Los líderes de la UE se quedaron esta mañana a 30 minutos de haber concluido la cumbre más larga de la historia del bloque. La cita de Niza, en el año 2000, continuará manteniendo la marca. Sin embargo, el resultado obtenido en la primera cumbre presencial desde el confinamiento, tras cinco días de intensas negociaciones, ha pulverizado precedentes y marcará un antes y un después en la historia de la UE. Los jefes de los 27 Ejecutivos consiguieron cerrar el acuerdo del fondo de recuperación frente a la crisis del covid-19, y atar el presupuesto plurianual para los próximos siete años. En total, unos 1,8 billones de euros hasta 2027, el mayor paquete económico en siete décadas de historia de la UE, para dar respuesta a la recesión más profunda desde que nació el proyecto comunitario.| Todas las reacciones al pacto histórico.
Para financiarlo acudirán como nunca antes a los mercados, para reunir los 750.000 millones de euros que dedicarán al plan de recuperación, y que posteriormente se pretende pagar con nuevos tributos comunitarios, como impuestos a los plásticos, el CO2 o la tasa digital. A este fondo se sumará el presupuesto comunitario para 2021-2027, que llegará hasta los 1,074 billones de euros, sobre todo para políticas como la Agricultura o la Cohesión.
España se quedará con 140.000 millones de euros del fondo de recuperación, equivalente al 11% del PIB. De esta manera, mantiene la misma cantidad que se le otorgó con la propuesta original de la Comisión de mayo. De esta cifra, 72.700 millones se nos entregarán en transferencias no reembolsables, unos 5.000 millones de euros menos que en mayo. El resto serán préstamos.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, valoró las nuevas asignaciones comparándolas con los 7.800 millones de euros recibidos en fondos de Cohesión, para un periodo de seis años, y que tanta influencia tuvieron para transformar nuestro país. "Esto representa casi diez veces más", subrayó.
El presidente además destacó que la partida dedicada a la Política Agrícola Común no se recortará en comparación con el periodo anterior, a pesar de que el bloque del Norte empujó por meterle la tijera.
Día de Fiesta
El presidente Consejo Europeo, Charles Michel, anunció el acuerdo pasadas las 5.30 de la mañana de este lunes. La confirmación del belga, ex primer ministro de su país, llegó justo el día que Bélgica celebra su Fiesta Nacional. "Creo que este acuerdo será visto como un momento crucial en el viaje de Europa, pero también nos lanzará al futuro", añadió Michel.
Como es habitual, el éxito tiene muchos padres. Pero en este caso la maternidad pasa sin duda por la canciller alemana, Angela Merkel. Ella sentó las bases del plan de recuperación original, junto al presidente francés, Emmanuel Macron. Idearon a principios de mayo la creación de un paquete de 500.000 millones de euros en ayudas a fondo perdido, que luego recogió la Comisión Europea. El Ejecutivo comunitario añadió además 250.000 millones de euros en préstamos.
La cantidad de transferencias no reembolsables se quedará finalmente en 390.000 millones de euros, una tajada superior al 20%, por la oposición de los llamados frugales (Holanda, Austria, Dinamarca, Suecia y Finlandia). Sin embargo, el acuerdo final incrementa los préstamos hasta los 360.000 millones de euros, para dejar el montante final también en los 750.000 millones propuestos por la Comisión.
"Ésta será una cumbre cuyas consecuencias confío que serán históricas"
"Europa ha demostrado que es capaz de abrir nuevos caminos en una situación tan especial como esta", comentó Merkel tras la cumbre, cuyo país preside este semestre la UE. "Ésta será una cumbre cuyas consecuencias confío que serán históricas", añadió Macron durante la misma rueda de prensa. Sánchez resumió que se trata de "un gran acuerdo para Europa y un gran acuerdo también para España". "Una de las páginas más brillantes" de la historia de la UE, subrayó.
La cumbre prevista para viernes y sábado se alargó al coquetearse con una solución que cada vez se veía más cerca. Tras decenas de encuentros bilaterales, alianzas de grupos, retrasos, presiones, amenazas y una montaña rusa de emociones, los líderes europeos cerraron un acuerdo que se adivinaba muy complicado antes del arranque de la negociación, que ya se esperaba como la más difícil de la UE hasta la fecha.
Michel, el timonel de la cumbre, anunció sobre las 18.50 horas del lunes una nueva propuesta, resultado de las consultas con sus colegas durante los últimos dos días, y que terminó por allanar el camino hacia el consenso. Tras unos arreglos técnicos tras la cena, que terminaron por alargarse seis horas, los 27 jefes de los Ejecutivos se reunieron de nuevo a las 5.15. am de esta mañana para dar su bendición final.
Control de las ayudas
Las ayudas a fondo perdido eran asunto prioritario para los más afectados por la pandemia, como España e Italia. Esta batalla atrajo la mayor parte del tiempo y la energía desde el arranque de la cumbre. Tras numerosos tiras y aflojas, el bloque de los frugales, liderado por Holanda, pasó de rechazarlas a aceptar 390.000 millones de euros.
El peaje fue un estrecho control de las reformas que tendrían que presentar Madrid o Roma para acceder a las ayudas. Así, Holanda podría activar un freno de emergencia en los desembolsos si no estaba satisfecha con el cumplimiento de las reformas, y someter el asunto a un examen político entre los líderes. No obstante, el texto de Michel señala que, cuando haya reservas de un país, el tema será "discutido firmemente" por el Consejo Europeo, pero no indica que un socio pueda bloquear los desembolsos.
Sánchez explicó que entendía las razones dadas por algunos Estados miembros, en referencia a los holandeses, para crear un nuevo instrumento, dado que se iba a asumir nueva deuda de manera colectiva, y se trata de asegurar que el dinero se dedica a los objetivos y reformas acordados.
Sin embargo, dijo que su única "objeción" era "no degradar el papel de la Comisión Europea" en la supervisión de las reformas, dado que el holandés Rutte había peleado por reservarse derecho de veto para los desembolsos. Preguntado sobre si había hablado con Rutte sobre las reformas de pensiones o del mercado laboral, por las que mostró interés el holandés al llegar a la cumbre, Sánchez se limitó a resaltar su buena relación con él y que "sabe que somos un gobierno reformista".
Estado de Derecho
Otro de los puntos más conflictivos del acuerdo fue el Estado de Derecho como condicionalidad. Finalmente resultó aprobado al arranque de la cena del lunes por aclamación, informaron fuentes comunitarias a este diario. Sobre todo representó una victoria para el primer ministro húngaro, Viktor Orban, ya que consiguió aguar este mecanismo precisamente ideado para vigilar y contener la deriva autoritaria en su país.
El texto final, que fue adelantado a elEconomista, mantiene la mayoría cualificada para la aprobación de sanciones, lo que le permitiría construir a Budapest una minoría de bloqueo, frente a la mayoría cualificada inversa, que querían algunos países. En este caso, Orban hubiera tenido que convencer a una mayoría de países para detener las sanciones impulsadas por la Comisión.
El texto final además limita la aplicación de la condicionalidad para acceder a los fondos al fraude e irregularidades relacionadas con la auditoria de los beneficiarios de proyectos comunitarios. El texto original era más amplio, al hacer referencia a "deficiencias manifiestas en la buena gobernanza" en la gestión de programas comunitarios en un Estado miembro.
Cheques
Los frugales también consiguieron a cambio de ceder con las ayudas aumentar los 'cheques' que reciben. Se trata de compensaciones que obtienen anualmente del presupuesto comunitario, alegando que reciben menos beneficios de las políticas comunitarias, aunque Holanda sea uno de los grandes beneficiarios del mercado interior.
Así, por ejemplo, el reembolso para Austria se doblará hasta alcanzar los 565 millones de euros anuales, mientras que en el caso de Holanda subirá hasta los 1.920 millones anuales, frente a los 1.570 millones que recibe en la actualidad.
Partes del acuerdo que salieron de la cumbre tendrán aun que ser aprobados posteriormente por los parlamentos nacionales y el Parlamento Europeo, que había exigido una respuesta económica ambiciosa. El presidente de la Eurocámara, David Sassoli, advirtió que no le gustaba lo que estaba surgiendo, y los eurodiputados podrían vetarlo. Se quiere concluir el proceso de ratificación para finales de año, para que el dinero esté disponible desde principios del próximo año.
Pero si algo quedó claro tras cinco días de negociación es que esta fue la cumbre de los tres grandes veteranos en la sala: Merkel, Orban y Rutte.
La canciller, que tuvo un arranque más discreto, resultó crucial en los últimos compases, por ejemplo en asuntos como el Estado de Derecho. Rutte se convirtió en la bestia negra de la cumbre, imponiendo en solitario un control estricto de las reformas exigidas a cambio de la ayuda, y liderando la ofensiva de los frugales para recortar las ayudas a fondo perdido. Orban, por su parte, fue el estratega más habilidoso. Permitió que la atención y la energía se desviaran durante gran parte de la cita a la batalla de trincheras de las ayudas no reembolsables y que Rutte cargara con las iras de sus compañeros. Cuando ya estaban todos extenuados, aireó su amenaza de veto al acuerdo si el Estado de Derecho mantenía la formulación original, consiguiendo aguar esta condicionalidad hasta dejarla casi sin dientes.