Economía

¿Sufres la enfermedad del dinero? Estos son los cinco estados mentales tóxicos que impiden la prosperidad

  • ¿Eres un neurótico de la pobreza, un pirómano o una hormiguita?
  • Cómo gastamos el dinero dice mucho de nuestra personalidad y conciencia
  • Una generosidad extrema puede relacionarse con la baja autoestima
Imagen: Dreamstime.

"El extracto de una visa a veces dice más del alma de una persona que varios años de psicoanálisis". La contundente sentencia la firma Joan Antoni Melé, impulsor de Triodos Bank y asesor de proyectos de banca ética en América Latina. Melé, con más de 30 años al frente de la dirección de oficinas bancarias, conocía bien la íntima relación entre las personas y el dinero, un vínculo psicológico mucho más complejo de lo que podríamos pensar en una primera reflexión.

Cómo gastamos el dinero que tenemos dice mucho de nosotros mismos, de nuestra personalidad, guías de vida y nuestra conciencia del valor de las cosas. Esta idea ha servido de brújula a la economista y exasesora financiera de Morgan Stanley Cristina Benito para identificar los estados patológicos en los que a veces nos instalamos en relación a los ingresos. En su libro Money Mindfulness, la auditora explica cómo desde la psique podemos mejorar el vínculo con la prosperidad, en un camino que incluye la modificación de los patrones nocivos como paso previo para generar, conservar y multiplicar el efectivo. Pero primero, es imprescindible dirigir una mirada a nuestro interior y preguntarnos: ¿cómo soy en mi relación con el dinero?

"Nuestros gastos cuentan muchas cosas sobre nosotros, revelan a qué dedicamos el tiempo, nuestros gustos, prioridades y la conciencia del valor de las cosas", argumenta Benito. Y rescatando la famosa reflexión del impulsor de Triodos Bank, insiste en que "el extracto bancario refleja tus objetivos, propósitos y valores". No sólo se trata de lo que compramos, sino de cómo y de dónde compramos. Y de no perder de vista el axioma básico de que, si tomamos una decisión de compra, estamos a la vez decidiendo no comprar muchas otras cosas.

A partir de este análisis, la economista despliega cinco tipologías de personas que mantienen lazos tóxicos con la riqueza; cinco patrones que es necesario cambiar si queremos cultivar la prosperidad. Si algo te parece familiar en lo expuesto a continuación, ha llegado la hora de encender todas las alarmas.

1. El pirómano

Su perfil coincide con el del 'manirroto', un individuo que gasta de modo compulsivo, el dinero le quema en las manos. Cristina Benito señala que, llevado al extremo, coincide con el ludópata. Si buceamos un poco más en la psicología de estas personas, será fácil descubrir la existencia de una insatisfacción vital latente, por motivos laborales o personales.

"La persona que odia su trabajo, su vida o ambas cosas, necesita una compensación por el tiempo que pasa encerrado haciendo algo que no le gusta. Por eso, al salir de la oficina o de casa, tapa su vacío adquiriendo algo que no necesita, como el niño enfermo al que se regala un juguete para animarlo", ejemplifica.

2. El desprendido

Es la variante altruísta del pirómano. Al desprendido tampoco le dura el dinero en su poder, pero no porque lo gaste en caprichos para sí mismo, sino porque lo revierte en el bienestar de los demás. Se trata de un modo de generosidad enfermiza y llevada al límite, donde el individuo siente mayor placer en poder ayudar a los demás o brindarles satisfacción aun cuando eso complique su propia situación financiera. Aunque no tenga esos ingresos, el desprendido siempre tratará de invitar a una cena de amigos o prestará dinero a quienes sabe que no se lo podrán devolver.

Bajo este comportamiento puede atisbarse un problema de falta de autoestima, de una persona que intenta 'comprar' el amor de los que le rodean. Expertos en psicología apuntan que, en algunos casos, una generosidad extrema está relacionada con personas a las que les faltó el amor del padre o de la madre.

3. El neurótico de la pobreza

Este perfil hace gala de aquel proverbio judío de "aquello que desprecias se vuelve contra ti". El neurótico de la pobreza no regala el dinero, tampoco lo consume de manera compulsiva, pero lo ve fluir a su alrededor, como si no fuera con él. Los ingresos, por tanto, nunca parecen detenerse en su puerta, en cierto modo, porque esta persona desprende un rechazo frontal hacia el metal por motivos idealistas o de valores.

Más allá de los artistas y antisistema, el neurótico también anida en los profesionales que renuncian a pedir aumentos o a elevar sus tarifas

Artistas e individuos muy idealistas suelen apuntarse -inconscientemente- a esta categoría patológica. Desde su infancia, han relacionado el dinero con algo negativo y tratan de mantener unos principios y ética férreos y elevados rechazándolo o generando un desapego. No están dispuestos a renunciar a sus creencias para sentirse unos "vendidos", expone la autora de Money Mindfulness. No se enriquecen, aunque tampoco se endeudan.

Más allá de los artistas y antisistema, el neurótico también anida en los profesionales que renuncian a pedir aumentos o a elevar sus tarifas. En el plano psicológico, este perfil suele esconder una creencia de no merecerse más de lo que ya se tiene, muy relacionada con la baja autoestima o incluso el miedo al rechazo.

4. La hormiguita

La famosa fábula de la cigarra y la hormiga encumbró a este insecto como ejemplo a seguir para lograr una vida próspera. Como señala Cristina Benito, ejercer de 'hormiguita' en épocas de crisis o menores ingresos es la actitud acertada, pero puede transformarse en un patrón tóxico cuando se instala de modo permanente en nuestra vida. La hormiguita enfermiza acaba acumulando por el puro placer de acumular, y no por necesidad. Así, encontramos individuos que pasan penurias o viven en la miseria sin ningún motivo, sólo porque no se permiten gastar ni un céntimo.

El fundador de Ikea, pese a ser uno de los hombres más ricos del planeta, compraba productos a punto de caducar y se cortaba el pelo en países en vías de desarrollo

Sus acciones a menudo son guiadas por miedos a cosas que podrían suceder de manera hipotética -la pérdida de trabajo, un dispendio inesperado...- pero que no existen en el escenario presente. El ahorro extremo que practican se convierte, así, en un "parche contra el miedo", y no en una manera de mejorar su vida. El mítico señor Scrooge, el avaro del Cuento de Navidad de Charles Dickens, encarna a este tipo tóxico. También Ingvar Kamprad, el fundador de Ikea, quien, pese a ser uno de los hombres más ricos del planeta, compraba productos a punto de caducar para obtener descuentos y se cortaba el pelo en países en vías de desarrollo.

5. La nube del no saber

La exasesora financiera de Morgan Stanley recurre al poético título de un libro anónimo de la Inglaterra del siglo XIV para referirse los últimos enfermos del dinero en su clasificación: individuos que ignoran sus ingresos y optan por despreocuparse y delegar en otros su gestión. Ya sea por aversión, por comodidad o por despreocupación con respecto a un tema que no le gusta, los que eligen no saber suelen perder el control de sus ganancias y responsabilizar a su pareja o a sus padres.

Esta ignorancia sobre la gestión del dinero, por ejemplo, fue la que esgrimió la infanta Cristina de Borbón en el juicio por los entramados de fraude y evasión fiscal de su marido, Iñaki Urdangarin. Deportistas como Rafa Nadal o Messi también confiaron en sus padres la gestión de sus riquezas, con mayor o menor fortuna.

El problema de este comportamiento, advierte la autora, es que, en cuanto la relación con la persona que controla el dinero se deteriora, emergen problemas financieros en el caso de que la gestión económica no haya sido idónea. Ante la excusa de ceder la responsabilidad por 'no entender', Benito avisa: "No es que no entienda. Es que no quiere entender".

Una vez desplegado el mapa de enfermedades del dinero, toca identificarse y enderezar nuestra psicología para que cambie el vínculo con lo que ganamos y lo que hacemos con estas riquezas. La economista subraya que esto es posible, y ofrece una esperanza para los recién autodiagnosticados: "La pobreza es un estado mental, no tener dinero es sólo temporal".

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