Probamos la versión cumbre de la gama. El BMW Z4 M40i es un roadster con maneras refinadas, pero a la vez con un carácter muy marcado. Solo apto para manos expertas.
Hay coches con vocación de servicio y otros que, simplemente, han sido diseñados para dejarse llevar y sentir la conducción, disfrutando de un camino lo más largo y sinuoso posible. El BMW Z4 pertenece al segundo grupo, sin duda alguna. Y no porque en su interior solo haya espacio para dos personas o porque en su maletero quepa poco más que el equipaje de un fin de semana, sino porque recorrer kilómetros a bordo es un placer.

El modelo que hoy tengo entre manos en un Z4 de última generación, que lleva apenas unos meses en el mercado. Se asienta sobre una plataforma de nuevo desarrollo, que comparte con el también reciente Toyota Supra, y que le da un punto de madurez notablemente superior. Además, ha vuelto a la capota de lona, cosa que me encanta. El Z4 nació con techo blando, luego pasó a ofrecer uno duro, y ahora ha decidido encontrarse de nuevo con ese romanticismo que solo el material textil sabe imprimir a la silueta de un buen roadster.
Porque descapotables puede haber muchos (los hay que derivan de utilitarios, turismos e incluso SUV), pero carrocerías roadster como la de este BMW no hay tantas. La firma alemana, generación tras generación, se mantiene fiel a ese diseño que destaca por el morro alargado y la posición de conducción muy retrasada y cerca del eje posterior, que recuerda a la de los modelos de antaño. Si viajo muy atrás en el tiempo me vienen a la cabeza modelos como el sublime BMW 507, un modelo hoy altamente cotizado. Más cercana es la saga Z, formada por los Z1, Z3, Z8 y Z4, que, aunque distintos entre sí, tienen ese punto en común que los hace diferentes a la competencia.

Aunque parezca mentira, el BMW Z4 lleva ya 17 años en el mercado y la que hoy probamos es su tercera generación, que es mucho más completa que las generaciones anteriores. Es una apuesta más sólida, no solamente en diseño (es más grande y ancho, y ofrece mayor sensación de aplomo), sino por sus pretensiones.
Sensaciones a bordo del BMW Z4 M40i
Como este BMW está hecho para disfrutar de la conducción, empezaré por este apartado, diciendo que la puesta a punto de chasis me ha parecido muy convincente. El coche tiene una calidad de rodadura espectacular. Pisa bien, suave, silencioso, absorbe las irregularidades con eficacia pero al mismo tiempo ofrece el punto de firmeza necesario para poder rodar rápido. Además, no deja ver deficiencias estructurales por el hecho de ser un modelo descapotable, que es un mal endémico de este tipo de coches.
Bastan apenas unos minutos al volante para darse cuenta de que con el Z4 actual han querido hacer un coche confortable y eficaz en toda circunstancia, pero capaz de dar guerra si el conductor se lo pide. No es radical en términos de suspensión, y ciertos elementos como la dirección llegan algo filtrados a las manos. Por lo tanto, no es un deportivo puro. Incluso se podría decir que es un coche amable si se conduce con tranquilidad. Pero basta con hundir el pedal derecho, especialmente en esta versión M40i, para ir al extremo contrario y tener que poner todos los sentidos al servicio de la conducción. Es entonces cuando sale a relucir la explosividad del motor de seis cilindros en este coche de tracción trasera y apenas 2,4 metros de batalla. Y aquí es cuando la cosa se pone seria.

Lo que hay bajo el capó del Z4 más potente de la gama es un 6 en línea TwinPower Turbo, con 340 caballos que te dejan pegado al asfalto en aceleración y sacuden la zaga a la mínima insinuación. Los 4,5 segundos que necesita para cubrir el 0 a 100 km/h dejan bien claro de lo que es capaz este motor en este coche, pero más allá de frías cifras, hay que vivir la experiencia a bordo. Las prestaciones son realmente buenas y el sonido del motor acompaña con un bramido muy deportivo que invita (o incita) a elevar el ritmo. Por su parte, la caja automática Steptronic de convertidor de par y 8 velocidades firmada por ZF vuelve a jugar un papel clave en este coche, como en casi todos los modelos de la gama.
Lo cierto es que este Z4 M40i, lejos de ser un descapotable para pasear, te pide guerra constantemente. De alguna manera te va dando confianza poco a poco para que le vayas sacando el jugo a las posibilidades de su chasis y motor hasta que… ¡ojo! Llega un momento en el uno se da cuenta de que el eje trasero es más bailón de lo que parecía. La electrónica está ahí para poner cordura, pero no hay que perderle el respeto a este coche que resulta ser muy exigente en conducción deportiva. Especialmente, sobre firme con poco grip, pide manos expertas.

Así que quien esté pensando en llevarse a casa este Z4, que tenga claro que se trata de un modelo muy bravo. Son palabras mayores. Tanto es así que, quizá, el común de los mortales debería plantearse las versiones 20i (197 CV) o 30i (258 CV), que corren más que de sobra y son seguramente más equilibradas -además de más económicas-. El menos potente es el único que permite elegir un cambio manual, algo que gustará a los más puristas.
Un diseño actualizado
Como decía al inicio, el aspecto de roadster unido a la capota textil marcan la personalidad del Z4 actual. Por cierto, este techo funciona bien en agua (durante la semana de prueba no paró de llover), con una estanqueidad sobresaliente, y aísla del ruido exterior todo lo bien que lo puede hacer este material multicapa, que es bastante, aunque lejos del nivel de insonorización de un coche cerrado o de un descapotable de techo rígido. Es un pequeño peaje a pagar por disfrutar de lo auténtico.
Visto desde fuera, este Z4 ha cambiado bastante. Es muy actual, con una línea depurada de corte premium. Diferente a otros modelos de la gama y de su primo hermano japonés, cosa que es de agradecer en estos tiempos de sinergias en los que el diseño tiende a homogeneizarse cada vez más.

Por dentro, aunque ofrece un diseño y una funcionalidad muy buenos, no se puede hablar de distinción o creatividad, pues al primer golpe de vista, la zona de la consola recuerda irremediablemente a la de cualquier otro BMW de última hornada. Que las berlinas se parezcan entre ellas quizá importe menos, pero en este coche cabría esperar un toque diferente, acorde con el propio concepto que representa. Hubo una época en la que el Z4 también sorprendía en su interior y, ahora, sentado al volante uno casi podría pensar que está a los mandos de un Serie 3, por poner un ejemplo. Le falta personalidad, pero más allá de esto, es justo decir que es el mejor interior que haya tenido el Z4 en términos de calidad, presentación, funcionalidad y conectividad.
Entre los detalles de equipamiento propios del Z4 M40i figuran el paquete aerodinámico exterior, los asientos deportivos, el volante M, la suspensión adaptativa, el diferencial deportivo y unos frenos más capaces.
Termina la prueba y toca devolver el coche. Me quedo con la sensación de haber estado conduciendo durante varios días un modelo que ha evolucionado bastante con respecto a su antecesor. Es un coche con más presencia, mejor asentado y con un nivel de calidad percibida muy elevado. He disfrutado mucho a bordo en todo tipo de carreteras y he sido consciente del alto nivel de deportividad de esta versión M40i, que, bajo una lluvia intensa, me ha hecho plantearme qué tal encajaría en la gama una variante de este motor con tracción xDrive. Seguramente sería un buen complemento.

Destacable
Equilibrio entre comodidad y deportividad muy logrado
Prestaciones brillantes
Sonido del motor bien trabajado
Mejorable
Consumo elevado en casi toda circunstancia
Insonorización del habitáculo
Sin opción a xDrive
Ficha técnica
Motor: turbodiésel, 6 cil, 2.998 cc
Potencia: 340 CV a 5.000 – 6.500 rpm
Par motor: 500 Nm a 1.600 – 4.500 rpm
Consumo mixto oficial: 8,4 l/100 km
Transmisión: automática, 8 velocidades
Maletero: 281 litros
Velocidad máxima: 250 km/h
Aceleración 0-100 km/h: 4,5 segundos
Precio: 70.750 euros