Economia verde

El equilibrio territorial, reto turístico para 2020

  • El futuro del turismo en España pasa por evitar la saturación urbanística
  • Incorpora una línea estratégica para minimizar el impacto ambiental

El turismo se reeduca en España y marca nuevos retos de futuro para alejarse de un malentendido negocio que ha dejado en las últimas décadas un aberrante escenario urbanístico en las costas españolas y en los destinos más masificados. El sector ha incorporado en los últimos años la acepción "sostenibilidad" a su vocabulario, aplicada a dos aspectos. De un lado, los nuevos planes para esta actividad en España pasan por respetar el equilibrio del destino evitando la masificación urbanística y de turistas y, por otro, por reducir el impacto que genera en el medioambiente.

El trabajo de concienciación en el nuevo modo de ejercer el turismo en España parte del propio Ministerio de Industria, Energía y Turismo con la elaboración del Plan del Turismo Español Horizonte 2020. La Administración marca en el documento los nuevos retos del sector para los próximos cuatro años en los que la sostenibilidad y el medioambiente juegan un papel decisivo en el futuro de la actividad.

Para comenzar, el informe parte señalando el mayor problema que tiene el sector en materia medioambiental: "La ocupación del territorio". El Ministerio recuerda que esta situación viene precedida por "los excesos" que se han producido en determinados destinos, además de por los desequilibrios generados por el modelo de urbanismo aplicado. De este modo, añade que la ocupación del territorio no sólo ha sido producida por el sector, sino también por el desarrollo del turismo residencial (compra de vivienda extrahotelera) que condiciona la sostenibilidad del territorio, "y lo más preocupante, la competitividad de los destinos turísticos".

Planificación de los destinos

El Plan elaborado por el Gobierno recomienda al sector la planificación de los destinos turísticos para evitar reproducir un crecimiento acelerado en los mismos y que finalmente, según experiencias anteriores, se ve abocado a una prematura pérdida de la competitividad al carecer de una buena gestión.

El reto para 2020 parte por distinguir los territorios en función de su grado de desarrollo. De este modo, por un lado estarían los destinos emergentes, que son aquellos con un bajo nivel de desarrollo, pero un alto potencial; después, los destinos en crecimiento que están vinculados a determinados productos turísticos competitivos, y finalmente destacarían los mercados maduros, muy consolidados por las tendencias del pasado, pero en riesgo de saturación y declive por la masificación de turistas. El plan gubernamental hace espacial hincapié en estos últimos destinos con el objetivo de impulsar un nuevo modelo caracterizado por aportar una mayor propuesta de valor al cliente y un mayor beneficio económico, social y medioambiental.

"Si bien el sector ha realizado importantes inversiones para la mejora de la oferta turística, todavía es preciso seguir invirtiendo en la adaptación a las nuevas necesidades de la demanda en los destinos maduros. El sector turístico no debe bajar la guardia en este sentido y sí esforzarse en incorporar elementos que ayuden a los establecimientos a ganar en especialización y diferenciación", concluye el documento al respecto.

El Ministerio de Industria, Energía y Turismo recuerda que, al igual que ocurre en otros sectores empresariales, las compañías turísticas también tienen que asumir compromisos de adaptación de la actividad económica al cambio climático y mejorar la eficiencia en el uso de energía. Sin embargo, la actuación del propio cliente cobra también importancia. Por ello, el Ejecutivo aboga por impulsar un programa de sensibilización y difusión de principios, criterios y mejores prácticas ambientales.

El turista piensa en verde

A los retos que tiene el sector en materia de sostenibilidad, se une de forma paralela un nuevo turista que demanda destinos diferentes que le permitan estar en contacto con la naturaleza.

Cada vez son más las personas que conciben sus vacaciones como un proceso para recuperar el contacto con el medioambiente y reeducar al mismo tiempo el concepto de viajar. Son los ecoturistas. Y están en auge.

El camino de regreso a la naturaleza condicionó el año pasado al 15% de los viajeros del mundo a la hora de elegir su destino, frente al 12% del año anterior, según una encuesta realizada por TripAdvisor y recogida en el informe El Turismo Ecológico y Sostenible en España elaborado por Ostelea. Sin embargo, hay una minoría del 8% aún más concienciada con la naturaleza que el año pasado eligió su destino en función del impacto ambiental.

Los viajeros que piensan en verde son los más activos y los que más viajan, aunque no los que más gastan. Los ecoturistas americanos desembolsaron el año pasado una media de 66 euros por día, un 11,9% más que el año anterior, mientras que los europeos destinaron 79 euros diarios de media. La cuantía aún contrasta con los 125,3 euros al día que gasta un turista extranjero cuando viaja a España, según el último informe del Instituto Nacional de Estadística (INE). Sin embargo, el ecoturismo ya es un mercado en sí mismo que movió el año pasado 412.000 millones de euros en todo el mundo.

Nuevos mercados

España es el tercer país que más ingresos recibe por turismo, aunque con un perfil de viajero que demanda la costa mediterránea. La Administración trabaja actualmente para potenciar los parajes naturales y abrirse un hueco en el nuevo mercado del ecoturismo. Aunque aún queda mucho trabajo por delante, parte de los deberes ya están hechos: España está a la cabeza del resto de naciones europeas en cuanto a mayor número de espacios acreditados, según la Carta Europea de Turismo Sostenible (CETS).

Andalucía aglutina el 45,2% de estos parajes con 20 de los 42 espacios acreditados, entre los que destacan el parque natural Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas (Jaén), el parque natural de Sierra Nevada (Granada) o el de Los Alcornocales (Cádiz). Sin embargo, Aragón, Asturias, Canarias, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Cataluña, la Comunidad Valenciana, Extremadura, Galicia y Murcia también cuentan con monumentos, parques y reservas naturales avaladas por la CETS.

El Ministerio de Industria tiene un importante papel en la promoción de estos destinos, misión que ya inició en 2004 con la elaboración del Plan de Impulso del Turismo de Naturaleza en España. Uno de los últimos pasos de la Administración en este aspecto fue cofinanciar la elaboración de la aplicación Ecotourist in Spain (Ecoturista en España), que recoge toda la oferta de ecoturismo del país.

Alojamientos sostenibles

Los alojamientos turísticos también se están coloreando poco a poco de verde y en España, las grandes hoteleras ya cuentan con certificados de gestión medioambiental en varios de sus edificios. El grupo Barceló da especialmente un paso más en su compromiso con el medioambiente a través de la fundación Barceló. La organización ha financiado en los últimos seis años hasta 30 proyectos medioambientales para desarrollar las comunidades más desfavorecidas en todo el mundo. Los proyectos se han llevado a cabo en países como Etiopía, Uganda, Kenia o Burkina Faso.

NH, por su parte, cuenta con 175 establecimientos respetuosos con el medioambiente que cumplen con criterios de sostenibilidad. Varios de sus hoteles participan en programas de reducción del lavado de la ropa de cama y las toallas. La compañía realiza además controles mensuales del consumo de agua y energía para reducir su huella de carbono, utiliza luces LED y ofrece información a sus empleados y clientes sobre las prácticas medioambientales recomendadas. Meliá también cuenta con un plan para reducir su huella de carbono a través de la incorporación de energías renovables a raíz del acuerdo firmado en 2014.

La Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó en diciembre de hace dos años 2017 como el 'Año Internacional del Turismo Sostenible para el Desarrollo'. La propuesta fue valorada desde la Organización Mundial del Turismo (OMT) como una oportunidad para ampliar la contribución del sector a los tres pilares de la sostenibilidad que son el económico, el social y el medioambiental. Entre los objetivos a alcanzar para el próximo año destaca especialmente la protección de los mares, los ríos y los océanos, así como la promoción del consumo y la producción de alimentos sostenibles.

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