Motor

¿Por qué Porsche le debe tanto al Cayenne? Los seis puntos clave de su aparición

Parece que fue ayer cuando Porsche se lanzó a aquella aventura de aumentar la familia con un vehículo todoterreno, pero lo cierto es que han pasado más de dos décadas desde que pusieran sobre la mesa los primeros bocetos. El reto era complicado y los amantes de la marca no veían nada clara la idea. ¿Qué era aquello de que un Porsche pudiera subirse por las paredes? Un firma con semejante tradición deportiva no podía romper así con su historia... Pues sí, sí podía. Y lo que no sabían los puristas es que otros 'sacrilegios' aún mayores llegarían más adelante. Las claves del éxito de Porsche: por cada coche que vende obtiene 16.000 euros de beneficio.

Los años han ido pasando y el Porsche Cayenne se ha hecho con un importante hueco, no sólo en el mercado sino dentro de su propia marca. Hoy ya nadie cuestiona su sentido y utilidad, entre otras cosas porque el segmento SUV sigue imparable en su crecimiento. Pero no está de más echar un vistazo a los datos más relevantes que han definido a este modelo desde su nacimiento, entre otras cosas, para comprender hasta qué punto es importante para la compañía que fundó Ferdinand Porsche.

Antecedentes: hasta llegar casi al final del siglo pasado, Porsche sólo vendía el 911 y el Boxster. Dos modelos que, aunque hacían rentable a la compañía, conformaban una gama algo escasa.

El nacimiento: en 1998 nació el proyecto Cayenne. Durante tres años, varios prototipos permanecieron ocultos al público mientras realizaban pruebas a lo largo y ancho de cuatro continentes. Desde las zonas desérticas de Australia, hasta los lagos helados de Finlandia, pasando por el circuito de Nürburgring e incluso el municipio catalán de Basella, todos estos escenarios fueron claves en la puesta a punto de un modelo que habría de ofrecer una dinámica muy exigente.

El año 2002: fue el momento clave, el punto de partida. Este año se presentó al mundo en el Salón de París, coincidiendo con otro modelo mítico: el Carrera GT. Había llegado el tercer Porsche, el Cayenne, que aspiraba a captar a una clientela nueva y a aumentar el volumen de negocio de forma significativa.

Sus aptitudes: hasta entonces, un todoterreno iba bien en campo y un deportivo cumplía con su papel sobre el asfalto, pero los roles no se podían mezclar. O eras una cosa o la otra. Entonces llegó Porsche y dio un puñetazo sobre la mesa con su nuevo modelo, que se mostraba capaz de afrontar zonas todoterreno de elevada complicación al tiempo que dejaba con la boca abierta en circuito. Bastidor, frenos, suspensión, dirección... La puesta a punto logra un tacto de conducción y unas posibilidades impensables en un coche de semejante volumen, peso y altura.

Las generaciones: tres hay hasta el momento. De la primera se vendieron 276.000 unidades; la segunda casi duplicó las cifras. Y de la tercera, ¿qué cabe esperar? Pues más de lo mismo, es decir, que siga el camino ascendente. La nueva generación llegó al mercado el año pasado con un diseño quizá algo conservador, pero con nueva plataforma y, sobre todo, un auténtico arsenal tecnológico aplicado al chasis y a los sistemas de asistencia a la conducción.

También ha estrenado versión coupé, que añade un punto estético muy llamativo con la marcada caída del techo en su parte trasera, sin apenas restar practicidad al habitáculo, que mantiene buenas cotas de habitabilidad. Incluso el maletero sigue ofreciendo un volumen más que generoso.

Como consecuencia de esto último podemos decir que Porsche es hoy lo que es gracias al Cayenne. Es decir, que sin él probablemente el 911 no tendría tantas versiones, ni conoceríamos al Cayman ni al Macan. Tampoco creemos que la marca se hubiera proclamado campeona de Las 24 Horas de Le Mans. En fin, que esa aberración de lanzar al mercado un Porsche todoterreno al final tampoco ha resultado ser tan mala idea, ¿no?

Otros motores alternativos: en 2009 el Cayenne apostó por el diésel, y en 2011 por la hibridación. Aquí también colapsó algún que otro purista, pero al final casi todos han entendido que es un cuestión de adaptación a las circunstancias. No hay más. El diésel ya ha desaparecido de toda la familia Porsche. Los motores híbridos enchufables, por su parte, son el presente y el futuro a medio plazo. Hoy, la versión más potente del Cayenne (Turbo S-E Hybrid) es híbrida enchufable y tiene el distintivo 'Cero Emisiones' con nada menos que 680 CV.

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