Motor

Diez ciudades para olvidarse del coche

Mejor no mover el coche. Lo que podía ser un excelente consejo se está convirtiendo casi en un mandamiento en diez grandes ciudades del mundo. Primero se empezó con restricciones a la circulación de vehículos de cuatro ruedas en el casco antiguo y después se extendió la normativa a otras zonas. | FCA abandonará el diésel en 2022.

El deterioro de la calidad del aire, el incremento del ruido y los atascos permanentes son algunas de las enfermedades recurrentes en las principales capitales del mundo. La Comisión Europea se ha puesta muy seria en el asunto y se ha propuesto reducción de la contaminación como uno de sus objetivo prioritarios con vistas a 2020, ya que las afecciones pulmonares por este tipo de emisiones causan 400.000 muertes al año. Todo lo anterior está animando a las administraciones locales a cerrar las calles al tráfico rodado. Sin miramientos para los particulares y con severas multas en caso de desobediencia.

El transporte público y los coches compartidos se convierten en las escasas alternativas para aquellos que no quieran ir caminando o en bicicleta. Se trata de un mal común, que cada ciudad combate con sus respectivas ordenanzas municipales. A grandes males, grandes remedios, parecen coincidir los gestores públicos mientras promueven un cambio de mentalidad en torno a la movilidad sostenible.

El ejemplo más drástico lo protagoniza la comunidad balear, que estos días maneja un borrador de anteproyecto de la Ley de Cambio Climático y Transición Energética en el que se prohibirá la entrada de coches diésel al archipiélago a partir de 2025 y de gasolina en 2035. Con ese decisión, el 'Govern' balear confía en electrificar totalmente su parque móvil en 2050

Madrid. La alcaldesa Manuela Carmena lo dijo el pasado mayo y su mensaje no ha cambiado ni una coma desde entonces: el ayuntamiento prohibirá la circulación por la ciudad a los vehículos más antiguos a partir de 2025. En concreto, la medida afectará a los modelos de gasolina matriculados antes de 2000 y a los diésel adquiridos antes de 2006. Además, ninguno de ellos podrá aparcar en las zona de Estacionamiento Regulado desde 2020. Por lo pronto, en junio de este año, Carmena extenderá el Área de Prioridad Residencial de Madrid a todo el centro de la ciudad, lo que acarreará multas de más de 100 euros para los coches privados de no residentes que circulen por esas zonas. Si todo lo anterior funciona como espera el Ayuntamiento de Madrid, la ciudad espera reducir en una cuarta parte las emisiones de NO2 respecto al dato de 2012.

Barcelona. La cámara municipal que lidera Ada Colau propuso el pasado verano que los vehículos más contaminantes (20% del parque actual) no pudieran circular por la ciudad los días laborales entre las 7.00 y las 20.00 horas en las jornadas en las que se decrete un episodio de contaminación. De esa medida quedan excluidas las motos, los vehículos para personas con movilidad reducida, servicios de emergencia, autobuses, servicios esenciales, así como camiones y furgonetas de reparto de mercancías.

Londres. El alcalde de la capital británica, Sadiq Khan, ha declarado la guerra a todos los coches diésel con la prohibición de circular por la ciudad a partir de 2020. Como aperitivo, el mismo mandatario exige el pago diario de 10 libras (11,2 euros) a los 10.000 usuarios de vehículos matriculados antes del 2006 que transiten durante las horas de mayor congestión del día. Curiosamente, el 74% de los londinenses se ha manifestado a favor de esta medida. Para redondear su ofensiva, el conjunto del Reino Unido prohibirá la venta de nuevos coches que no sean eléctricos o ecológicos a partir de 2040, con el objetivo de disuadir la adquisición de los vehículos de gasolina o diésel en el plazo de 10 años. Al mismo tiempo, Londres pretende que en 2050 solo el 20% de los desplazamientos en la ciudad se haga en coches.

París. La alcaldesa de la capital francesa, Anne Hidalgo, anunció el pasado otoño su intención de prohibir el tránsito de coches diésel de aquí a 2024 y de los de gasolina a partir de 2030, todo ello con la ambición de convertir la Ciudad de la Luz en una urbe neutra en emisiones de dióxido de carbono. Además, se ha propuesto duplicar el número de kilómetros de carril bici actual en el plazo de dos años.

Berlín. La capital alemana controla el nivel de las emisiones de los vehículos a través de un sistema de pegatinas de colores. Unos coches cargan con el distintivo rojo, que les impide circular determinados días en los de mayor contaminación. La pegatina amarilla se reserva para los vehículos con bajas emisiones mientras que la verde solo está al alcance de los eléctricos. Solo estos últimos pueden circular por Berlín cualquier día del año, sea cual sea el nivel de contaminación. Por otra parte, la ministra alemana de Medio Ambiente, Barbara Hendricks, desveló la intención del Ejecutivo germano de ofrecer el transporte público de forma gratuita para reducir el número de automóviles privados. Esta idea se pondrá a prueba en Bonn, Essen, Reutlingen, Mannheim y Herrenberg antes de final de año.

Estocolmo. Como sucedía en la Edad Media en el acceso a cualquier recinto amurallado, en la capital sueca se han creado unos peajes de entre 1 y 6 euros, que deben satisfacer los coches que pretendan circular por el centro de la ciudad entre las 6.30 y las 18:30 horas. Los vehículos más viejos pagan más y los más limpios, casi nada.

Bruselas. Desde el principio de año, la capital de Europa prohíbe el tránsito de los diésel (Euro 1) con más de 10 años de antigüedad, así como el resto de los matriculados con más de 25 años de vida. Se espera que en 2025 sólo podrán circular por Bruselas los vehículo que cumplan el estándar Euro 6.

Copenhague. Una de las ciudades con mayor calidad de vida del mundo también es una de las que menos coches por habitantes tiene en el Primer Mundo. Cerca de la mitad de la población de la capital danesa utiliza la bicicleta como vehículo prioritario de transporte, lo que facilita mucho las cosas a las autoridades municipales cuando se trata de cumplir la normativa medioambiental comunitaria. Curiosamente, se está extendiendo una tendencia social por la que comienza a estar muy mal visto el circular con coches grandes por la ciudad. En muchos casos, resulta hasta maleducado moverse con estos transportes tan poco solidarios.

Helsinki. ¿Para qué mover el coche cuando resulta más cómodo y barato desplazarse a través del transporte público? Algo parecido piensan los habitantes de la capital finlandesa para dejar sus vehículos en el garaje y optar por el sistema más ecológico y moderno del mundo. Con esa mentalidad, el alcalde de Helsinki pretende acabar con la circulación de vehículos particulares en el año 2025.

Nueva York. La ciudad de los rascacielos también quiere ser famosa por sus bicicletas. En su empeño por fomentar el pedaleo y la vida sana entre sus ciudadanos, las autoridades municipales ya pueden presumir de la mayor red de bicicletas de uso compartido del mundo. Gracias a todo lo anterior, los neoyorquinos verán reducir el volumen de sus atascos y de sus emisiones contaminantes. Al mismo tiempo, la ciudad promueve la compra de vehículos limpios a través de medidas fiscales.

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