
Los consumidores no son los únicos que están acaparando productos básicos de alimentación para la despensa. Algunos Gobiernos están tomando iniciativas para asegurar el suministro interno de alimentos durante la pandemia de conoravirus, cortando las cadenas de suministro de las que dependen millones de personas en el resto del mundo.
Kazajistán, uno de los mayores exportadores de harina de trigo del mundo, prohibió las exportaciones de ese producto junto con zanahorias, azúcar y patatas. Vietnam suspendió temporalmente nuevos contratos de exportación de arroz. Serbia ha detenido el flujo de su aceite de girasol, mientras que Rusia dejó la puerta abierta a las prohibiciones de exportaciones y dijo que está evaluando la situación semanalmente.
Por el momento, solo ha habido unas pocas iniciativas y no hay signos claros de que hayan muchas más por llegar de forma inmediata. Aun así, lo que ha sucedido plantea una pregunta: ¿es este el comienzo de una ola de nacionalismo alimentario que perturbará aún más las cadenas de suministro y los flujos comerciales?
"Estamos empezando a observar que esto ya está sucediendo, y lo que nos tememos es que el acaparamiento va a empeorar", dijo Tim Benton, director de investigación de riesgos emergentes del centro de estudios Chatham House en Londres.
Aunque los suministros de alimentos son suficientes, los obstáculos logísticos están dificultando el traslado internacional de los productos, a medida que el coronavirus desencadena confinamientos sin precedentes, compras causadas por el pánico y la amenaza de una crisis laboral.
Cientos de millones de consumidores en todo el mundo todavía están llenando sus despensas y las consecuencias económicas del virus apenas están comenzando. El espectro de más restricciones comerciales está despertando recuerdos de cómo el proteccionismo a menudo puede terminar causando más daño que beneficios. Ese refrán sería aún más cierto ahora, cuando las medidas están impulsadas por la ansiedad y no en respuesta a malas cosechas u otros problemas de suministro.
Reservas estratégicas
Algunas naciones están incrementando sus reservas estratégicas. China, el mayor productor y consumidor de arroz, se comprometió a comprar una parte más grande que nunca de su cosecha nacional, a pesar de que el Gobierno ya posee grandes reservas de arroz y trigo, suficientes para un año de consumo.
A medida que los Gobiernos adoptan enfoques nacionalistas, se arriesgan a sacudir un sistema internacional que se ha interconectado cada vez más en las últimas décadas.
Los inventarios globales de cultivos básicos como el maíz, el trigo, la soja y el arroz son abundantes
"Si los Gobiernos no están trabajando de manera colectiva y cooperativa para asegurar que haya un suministro global, si solo están poniendo a sus naciones en primer lugar, se puede terminar en una situación en la que las cosas empeoren", dijo Benton de Chatham House. Y advirtió de que las compras frenéticas, junto con políticas proteccionistas, podrían conducir a precios más altos de los alimentos, un ciclo que podría terminar perpetuándose.
A diferencia de períodos anteriores de inflación alimentaria desenfrenada, los inventarios globales de cultivos básicos como el maíz, el trigo, la soja y el arroz son abundantes, dijo Dan Kowalski, vicepresidente de investigación de CoBank, entidad crediticia que ha prestado 145.000 millones de dólares para la industria agrícola, y agregó que ahora no espera alzas "dramáticas" en los precios.
Si bien los máximos de la última década fueron causados inicialmente por problemas climáticos para los cultivos, las políticas exacerbaron las consecuencias. En 2010, Rusia experimentó una ola de calor récord que dañó la cosecha de trigo. El Gobierno respondió prohibiendo las exportaciones para asegurarse de que los consumidores nacionales tuvieran suficiente.
"Es el momento de cooperar"
"Dado el problema que enfrentamos ahora, no es el momento de poner en práctica este tipo de políticas", dijo Máximo Torero, economista jefe y subdirector general del Departamento de Desarrollo Económico y Social de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación. (FAO, pos sus siglas en inglés) "Por el contrario, es el momento de cooperar y coordinar".
Por supuesto, las pocas prohibiciones vigentes pueden no durar, y los signos de un retorno a la normalidad podrían evitar que los países tomen medidas drásticas. Una vez que los consumidores comienzan a ver más productos en los estantes, pueden dejar de acaparar, lo que a su vez permite que los Gobiernos eliminen dichas políticas.
Mientras tanto, algunos precios de los alimentos ya han comenzado a subir debido al aumento en las compras. Los futuros de trigo en Chicago, el referente mundial, han subido más del 6% en marzo a medida que los consumidores acaparan harina. La carne de ternera al por mayor de Estados Unidos se ha disparado al nivel más alto desde 2015, y los precios de los huevos han aumentado.