Motor

De coche de James Bond a clásico de colección: el BMW Z8 cumple 20 años

Hoy es el aniversario de un coche muy especial: el BMW Z8. No es muy conocido, pues se fabricó en una pequeña serie que fue a parar a manos de clientes de bolsillo holgado. Pero es un modelo clave en la historia de la marca. La primera vez que lo vimos fue en el Salón de Tokio, en 1997, en forma de concept. Después, lo vimos ya en su forma definitiva en el Salón de Fráncfort de 1999, justo antes de salir al mercado.

Pierce Brosnan a bordo de un Z8 en "El mundo nunca es suficiente"

Pero muchos no lo recordarán por estos eventos sino por su aparición estelar en la película "El mundo nunca es suficiente" como coche de batalla del mismísimo agente 007, encarnado por Pierce Brosnan en aquel año 1999. Allí se dio a conocer ante el mundo este roadster biplaza con herencia clásica y alma de BMW M5 (E39), que supo encandilar a todo buen amante del automovilismo.

El BMW Z8 o, más bien, su diseño, es obra de Henry Fisker. Sí, el mismo que fundó la compañía que lleva su nombre (ahora en otras manos y bajo la denominación Karma) y que diseñó, entre otros modelos icónicos, el Aston Martin DB9 de 2004. Pues bien, este diseñador siguió los pasos de Albrecht von Goertz, quien definió en 1957 las líneas maestras del espectacular BMW 507. El mismo von Goertz, apenas tres años de su muerte, declaró que "Si tuviera que diseñar el 507 hoy en día, sería como el Z8".

BMW 507

No sabemos qué pensaría Henry Fisker en su momento sobre esta afirmación de su antecesor, pero apostamos a que lo recibiría como un gran halago, pues el 507 es considerado una auténtica obra de arte del automovilismo. Fiel a la estética roadster de la marca, el Z8 luce, igual que el 507, un capó largo, una línea de cintura baja y un puesto de conducción muy cercano al eje trasero. Esta estructura aporta unas sensaciones peculiares y muy reconocibles a las manos del conductor, que gobierna la máquina sentado justo encima de las ruedas que aportan la tracción y deja por delante de sus ojos la mayor parte de la carrocería.

Radiografía del BMW Z8

El BMW Z8 cuenta con un chasis hecho, en parte, de aluminio. El reparto de pesos ideal de 50:50 y el genial motor V8 atmosférico de 4,9 litros y 400 CV del M5 de la época le aportan un toque picante. La caja de cambios, por cierto, es manual, por aquello de darle la mayor autenticidad posible a la conducción. Aún así, no era un coche pensado en hacer la vuelta rápida en circuito. Su puesta a punto de chasis no iba a enfocada ofrecer la máxima efectividad con un tacto especialmente firme de suspensión. Su objetivo era, más bien, ser un coche llamativo. Y rápido, sí, pero no el más rápido.

En cualquier caso, ese V8 que suena a gloria era el propulsor más potente que BMW tenía en su gama por aquel entonces. No era el único elemento técnico interesante que atesoraba el Z8: el control de estabilidad DSC, el diferencial autoblocante o los neumáticos Run Flat con control de presión eran elementos que formaban parte de la dotación de serie, algunos de ellos muy novedosos.

La zaga es una de las partes más características del BMW Z8

Como modelo especial que era, la marca ofrecía la posibilidad al comprador de ir a la fábrica de Múnich a estar presente en las últimas fases de ensamblaje del coche. No solo eso, sino que el usuario, en el momento de recibir las llaves, también era obsequiado con un álbum de fotos que documentaba el proceso de producción de esa unidad en concreto. También se le hacía entrega de algunas muestras reales de la tapicería y la pintura de su coche.

Interior del BMW Z8

El BMW Z8 se comercializó durante tres años (2000-2003) y se construyeron 5.703 unidades. Hoy, es considerado un objeto de culto, tan venerado como cotizado. Su legado está presente en la actualidad en el BMW Z4 de la generación vigente (prueba del Z4 M40i: un roadster con carácter).

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