
Zoyte Auto es un fabricante chino de automóviles que se dedica a lanzar al importante mercado asiático diversos modelos de coches de lujo, pero con una peculiaridad: son plagios y se comercializan a precio de derribo.
La última muestra de ello es el Zoyte SR9, un SUV lanzado al mercado el pasado mes de noviembre cuyo exterior es casi idéntico al Porsche Macan, diferenciándose única y levemente en los faros delanteros y traseros, ambos un poco más alargados. Para el interior del SR9, aunque visualmente es un calco del Macan, se han utilizado materiales mucho más económicos, como un cuadro de instrumentos con indicadores analógicos en lugar de digitales o plásticos de peor calidad. El resultado es evidente, vale cinco veces menos que el SUV de Porsche: 108.800 yuanes (14.860 euros) por los 558.000 yuanes (76.780 euros) que cuesta el Macan.
Pero los ahorros en la fabricación no se obtienen tan solo de los materiales sino también de la mecánica. El SR9 monta un motor de dos litros de origen Mitsubishi de 190 CV asociado a una transmisión manual de cinco velocidades o una de seis DCT, cuyo resultado es 250 Nm de par motor; el Macan también equipa un motor 2.0, pero sus prestaciones se disparan hasta los 250 CV y 370 Nm de par, según informa la revista Forbes.
Pero este no es un caso aislado. El año pasado fue la marca Landwind la que lanzó el X7 (24.000 euros), un clon del Land Rover Evoque (72.000 euros). Jaguar Land Rover optó por demandarlo en junio de este año después de que este vehículo se haya consolidado en el gran impulso de la compañía (supone el 60% del total de las ventas), sin embargo, el caso aún no se ha resuelto.
El Grupo Volkswagen se ha convertido en la víctima principal de las copias chinas baratas, siendo estos algunos de los modelos plagiados: el SR7 (Audi Q3), el X5 Damai (Volkswagen Tiguan), el Zoyte T600 (Audi Q5), y el Damai X7 (CrossBlue Concept Coupe).
Poca protección de propiedad intelectual
Zoyte Auto nació en 2005 para producir coches basados en plataformas de modelos existentes mediante acuerdos legales, no obstante, en los últimos cinco años han derivado hacia una tendencia poco ética. El problema con el que se enfrentan los fabricantes occidentales a la hora de erradicar esta práctica es la lentitud de la burocracia en estos temas y una clientela a favor de estas alternativas.
Según informa la revista estadounidense, los clientes ven más problema en los elevados precios en los que fijan las diferentes marcas sus coches que en que se hagan copias estéticas, una mentalidad poco compartida en occidente, donde se asume que el coste de unos materiales de mejor calidad tiene que ser revertido con un mayor desembolso por parte del comprador. Este hecho junto con la lentitud de la justicia China, donde Honda tardó 12 años en ganar un juicio por una causa similar, alienta poco a las marcas a denunciar a esta firma. En el caso de Volkswagen, no se conoce si llevará a cabo acciones legales contra Zoyte.