Economía

España e Italia, dos economías camino del rescate

  • La calificación A de España cayó en 2012 hasta rozar el bono basura
  • Francia tiene una deuda similar, pero sus mayores empresas le dan resistencia

La razón por la que los países del sur de Europa, con Italia y España a la cabeza, están pidiendo la emisión de eurobonos es porque tienen la espada de Damocles del rescate ante la posibilidad de que sus primas de riesgo se desboquen y el endeudamiento sea imposible de financiar, ni aun con la intervención del BCE en el mercado secundario, por la pérdida de solvencia que les lleve al bono basura.

Tenemos que recordar que la calificación de España cayó en 2012 desde A a casi rozar el bono basura, y esa caída no se produjo durante años, sino tan solo en unos meses. La situación podría ser ahora mucho peor, pues en el caso de España a primeros de 2012 la deuda sobre PIB rondaba el 70% y ahora estamos muy cerca del 100.

Los destinos de España e Italia parecen converger y aunque España parta de una posición algo mejor, es casi con toda seguridad el país que saldrá peor parado de esta crisis 

Además de Portugal, España, Italia y Grecia, hay otros países muy endeudados en Europa, pero no se teme por ninguno de ellos por diversas razones. Por ejemplo, Francia tiene una deuda sobre PIB parecida a la española, pero la mayor fortaleza de su economía y el mayor tamaño relativo de sus empresas le confiere más resistencia al desplome y mayor capacidad financiera para salir de él por sus propios medios. Por otra parte, Francia está a tan solo dos escalones de la triple A, tiene AA, mientras que España ha recibido A y está a tan solo cinco escalones del bono basura. Por su parte, Italia, con una calificación de BBB y perspectiva negativa, está literalmente al borde del abismo y a tan solo dos escalones del bono basura.

Los destinos de España e Italia parecen converger y aunque España parta de una posición algo mejor, es casi con toda seguridad el país que saldrá peor parado de esta crisis desde el punto de vista económico, puesto que desde el punto de vista sanitario y de pérdida de vidas humanas, la desgraciada gestión del Gobierno no puede haber dado un peor resultado hasta la fecha y, en cifras relativas, nos situamos por delante de Italia y prácticamente del mundo entero. La gestión de las medidas para paliar las consecuencias económicas de la crisis no ha sido, hasta la fecha, más que una suerte de anuncios sin apenas contenido y una exigua asignación de 20.000 millones para avales bancarios con los que las empresas no tienen ni para empezar. Además, se han sucedido una serie de improvisaciones que van a afectar muy negativamente a la producción y al mercado de trabajo.

En la práctica, el Gobierno ha prohibido el despido por dos razones: para evitar el colapso de la Administración por la avalancha de las últimas semanas y para no tener que pagar las prestaciones por desempleo a un colectivo que iba creciendo de forma irrestricta. Esta medida va a dejar a muchos trabajadores de pymes sin que sus empresas puedan abonarles el salario ni el Estado les dé una prestación por desempleo. Por otra parte, la crisis va a golpear a los autónomos especialmente y les va a conducir al cierre de su actividad esperando mejores momentos. Las medidas, cargadas de prohibiciones y restricciones y con pocas o tardías ayudas financieras y fiscales, llevarán al concurso a muchas empresas.

La mala gestión del Gobierno, su incapacidad y el condicionamiento comunista, que está resultando muy acusado, van a provocar una crisis muy superior a la que hubiera correspondido. El Gobierno puede ser uno de los factores de riesgo que las agencias de calificación tengan en cuenta para empeorar nuestra perspectiva de rating por su división, debilidad y muestras de hostilidad hacia el empresariado.

El cierre de empresas, pérdidas de empleo y pocas ayudas difíciles de gestionar se transformarán en una bajada muy acusada en la recaudación fiscal, superior incluso a la que hubo en 2009. Si en ese año el PIB cayó un 3,6% y la recaudación en 80.000 millones de euros, ahora, con una caída que como mínimo será del 10%, da escalofríos la cifra que puede resultar. Los impuestos no se recaudan por decreto si los contribuyentes no tienen dinero para pagarlos.

Italia, con su terrible endeudamiento sobre PIB que pronto va a llegar al 140%, verá deslizarse su déficit también en cuantía muy abultada y rápidamente podrá perder la autonomía para financiarse sin apoyo externo

En un país en el que la mayoría de las empresas son pymes y con una cantidad enorme de micropymes, el fisco va a tener poco que hacer, incluso para ser capaz de controlar el desastre recaudatorio que se avecina. Así, se producirán severas subidas de impuestos, como un IVA al 23% o 24% y tipos del Impuesto de Sociedades y sobre la Renta que aumentarán varios puntos. Las subidas de impuestos prolongarán aún más la crisis económica y tendrán pobres efectos recaudatorios, como se vio durante la pasada crisis, pero tanto por programa de Gobierno, si acaso puede seguir en el poder, como para dar confianza al mercado, serán inevitables.

Aun con todo, el rating de España se deslizará a toda velocidad hacia el bono basura con una alta probabilidad, sobre todo porque es muy dudoso que la economía se recupere con rapidez. El sector turístico arrasado, el sector servicios arruinado en buena medida y la renta disponible de las familias bajo mínimos no auguran esa recuperación en V que Pedro Sánchez prometía con la misma convicción con la que el ministro de Sanidad lleva semanas prometiendo suministros sanitarios.

Italia, con su terrible endeudamiento sobre PIB que pronto va a llegar al 140%, verá deslizarse su déficit también en cuantía muy abultada y rápidamente podrá perder la autonomía para financiarse sin apoyo externo. Se suplican los eurobonos como una forma de evitar el rescate, pero lo profundo de la caída a la que nos enfrentamos italianos y españoles no inspira la menor fe en Alemania y sus socios, y es dudoso aún que la inspire en Francia, sobre la capacidad de que los Gobiernos de ambos países, sin una condicionalidad impuesta, puedan enderezar la situación y hacer pasar a sus poblaciones por las privaciones que implica un necesario plan de estabilización de las cuentas públicas. De las consecuencias políticas de todo este desastre, tendremos ocasión de hablar, pues serán muy profundas.

WhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterLinkedinLinkedinBeloudBeloudBluesky