
El escándalo del 'dieselgate' dibujó una desoladora estampa protagonizada por 300.000 coches de Volkswagen yaciendo en 37 'cementerios' a la espera de ser revendidos tras la pertinente reparación por parte del fabricante alemán. Pero ahora, lejos de difuminarse aquella imagen, la escena podría volver a repetirse en el 'ruinoso' aeropuerto de Berlín consecuencia del nuevo ciclo de homologación de emisiones europeo Worldwide Harmonized Light Vehicle Test Procedure (WLTP).
La nueva normativa entrará en vigor el próximo 1 de septiembre, lo que supone que todos los vehículos que se vendan en Europa desde entonces deberán haber sido certificados de acuerdo con dicho ciclo a fin de arrojar resultados más fieles por medio de pruebas en condiciones reales de circulación.
Para ajustarse a las exigencias del WLTP, Volkswagen y el resto de los fabricantes trabajan en la progresiva implantación de un nuevo software en sus vehículos. El problema al que se enfrenta el constructor alemán es que, a pesar de que ya han salido de sus fábricas coches que cumplen con los estándares requeridos, en torno a 200.000-250.000 unidades de las filiales del grupo Audi, Porsche y Volkswagen aún no han recibido la certificación por parte de la Autoridad de Transporte de Alemania, de acuerdo con la información revelada por un portavoz de la compañía a Deutsche Welle.
Aeropuerto de Berlín.
Según informa el diario Handelsblatt, uno de los lugares escogidos para almacenar los coches hasta que puedan ser comercializados es el nuevo aeropuerto internacional de Berlín, cuya inauguración ha sido aplazada hasta en cinco ocasiones y acumula siete años de retraso. Además, el pasado mes de abril se conoció que costará 770 millones de euros más de lo previsto (950 millones de dólares), elevando el montante de la construcción de la infraestructura a cerca de 7.300 millones de euros. | ¿Para qué sirven los aeropuertos sin pasajeros?
El fallido aeropuerto de Berlín Brandeburgo Willy Brandt, cuyas obras comenzaron en 2006, debería haber sido inaugurado en 2011 para sustituir a los dos aeródromos actuales de la capital (Tegel y Schönefeld), pero los contratiempos se han sucedido a lo largo de los años hasta el punto de convertirse en uno de los fiascos alemanes más sonados. La paralización de las obras por exceso de peso en la cubierta de la principal terminal, el incumplimiento de las normas de protección contra incendios, y diversos escándalos políticos y administrativos son las principales causas que han lastrado su inauguración. Su fecha de apertura prevista es octubre de 2020.
Ahora, el grupo Volkswagen lo utilizará de forma temporal a modo de depósito de sus coches actualizados, aunque no será el único nuevo 'cementerio' eventual: el aeropuerto de Munster-Osnabruck, el de Hannover, y el puerto Jade-Weser-Port también albergarán algunos de estos vehículos.
El puerto Jade-Weser-Port.
La llegada del ciclo WLTP junto a las pesquisas sobre varias marcas que están llevando a cabo las autoridades alemanas en relación con el caso de las emisiones han propiciado una carga excesiva de trabajo burocrático, provocando el previsible retraso en la entrega de un gran número de coches.
De igual forma, varias fábricas de Volkswagen se han visto repercutidas por la nueva normativa de emisiones, entre ellas la de Wolfsburgo, que realizará paros de producción entre los meses de verano y septiembre porque "tienen que probar más de 200 variantes de modelos y hacer que se aprueben en un periodo de tiempo muy corto", explicó el consejero delegado del grupo Volkswagen, Herbert Diess. Otras plantas afectadas por este motivo son las de Zwickau y las de componentes propias de VW en Kassel y Salzgitter.