Economía

Ray Dalio cree que la situación económica es insostenible: "El mundo se acerca a un gran cambio de paradigma"

  • "El sistema que hacía funcionar el capitalismo para la mayoría se ha roto"
Ray Dalio, inversor y fundador del fondo Bridgewater

La opinión de Ray Dalio no suele dejar indiferente a nadie. El fundador del fondo Bridgewater no se muerde la lengua cuando habla sobre finanzas y economía y esta vez no ha sido menos. Dalio cree que la situación en los mercados financieros y en la economía en general es "insostenible". Cantidades históricamente altas de liquidez, desigualdad de la riqueza, activos inflados, pensiones impagables... las soluciones para solventar estos problema son pocas y todas tienen consecuencias para la economía. "El sistema que hace funcionar el capitalismo para la mayoría de la gente está roto".

Dalio cree que "el mundo se ha vuelto loco y el sistema está roto", así es como titula un extenso post publicado en su perfil de Linkedin. El inversor cree que el mundo y algunas economías en concreto se encuentran en una especie de 'trampa de liquidez' de la que es muy difícil salir. Las inyecciones y compras de activos por parte de los bancos centrales han generado cantidades ingentes de liquidez que han impulsado el precio de los activos sin reanimar el crecimiento económico y la inflación. Ahora el sistema es adicto al dinero gratis y revertir esta situación sin causar un terremoto es prácticamente imposible.

"Ante unos inversores que tienen tantísimo dinero para invertir y ante las historias pasadas de éxito de compañías de tecnología revolucionarias que lo están haciendo tan bien, más compañías que en cualquier otro momento desde la burbuja de las puntocom no necesitan tener beneficios o siquiera mostrar un camino claro para lograr colocar sus acciones, porque en su lugar pueden vender sus sueños a aquellos inversores que están inundados de dinero y con capacidad para endeudarse", asegura este experto.

"Al mismo tiempo, existen grandes déficits públicos que aumentarán sustancialmente, lo que requerirá que los gobiernos vendan enormes cantidades de nueva deuda, cantidades que no pueden absorberse de forma natural sin unos tipos de interés superiores en el que (precisamente) unos tipos de interés superiores serían devastadores para los mercados y las economías, porque el mundo está muy apalancado", explica Dalio.

En un mundo sin el 'dopaje' de los bancos centrales, un aumento neto de la emisión de deuda soberana por parte de los gobiernos desembocaría en un incremento del interés de esa deuda para atraer a un mayor número de inversores o personas dispuestas a comprar ese activo. Sin embargo, en un mundo endeudado los bancos centrales no pueden permitir que los tipos de interés suban. Entonces, ¿cómo se financiará ese mayor déficit público? Dalio cree que "casi seguro ese dinero vendrá de los bancos centrales, que comprarán nueva deuda con dinero recién impreso".

Esos déficits crecientes servirán también para pagar unas pensiones y unos sistemas sanitarios que tendrán que afrontar unas cargas más pesadas en los próximos años a medida que el envejecimiento de la población engorda el gasto de esas partidas y lo adelgaza en los ingresos (dejan de trabajar y de cierta forma de contribuir al sistema).

Dalio explica que hay tres formas de cubrir ese agujero: reduciendo el estado de bienestar, subiendo impuestos o imprimiendo dinero. "Aunque ninguno de estos tres caminos es bueno, imprimir dinero es el camino más fácil porque es la forma más sutil de que se produzca una transferencia de riqueza (la inflación suele beneficiar a los deudores porque la carga de su deuda cae a medida que suben los precios) y tiende a aumentar los precios de los activos. Debido a que no hay limitaciones en las cantidades de dinero que se pueden imprimir o el valor de ese dinero, es el camino más fácil".

No obstante, este tipo de políticas también entrañan serios riesgos: una vez que la impresora empieza monetizar déficits públicos resulta casi imposible desconectarla o al menos eso es lo que cuenta la experiencia de los países que han utilizado a sus bancos centrales para financiera políticas.

Desigualdad y confianza

Por otro lado, al mismo tiempo que el dinero es esencialmente gratuito para quienes tienen una solvencia crediticia buena, no está disponible para quienes no tienen esa solvencia (que quizá son los que más lo necesitan), lo que contribuye a la desigualdad de la riqueza, las oportunidades y las brechas políticas.

"El proceso de 'goteo hacia abajo' (que el dinero de la parte superior de la sociedad vaya goteando hacia los trabajadores y otras personas) mejorando sus ingresos y solvencia no está funcionando, el sistema que hace que el capitalismo funcione bien para la mayoría de las personas está roto. Este conjunto de circunstancias es insostenible y, desde luego, ya no se puede empujar más allá como se ha hecho desde 2008. Por eso creo que el mundo se está acercando a un gran cambio de paradigma", culmina Dalio en su artículo.

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