
La corona noruega pierde un 3,3% en lo que va de año contra el euro y un 6% contra el dólar. Esta deprecación tan abultada contra las dos grandes divisas del mundo resulta un tanto singular ante la divergente política monetaria de Noruega (ha subido tipos este año y no piensa bajarlos) y la de la zona euro y EEUU, que ya han iniciado un nuevo ciclo de bajadas de tipos y expansión monetaria. La aversión de los inversores a los activos denominados en coronas noruegas puede ser el reflejo del miedo a una desaceleración económica global mayor o a la llegada de una recesión, dos escenarios que dañarían sobremanera a la economía noruega.
Todo parece listo para que la corona noruega hubiera iniciado un rally hace tiempo. El Norges Bank decidió subir los tipos de interés en 25 puntos básicos hace poco más de un mes, dejando el precio del dinero en el 1,5%. Además, el banco central ha dejado entrever en su última reunión que el precio del dinero se mantendrá en ese nivel lo que resta de año y en todo caso si algo sucede será para anunciar otra subida de tipos. Los salarios crecen levemente por encima del 3%, el banco central ha revisado al alza el crecimiento a medio plazo (a contracorriente de Europa) y prevé una inflación subyacente levemente por encima del 2%.
Sin embargo, la corona noruega está de capa caída, algo que contradice a la teoría económica, que prevé que una economía más fuerte y unos tipos al alza deberían atraer flujos de capital y fortalecer la divisa de ese país frente a la de otros que tengan un comportamiento relativo peor.
La causa que podría estar propiciando esta caída es el miedo de los inversores a que una desaceleración global más fuerte golpee a la economía noruega con violencia. El país escandinavo presenta una elevada apertura al exterior (importaciones y exportaciones suman más de un 70% del PIB), además de ser uno de los grandes productores de petróleo a nivel global. Un recesión dañaría sus exportaciones a la par que dañaría el precio del petróleo, un doble golpe a los pilares de la economía noruega.
Erica Dalsto, economista jefe en Skandinaviska Enskilda Banken (SEB), comenta en declaraciones a Reuters que "las divisas pequeñas ligadas al comercio internacional han sufrido. Mientras que los factores domésticos han sido secundarios". Algo similar le está ocurriendo a la corona sueca, que tampoco muestra fortaleza a pesar que la economía doméstica está resistiendo bien las turbulencias exteriores.
Un colega de trabajo de Dalsto, Richard Falkenhall, estratega de divisas senior de SEB, cree que la debilidad podría deberse a que los grandes inversores quieren mantenerse lejos de estas divisas ante el riesgo de que el mercado global de liquidez se seque en caso de la llegada de una nueva crisis financiera.
Eso haría que la corona y otras monedas pequeñas, especialmente vulnerables a los flujos internacionales, sufrieran fuertes oscilaciones frente a las grandes (y normalmente más estables) divisas como el euro, el dólar o el yen japonés.
Otro factor de riesgo es el elevado peso del petróleo en la economía Noruega. Las exportaciones de crudo y gas representan un 65% de todas las exportaciones del país escandinavo. Al contrario que en 2008, cuando la OPEP tenía un férreo control sobre el precio del crudo y la oferta, hoy la competencia en este mercado es mucho mayor con la irrupción del fracking de EEUU o la mayor producción de países como Canadá o Brasil. Una nueva crisis podría lastrar la demanda de crudo y arrastrar el precio del 'oro negro'.
Si la demanda de crudo cae los exportadores de petróleo sufren por dos vías diferentes el golpe: por un lado venden menos barriles y por otro los que venden son a un menor precio.
No obstante, "esta no es la primera vez que las divisas escandinavas han sufrido ventas que las han llevado hasta niveles de infravaloración sin una explicación obvia".
Jonathan Davies, director de forex en UBS Asset Management, cree que este fenómeno es una especie de "misterio". Davies asegura que en 2008 la corona noruega estuvo así de barata tras la crisis de 2008 "sin encontrar una explicación totalmente convincente".
Niels Christensen, economista jefe de Nordea, también reconoce que es difícil encontrar una explicación a lo ocurrido. "Es un misterio cuando miras a los indicadores macro porque no son tan terribles como lo que muestra la divisa... además muestra mayor debilidad que la corona sueca, cuando si hay datos de debilidad son en Suecia, no en Noruega.