
Muchos se han sumado al coro de voces que abogan por la activación de la 25ª Enmienda de la Constitución para destituir a Trump. De lo contrario, un nuevo juicio político se cierne sobre el mandatario.
"Es hora de invocar la 25ª Enmienda y terminar con esta pesadilla" aseguró en Twitter, el congresista republicano, Adam Kinzinger. "El presidente causó esto. El presidente está incapacitado y el presidente está enfermo. Y el presidente debe renunciar al control del Ejecutivo voluntaria o involuntariamente", alegó.
It's with a heavy heart I am calling for the sake of our Democracy that the 25th Amendment be invoked. My statement: pic.twitter.com/yVyQrYcjuD
— Adam Kinzinger (@RepKinzinger) January 7, 2021
Una medida por la que también abogó el líder demócrata en el Senado, Chuck Schumer, que concluyó que la forma más rápida y efectiva de apartar a Trump de su cargo sería que Pence activase dicha enmienda. "Si el vicepresidente y su gabinete se niegan, el Congreso debería reunirse para destituir al presidente", aclaró. Un mensaje que apoyó la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi.
The quickest and most effective way—it can be done today—to remove this president from office would be for the Vice President to immediately invoke the 25th amendment.
— Chuck Schumer (@SenSchumer) January 7, 2021
If the Vice President and the Cabinet refuse to stand up, Congress must reconvene to impeach President Trump.
La 25ª Enmienda fue ratificada por el Congreso de EEUU en 1967 como un mecanismo para asegurar la sucesión en el poder tras el asesinato en 1963 del presidente demócrata, John F. Kennedy. Ésta consta de cuatro disposiciones. La sección 4 permite al vicepresidente y la mayoría de los miembros del gabinete declarar que un mandatario no es capaz de "desempeñar las funciones y obligaciones de su cargo", lo que puede llevarle a ser sustituido por su número dos.
Un proceso que no es inmediato. En primer lugar, Pence y el gabinete de Trump tendrían que estar de acuerdo en activarlo mientras que el mandatario podría disputar dicha decisión con una carta al Congreso. Posteriormente, el vicepresidente tendría cuatro días para refutar una potencial discrepancia antes de someter la destitución a un voto en el Capitolio.
Para culminar el proceso se requeriría una mayoría absoluta de dos tercios, generalmente 67 senadores y 290 miembros de la Cámara de Representantes. Hasta la fecha, ningún presidente ha sido destituido del cargo usando esta disposición pero, desde la noche del miércoles, se baraja esta opción.
No obstante, varios presidentes han usado la sección 3, que les permite transferir temporalmente el poder a la vicepresidencia. En 2002 y 2007, el presidente George W. Bush puso a su vicepresidente a cargo al ser sedado durante colonoscopias de rutina. Previamente, Ronald Reagan hizo lo propio en 1985 durante su ingresado en el hospital por una cirugía por cáncer.
Paralelamente, varios demócratas de la Cámara de Representantes anunciaron el jueves que habían comenzado a redactar los artículos para un posible impeachment contra Trump que, de materializarse, supondría el segundo de su presidencia.
Esta iniciativa, liderada por la congresista demócrata Ilhan Omar fue también co-esponsorizada por su compañera Ayanna Pressley y varios legisladores demócratas. Al menos un republicano, el senador Mitt Romney, se ha mostrado en gran parte de acuerdo con el mensaje central que los demócratas recogen en dichos artículos: que Trump se involucró en altos crímenes y delitos menores al "incitar deliberadamente a la violencia contra el gobierno de EEUU".
Today, Rep. Omar announced articles of impeachment against Donald Trump.
— Rep. Ilhan Omar (@Ilhan) January 7, 2021
Full statement below. pic.twitter.com/LbEPHBkv5O
La Constitución estadounidense considera que el presidente "debe ser destituido de su cargo si es acusado de y condenado por traición, soborno, u otros crímenes o delitos graves". El proceso debe ser iniciado en la Cámara de Representantes, donde solo necesita una mayoría simple para ser activado. Posteriormente, el juicio se celebra en el Senado, donde se necesitan dos tercios de los votos para destituir al presidente, algo que nunca se ha materializado en la historia del país.