
La transformación que está experimentando progresivamente la industria automovilística hacia el coche eléctrico es un hecho ya palpable, no obstante, existen dos apuestas enfrentadas para favorecer su impulso.
Por un lado, en occidente las marcas están tratando de ganarse a la clientela a través de crear concept cars de los que serán sus próximos modelos con un diseño futurista e incluir de todo tipo de detalle tecnológico para el interior, así como materiales de alta calidad; por el otro, las firmas automovilísticas chinas, que han adaptado de igual forma ese viraje hacia el mundo eléctrico, han decidido atraer a sus clientes a través de vehículos con ínfimos precios acompañados de subvenciones estatales.
En España, por ejemplo, el nuevo BMW i3 saldrá a la venta en verano a partir de los 35.500 euros, el Citroën C-Zero y el Peugeot iOn superan los 34.000 euros, y otros, como el Nissan Leaf o el Huindai Ioniq parten de los 25.700 euros y 34.500 euros, respectivamente. Asimismo, el Renault Zoe ronda los 24.600 euros.
Pero en Estados Unidos, si atendemos a fabricantes como Chevrolet y su exitoso modelo eléctrico por la gran autonomía con la que cuenta, el Bolt, su precio se dispara hasta los 37.495 dólares (29.995 después del descuento estatal). Y si ya se ojean los precios de Tesla, el fabricante eléctrico por excelencia hasta el momento, su modelo más barato es el Model S que supera los 80.000 dólares. Cuando llegue el Model 3, se erigirá en el coche de masas de la firma de Palo Alto y rondará los 35.000 dólares.
En el mercado chino apuestan precisamente por lo contrario. Precios baratos, materiales de menor calidad, y subvenciones estatales que impulsen el motor eléctrico. Una estrategia que no le ha ido nada mal en 2016, pues el incremento de eléctricos e híbridos enchufables fue del 60% entre enero y noviembre. En total, se vendieron 402.000 vehículos con propulsión alternativa.
En el país asiático existen vehículos como el Chery EQ, un utilitario de dos puertas cuyo precio de venta es, al cambio, 8.154 euros. Una alternativa inexistente en occidente. La mayoría de los coches eléctricos chinos son de dimensiones y características similares puesto que el precio es el factor decisivo.
Zhang Dawei, director general del distribuidor EVBuy, explica en declaraciones a Reuters que el Chery EQ ha sido el modelo más vendido en los últimos meses puesto que concede unas prestaciones decentes a cambio de un precio bajo. "Es una herramienta de transporte. Es puramente para la movilidad y no para presumir de un coche grande o de los factores de tecnología", añade.
Subsidios para las marcas nacionales
Las ayudas económicas estatales son fundamentales para las empresas chinas al mismo tiempo que suponen una barrera para las extranjeras, pues estas firmas no tienen opción a beneficiarse de las subvenciones públicas si no cuentan con una empresa conjunta con alguna marca nacional.
Este es el motivo que explica la fusión de Nissan con Dongfeng Motor o la existencia de Denza, el resultado de la asociación de BYD y Daimler. Aun así, en muchos casos los vehículos que lanzan estas marcas resultan más caros que los de las marchas asiáticas después de las subvenciones, por lo que no han terminado de despegar.
A fin de resolver esta situación, Carlos Goshn, CEO de Renault-Nissan, ya anunció que fabricará un eléctrico de bajo coste que le permita competir en un mercado chino cada vez más pujante.