
Con un mes de agosto cerrado con la peor cifra de destrucción de empleo de la última década, es normal que llegado septiembre muchas personas nos preguntemos qué debemos hacer para conservar nuestro puesto de trabajo actual así como para mantenernos lo más competitivos posible.
Básicamente, por si el día de mañana somos nosotros quienes tengan que buscar un nuevo empleo, ya sea por decisión personal o forzosa.
Con este dato que quedará ya marcado en la historia del mercado laboral en España, llega el momento de la vuelta al trabajo para la inmensa mayoría, un momento ideal para reflexionar y marcarse los retos profesionales que queremos lograr en esta fase final del año. Dudas como en qué merece más la pena invertir nuestros recursos en formación, si queremos especializarnos en un programa informático específico que demanda el sector o si debemos mejorar nuestras habilidades de organización de tareas son de lo más normal en estos días. Irles dando respuesta a lo largo de estos últimos meses del año será crucial para cerrar 2018 con nuevos logros y hacer avanzar nuestra carrera profesional.
A nivel general podemos decir que tecnologías como la Inteligencia Artificial, el Machine Learning, la Realidad Aumentada o la Realidad Virtual son áreas que están marcando ya la diferencia en este 2018, según el estudio 'Formación en el Trabajo 2018' desarrollado por Udemy. Los profesionales que dominen estas habilidades 'hard' tienen ya con ellos una valor extra muy importante. En cuanto a las habilidades 'soft', la resolución de problemas, la adaptabilidad, la comunicación oral o la gestión del tiempo son algunas de las habilidades que más valoran los recruiters, según el estudio realizado por iCIMS.
Ante este gran abanico de posibilidades de formación que se nos abre... ¿Qué podemos hacer para invertir nuestros recursos en formación de una manera eficiente? ¿Hay que priorizar las demandas del mercado laboral o las áreas en las que nosotros mismos queremos mejorar?
Está claro que es imposible crear una 'guía de formación' que sirva para orientar a todas las personas. Cada uno debemos conocer, a modo de punto de partida, cuáles son nuestros puntos débiles en el trabajo y qué áreas son las que cada vez se demandan más en nuestro sector. A partir de aquí es cuando podemos empezar a configurar nuestro plan laboral personal y, en paralelo, nuestro plan de formación personal, para que los objetivos de uno y otro plan se vayan consiguiendo de manera paulatina.
Es cierto que las habilidades 'soft' son cada vez más necesarias para avanzar en nuestra carrera profesional, tanto para generar un buen clima de trabajo -básico para el éxito en una empresa- como para aprender a comunicarnos de forma eficiente con nuestros compañeros -tanto de nuestro departamento como a nivel interdepartamental- y con los distintos niveles o esferas de la empresa.
Por otro lado, las habilidades 'hard' o tecnológicas son fundamentales para conseguir la tan deseada especialización laboral en un área concreta. Esta es cada vez más necesaria en un mercado laboral tan competitivo como el actual y el contar con habilidades de programación, diseño gráfico o big data hará que nuestro perfil se 'revalorice' de manera exponencial.
Teniendo esto claro, sí que podemos decir que para que nuestro plan de formación personal tenga éxito debe tener una combinación de ambos tipos de habilidades. El peso o porcentaje que se les dé a unas u otras dependerá de las características personales de cada uno, de la situación actual en la que se encuentre cada profesional y del sector laboral en el que cada uno se desarrolle.
Elaborado por Denisse Halm, Directora General de Udemy para España e Hispanoamérica