Economía

La interrogante que deja el confinamiento: demanda embalsada o terror a la crisis

El confinamiento adoptado para afrontar la crisis sanitaria provocó una caída sin precedentes del consumo en la economía española y anomalías que dificulta a los economistas realizar previsiones fiables sobre la recuperación. Por primera vez en una crisis, el gasto de las familias se contrajo por encima de los ingresos, generando un ahorro forzoso. Esta situación deja prácticamente sin respuesta si el consumo se acercará con velocidad a los niveles previos a la pandemia. El Banco de España opina que habrá un rebote del consumo de los hogares a partir del verano ante la existencia de una demanda acumulada no satisfecha, pero reconoce que se puede ver afectada por los condicionantes tradicionales sobre el consumo como un aumento del paro.

El Banco de España ha realizado un análisis en profundidad sobre el comportamiento del consumo durante las semanas de confinamiento. La pandemia y las medidas adoptadas para combatirla han provocado una situación difícilmente recogida por los manuales de Economía. Rara vez en una crisis económica, el gasto en el consumo se ha contraído mucho más que la renta de las familias.

El patrón común de las crisis tiene un desfase entre el consumo y las variaciones de las renta disponibles, explican los economistas de la institución. "La volatilidad del consumo suele ser menor que la de la renta porque los hogares intentan mantener un patrón de consumo estable en el tiempo, para lo cual los cambios en su ahorro amortiguan las fluctuaciones en la renta", explican.

Lo habitual es que la caída del consumo responda con caídas después de la pérdida de ingresos por parte de las familias. En teoría, el ahorro tiende a ir disminuyendo, pero en está ocasión ha sido diferente. La tasa de ahorro repuntó en el primer trimestre del año casi en 3%, hasta el 11,2% de la renta disponible. Y eso teniendo en cuenta, que las medidas del confinamiento afectó solo a las dos últimas semanas del periodo.

"El Covid-19 ha supuesto una perturbación extraordinariamente inusual, de carácter puramente exógeno, con características que hacen que la evolución observada del consumo privado a partir de la declaración del estado de alarma solo pueda explicarse de forma imperfecta a través de sus determinantes tradicionales", reconocen los expertos a la hora de poder realizar una aproximación de lo que puede ocurrir en los próximos meses, con los factores tradicionales que condicionan el consumo como es el paro, la renta disponible o condiciones crediticias.

Los economistas apuntan que hay un componente de ahorro del miedo. Las familias tienden a dejar de consumir cuando perciben que sus ingresos o puesto de trabajo están en peligro.

El gasto de los hogares se desplomó un 7,5% trimestral entre enero y marzo. El Banco de España que durante el segundo trimestre caerá entre un 17% y un 25%. Gran parte de este descenso se explicará por la propia imposibilidad de consumir determinados bienes y servicios, durante el confinamiento, lo que disparará el ahorro de los hogares a registros históricos.

Al inicio del segundo trimestre, la incidencia negativa de las restricciones impuestas por el estado de alarma sobre la adquisición de bienes y servicios de consumo habría alcanzado su punto máximo, coincidiendo con la suspensión de las actividades no esenciales. Pero también señalan que parte del incremento del ahorro se explicará porque muchas familias han mantenido los ingresos debido al papel relevante de los esquemas públicos de protección de las rentas de los hogares, apuntando a las ayudas desplegadas por el Gobierno.

La velocidad de la recuperación dependerá en gran medida a la respuesta del consumo en los próximos meses. Los economistas del Banco de España apuntan a que durante los meses de confinamiento se hayan pospuesto decisiones de consumo. El documento de trabajo refleja que durante estas semanas los mayores descensos se produjeron en equipamiento del hogar y para personas. "Esta demanda acumulada no satisfecha, que suele venir asociada a los bienes duraderos, contribuiría a favorecer un eventual rebote del consumo de los hogares a partir del verano", explican. Pero los expertos advierten de que "una vez retomadas la mayor parte de las actividades que fueron suspendidas y normalizada la posibilidad de que las personas circulen sin restricciones, la evolución del consumo refleje fundamentalmente el impacto, sin duda severo, que la crisis pueda tener sobre sus determinantes habituales". Es decir, el incremento del paro y un peor contexto económico comenzarán a tener efectos sobre el consumo. Y subrayan que será crucial que el mayor número de empleos puedan ser salvados mediante ERTE sea lo más elevada posible y que las medidas de protección de las rentas y de ayuda a los hogares más vulnerables constituyan un soporte del consumo.

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