
El Banco de España propone en su último informe anual sobre la evolución económica y financiera del país permitir compaginar el Erte con trabajos en otros sectores o empresas para "no retrasar" la vuelta al mercado laboral de aquellos empleados de los sectores más afectados por la crisis sanitaria como la hostelería o el comercio.
Según indica, la medida se aplicaría "en algunos casos y bajo determinadas condiciones", especialmente entre los trabajadores de los sectores más vulnerables a quienes no va a resultar sencillo, ya sean fijos o temporales, recolocarse rápidamente en su sector. Esta posibilidad les abriría la puerta a otros sectores cuya actividad se prevea más dinámica en los próximos meses.
"Se ha documentado que la movilidad potencial de los empleados más perjudicados por la crisis es en general escasa, especialmente en la hostelería y el comercio, debido en parte a la limitada intensidad de uso en estos sectores de las tareas asociadas a las tecnologías de la información y las comunicaciones, la escritura, la lectura y las habilidades numéricas", analiza el BdE.
Así, apunta que "podría ser conveniente" impulsar la formación de estos trabajadores y permitirles compatibilizar el Erte con un trabajo en otro sector o empresa, sobre todo ante el desconocimiento del grado concreto en el que las medidas de política económica serán efectivas para evitar daños persistentes en el mercado laboral.
A tener en cuenta también es la "notable incertidumbre" que existe sobre cómo acabarán resolviéndose las relaciones laborales" afectadas por los "novedosos" Erte de fuerza mayor, ya que "también dependerá de la evolución de la crisis en los próximos meses".
Y es que, apunta, la transición desde los Erte de fuerza mayor al empleo no tiene por qué ser directa o inmediata, de forma que los trabajadores en esta circunstancia que acabarán recuperando su empleo "dependerán, entre otros aspectos, de la capacidad de crecimiento de cada sector y cada empresa".
"Algunos Erte pueden retrasar, más que evitar, el proceso de destrucción de empleo en ciertos casos en los que la reestructuración es inevitable"
Con cautela por la distinta naturaleza de esta crisis y la de 2008, el análisis de la evidencia empírica señalada por el BdE se inclina por que los esquemas de ajuste temporal del empleo, como los Erte, tienen una capacidad "relativamente limitada" para proteger el empleo a medio plazo en caso de que se produzcan cambios persistentes en las dinámicas de actividad. Y subraya: "La literatura económica a escala internacional suele encontrar que la capacidad de este tipo de esquemas para salvaguardar los puestos de trabajo se ve reducida cuando la duración de la crisis se alarga. Este hecho reflejaría que, al menos parcialmente, algunos Erte pueden retrasar, más que evitar, el proceso de destrucción de empleo en ciertos casos en los que la reestructuración es inevitable".
En la crisis actual, prosigue el informe, el riesgo de destrucción futura del empleo "estaría más relacionado con los potenciales efectos persistentes de la crisis sobre determinados sectores de actividad que se puedan ver más afectados por las medidas de mitigación de la enfermedad que con desequilibrios estructurales previos". Sea como fuere, advierte el BdE, si un número importante de trabajadores pierde su empleo de manera relativamente prolongada, "el capital humano y el potencial de crecimiento de la economía a medio plazo se verán negativamente afectados".
Los contratos con costes de despido crecientes pueden ser un buen punto de partida para un nuevo marco regulatorio
El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, ha avisado de que las tasas de paro y de temporalidad son muy altas y conllevan un elevado coste económico y social. En este sentido, para la institución es "ineludible" reducir la elevada dualidad del mercado español, revisando los mecanismos de protección del empleo para compatibilizar la protección de los trabajadores con las necesidades de flexibilidad, y sobre todo para "alcanzar un reparto más equitativo de la protección entre los trabajadores con diferentes modalidades contractuales".
En particular, entiende que figuras como la de los contratos con costes de despido crecientes pueden ser un buen punto de partida en el debate sobre el diseño de un nuevo marco regulatorio, pero sin promover en ningún caso una ampliación de la brecha de protección ya existente entre temporales e indefinidos.
Una opción podrían ser modelos mixtos que combinan la posibilidad de acumular por anticipado en un fondo una parte de los costes de despido (similar a la 'mochila austríaca') mientras el trabajador mantiene el empleo con una indemnización, en caso de despido, de cuantía creciente en función de la experiencia acumulada. Estas dos propuestas, con un coste presupuestario mayor en el segundo caso, las proyecta para el medio plazo.
Al mismo tiempo, ve "imprescindible" y "prioritario" reforzar y mejorar las políticas activas de empleo, favoreciendo la búsqueda activa de empleo, la orientación adecuada a los trabajadores y el despliegue de una formación especializada y específica cuando se detecten necesidades formativas. E insta a habilitar mecanismos que permitan un seguimiento y una orientación individualizada de los desempleados basados en técnicas de perfilado estadístico de los trabajadores parados ya disponibles y de las vacantes existentes a escala local.