
En 2015 un 55% de los 1.453 niños en protección tenía dificultades para aprobar o sacar buenas calificaciones en la escuela. En la actualidad este porcentaje ha mejorado y se sitúa en un 36%. Considerando que estos niños parten de una desigualdad importante respecto a sus otros compañeros de aula, su "éxito escolar" está aumentando, aunque el reto sigue siendo en muchos casos que cese su absentismo, su conducta disruptiva y que su integración escolar sea mayor.
María Teresa Montes, Coordinadora de dichos centros de la Dirección General de la Familia y el Menor de la Consejería de Políticas Sociales y Familia de la Comunidad de Madrid, ha informado sobre la evolución del rendimiento escolar de este colectivo vulnerable con ocasión de la presentación del libro "Ayudando a aprender" dirigido a los técnicos y profesores de Centros de Protección de Menores coeditado por la Comunidad de Madrid y la Fundación Pryconsa. 50 Centros de Protección de Menores y 78 profesionales.
Desde 2015 esta Consejería y la Fundación Pryconsa vienen impulsando el conocimiento sobre los aspectos que influyen en el aprendizaje de estos niños. El programa ha profundizado otra manera de mirar, observar e intervenir en esta problemática desde planteamientos multifocales y no desde el fracaso en una acción formativa dirigida a los equipos educativos de los Centros de Protección de Menores.
Maltrato
Por ejemplo sobre el maltrato en niños adoptados o en acogida, los especialistas están encontrando problemas de desarrollo. Las investigaciones han concluido que se producen problemas de salud como retrasos en el crecimiento, problemas nutricionales, daños cerebrales, infecciones, dificultades respiratorias, dermatológicas, síndromes como el alcohólico fetal o de abstinencia.
La relación con los primeros cuidadores es esencial para el desarrollo madurativo del niño. Cuando se producen carencias en esta etapa y en el desarrollo afectivo y cognitivo, se desencadena un apego inseguro o ambivalente que genera alto estrés emocional y se manifiesta en problemas de autoestima y de autorregulación emocional y conductual, baja tolerancia a la frustración, miedo al fracaso y dificultades de relación con otros; o bien una demanda continua de atención, de contacto físico, sentimientos de merecer un trato injusto o inadecuado. La falta de asistencia, el estrés y la desatención pueden llegar a expresarse, por parte del profesorado, en una bajada de la nota como castigo, en mostrar preferencias o manías, en castigos injustos, en una falta de escucha o en no tener en cuenta a este tipo de alumnado.
Cabe señalar también otro tipo de hechos más graves, como las amenazas, los insultos o las ridiculizaciones. Este tipo de alumnado con frecuencia muestra escaso interés hacia el aprendizaje, presenta bajo autoconcepto académico, y tiene falta de concentración y atención, lo que requiere del profesorado mayor apoyo emocional y modificación de la metodología para presentar tareas más estructuradas y guiadas.
Diagnósticos y tratamientos
Entre los diagnósticos, el libro "Ayudando a aprender" señala los más habituales en los Centros de Protección de Menores: el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), el Trastorno Específico del Aprendizaje (TEA) y el Trastorno Disruptivo. El primero de ellos implica inatención y/o hiperactividad-impulsividad en niveles que resultan problemáticos. El TEA incide en los aprendizajes de la lectura, la escritura y las matemáticas y puede afectar durante toda la vida escolar e incluso profesional. El Disruptivo afecta al control de los impulsos y de la conducta, y llega a implicar a terceras personas, generando conflicto frente a las normas sociales o las figuras de autoridad.
Entre los niños y adolescentes que presentan síntomas de TDAH, los especialistas señalan que pueden darse dificultades coincidentes con el TEA que afectan a sus habilidades cognitivas, la lectura, la comprensión, la escritura, la ortografía, el razonamiento abstracto o la memoria; junto a síntomas emocionales de impulsividad, problemas de conducta, ansiedad y/o depresión. O al revés, cuadros clínicos en los que el acento y diagnóstico más evidente se encuentra en el Trastorno Específico del Aprendizaje, que cursa con problemas emocionales o trastornos de la conducta. Ambas dificultades interactúan en la vida cotidiana del niño, niña o adolescente, pues afectan a su actividad escolar y a su conducta.
Los investigadores proponen ampliar la mirada neuropsicológica al Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad, dado que es el más frecuente entre los menores. Es importante verificar la funcionalidad sensorial, tanto de sus habilidades visuales (especialmente en los requerimientos de la visión de cerca y la percepción) como de su funcionalidad auditiva, pues híper o hipoacusias les pueden impedir filtrar los estímulos relevantes y distinguirlos de los accesorios, lo que afectará a su atención, y pueden producir fluctuaciones entre la hipoactividad o el estado de alerta.
En el caso del Trastorno Específico del Aprendizaje, trastornos de la lectura, escritura o matemáticas, también se puede intervenir y comprender mejor los síntomas que presentan considerando el complejo proceso neuropsicológico que requieren. Respecto a los trastornos disruptivos, del control de los impulsos y de la conducta, es fundamental tener en cuenta la historia de vida del menor y localizar el origen.
Ganar autonomía
Mirar a cada menor de forma completa incluye la mirada a su familia, sea su realidad la que sea. Para integrar a las familias en los procesos de aprendizaje, en el estudio diario y en las aulas, se propone hablar a cada una de ellas de las fortalezas de su hijo, de las habilidades que sí tiene y de sus potencialidades.
Por otra parte, muchos de los menores con los que los investigadores trabajan creen muy poco en su capacidad para realizar por sí solos las tareas académicas, por lo que requieren constantemente la presencia física del educador a su lado mientras realizan los deberes. Este tipo de práctica limita tanto la autonomía académica de los menores como el tiempo que el educador puede prestar al resto de alumnado. Los especialistas recomiendan reducir el tiempo que permanece el educador con cada menor cuando se considera excesivo e ir reduciéndolo de manera progresiva.
El libro "Ayudando a aprender", de 237 páginas, ha sido editado en formato papel y digital en pdf y como libro electrónico epub, y está a disposición de todo tipo de público en la Biblioteca Virtual de la Comunidad de Madrid 'Publica Madrid' y desde la página de la Dirección General de la Familia y el Menor, alojada en la web de la Comunidad de Madrid.