
La implantación del coche eléctrico sigue gestándose paulatinamente, y ya comienzan a vislumbrarse algunos proyectos que invitan a pensar en la viabilidad real de esta tecnología puesto que combaten una de sus principales losas: la falta de infraestructuras. | E.on gana 3.706 millones hasta septiembre, frente a las pérdidas de 2016.
Tras darse a conocer Ionity, la red de carga ultrarrápida para coches eléctricos creada por BMW, Daimler, Ford y Volkswagen, ahora es la compañía alemana de suministro energético E.ON quien se ha propuesto llevar a cabo un plan todavía más ambicioso, al menos en lo referido al número de puntos de recarga .
En lugar de los 400 emplazamientos que promete Ionity, la compañía pretende contar con 10.000 ubicaciones de recarga (Combined Charging System, CSS) por toda Europa en 2022. Estos ofrecerán una potencia de 150 kW -como un cargador de Tesla-, con una opción de actualización modular a 350 kilovatios para cuando los fabricantes mejoren las baterías y los vehículos lo toleren.
E.ON, en cualquier caso, asegura que su red permitirá recargar las baterías lo suficiente como para recorrer 400 km tras conectar media el coche en una de las estaciones.
En la actualidad, la compañía dispone de 6.000 puntos de carga en el Viejo Continente, siendo Dinamarca su núcleo principal con 2.000.
Pero más allá de los esfuerzos de los fabricantes de automóviles y las entidades privadas, las instituciones públicas ya han esbozado diversos planes orientados a impulsar los vehículos de energías alternativas. En el caso de la Comisión Europea (CE), pretende que las marcas que ofrezcan un mayor número de modelos eléctricos o realicen mayores ventas, puedan a su vez eludir -con un límite máximo de hasta un 5%- la reducción de emisiones de CO2 exigida por la Comisión en sus vehículos. Por su parte, el Ministerio de Energía, Turismo y Agenda Digital ha aprobado el Plan de Apoyo a la Movilidad Alternativa (MOVALT), por el que destinará, a través del IDAE, un total de 35 millones de euros.