
El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ha asegurado hoy que no se debe seguir por el camino al que apuntaban las tesis del gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, quien ayer abogó por abaratar el coste del despido.
En un encuentro organizado por la Asociación de Periodistas Europeos, Zapatero consideró que comparte algunas de las tesis del gobernador pero en alusión a las declaraciones de ayer dijo que están "dentro del catálogo de recetas" que apuestan por "adelgazar el estado del bienestar".
Estado de bienestar
Ante esto se mostró totalmente contrario porque dijo que en otros países la reducción del estado del bienestar ha dado resultados "no satisfactorios", por eso, insistió en que "no debemos ir por ese camino".
En su opinión, lo que crea empleo es la actividad, e indicó que una sociedad en la que sus trabajadores tienen derechos y unos salarios mejores es una sociedad más competitiva, y ello crea riqueza.
Afortunadamente hay opiniones diversas en torno a las necesidades "más imperiosas" para recuperar la competitividad y productividad en Europa, y también en España, dijo Zapatero.
Apuestas del Gobierno
Por ello, apostó por mejorar la extensión de la educación a los jóvenes, más allá de la educación obligatoria, al tiempo que abogó por incrementar la inversión en I+D, hasta acercarla al objetivo "razonable" del 2 por ciento entre el sector público y privado.
El jefe del Ejecutivo fijó entre las prioridades del Gobierno la apuesta decidida por la sostenibilidad ambiental, en la que aseguró que España debe ser una "gran potencia" y aprovechar con ello para readaptar a "una gran parte" del sector de la construcción.
Durante su discurso, en el que habló de los retos de España bajo la presidencia de la Unión Europea (UE), en el primer semestre de 2010, Zapatero consideró que la región debe dar "pasos valientes y osados" para convertirse rápidamente en el área económica más dinámica del mundo, tras la crisis.
El presidente del Gobierno explicó que el Ejecutivo va a impulsar una revisión en profundidad, "radical", de la llamada "Estrategia de Lisboa", que fijó hace una década el objetivo de convertir a la UE en el área "más dinámica y de mayor competitividad económica" del mundo.