.000 millones de euros del fondo de recuperación europeo son una poderosa zanahoria para que los países finalmente reformen sus economías. Tras años de un cuestionable cumplimiento de las recomendaciones teledirigidas anualmente a los 27 gobiernos, Bruselas y los socios están inmersos en elaborar los planes nacionales de inversiones y reformas que deberán enviar antes de abril. El mensaje de la Comisión es rotundo: los países tienen que ser más precisos y ambiciosos con las reformas para acceder al estímulo europeo frente a la pandemia. Pero la Comisión ha aprendido las lecciones del pasado, y ahora busca ser menos invasiva y sobre todo pide consenso social.
El mensaje llegó alto y claro este martes por parte del vicepresidente de la Comisión, Valdis Dombrovskis: "Todavía hay mucho trabajo por delante". Además, pidió "el nivel adecuado de ambición" al cumplir con las recomendaciones que pide la Comisión. Para conseguirlo, la Comisión presentó ayer una actualización de las directrices que dio el pasado otoño a los Estados para preparar sus planes de recuperación. La nueva versión refleja el acuerdo alcanzado con el Parlamento Europeo sobre el Mecanismo para la Recuperación y la Resiliencia, el instrumento de 672.500 millones que financiará los planes de recuperación nacionales, y principal pilar del megaestímulo europeo.
La Comisión incide más en la necesidad de que los estados presenten metas, objetivos y un calendario preciso. La media docena de demandas del Ejecutivo comunitario incluyen la definición de la meta u objetivo; cómo se medirá y se verificará objetivamente su cumplimiento; cuál es el punto de partida y cuál el punto específico a ser alcanzado; en qué trimestre se espera alcanzar; qué institución se encargará de medirlo y por qué esta meta ha sido elegida. Este punto resulta crucial porque, con la información que los países faciliten, la Comisión realizará los desembolsos. Los estados también darán su opinión en la evaluación, e incluso un solo país puede detener el desembolso y elevar el asunto a una cumbre en caso de que haya desviaciones serias de las metas acordadas.
El Ejecutivo comunitario además realizará controles tras los pagos para comprobar el cumplimiento, incluyendo la posibilidad de misiones de verificación sobre el terreno. Si no se han alcanzado las metas, la Comisión podría recuperar la cantidad proporcional de la ayuda concedida. Fuentes europeas explican que la Comisión ha dado en líneas generales las mismas indicaciones a los estados: la necesidad de reforzar el componente de las reformas, y no solo incluir inversiones; evitar que se reciba ayuda de dos fondos europeos para el mismo fin y vigilar la participación del Estado a la hora de conceder ayudas a las empresas.
España ha enviado las 30 fichas de su plan de medidas, pero tiene que pulir laboral y pensiones
La Comisión aflojó durante la pandemia su estricto corsé sobre las ayudas de Estado, para que los países puedan respaldar a sus empresas hasta final de año. En aquellos casos que necesiten ser autorizadas, pide que indiquen cuándo llegará la solicitud y las razones para justificar el uso del estímulo como ayuda de Estado.
La presión de la Comisión pidiendo más claridad a los países llega justo cuando España ha completado su primer borrador del plan de recuperación de 30 componentes con el envío de la reforma laboral y de las pensiones. Pero, como admiten desde el Gobierno, estas dos fichas aún deben ser pulidas con los agentes sociales y con la Comisión en las próximas semanas, antes de la versión definitiva, probablemente en la segunda mitad de febrero. La Comisión tendrá dos meses entonces para dar su veredicto a los planes nacionales, seguido de otro mes del Ecofin. Una vez validado, los países recibirán un 13% de prefinanciación (unos 10.000 millones en el caso español) antes de empezar a cumplir los objetivos.