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Jóvenes y mayores unidos en "Adopta un abuelo"

  • En la actualidad cuenta con 400 voluntarios de distintas universidades.

La iniciativa "Adopta un abuelo" es un programa intergeneracional que proporciona compañía a personas mayores ingresadas en residencias, con el objetivo de ayudar a paliar su soledad. Las visitas de jóvenes ayudan a disminuir la depresión en estas personas y aumenta la autoestima. Este programa cuenta con la participación de 400 voluntarios de diferentes universidades españolas. Su presidente y cofundador Alberto Cabanes, describe esta iniciativa.

¿Cómo surgió esta idea?

Adopta Un Abuelo surge en la Navidad de 2013, cuando Bernardo pide un deseo a los Reyes Magos, un nieto. Alberto, que estaba junto a su abuelo Clemente en la residencia, lo escucha y decide adoptar a Bernardo como abuelo. Tras unos meses de visitas decide fundar lo que hoy se conoce como Adopta Un Abuelo.

¿Cuál es vuestro principal objetivo con este programa?

El programa tiene varios objetivos, el primero que los mayores se sientan escuchados, acompañados y queridos, mientras que los voluntarios aprenden valores y experiencias durante las visitas.

Aunque el gran objetivo es reconocer la figura del mayor y situarla donde se merece.

¿Con cuántos voluntarios contaba al principio el programa?

Al principio sólo tuvo una voluntaria, Verónica que acompañó a Rosario, y que sirvió como "experimento" para ver cómo podría funcionar el programa. Posteriormente se incorporaron 18 voluntarios para seguir experimentando y pilotando en pequeño, validando procedimientos, midiendo ratios de satisfacción, etc. En septiembre de 2015 comenzamos en 2 ciudades con 57 voluntarios, fue el primer pequeño gran salto.

Hoy en día contamos con 400 voluntarios que acompañan en 21 ciudades y 31 centros residenciales, aunque el gran reto es conseguir que los 6.000 que están lista de espera puedan participar lo antes posible.

¿Cómo crees que se encuentra en la actualidad la situación de las personas mayores en las residencias?

He visitado decenas de centros residenciales y creo que están muy bien atendidos a nivel sociosanitario. Las instalaciones de los grupos con los que trabajamos están limpias, muy cuidadas, con mobiliario nuevo, y además cuentan con muy buenos profesionales de todos los ámbitos que hacen que la estancia y cuidado de nuestros mayores sea fantástico.

Uno de los problemas a los que se enfrentan los mayores, ya estén en residencia o en su domicilio, es la falta de socialización por su estado de dependencia. Me refiero a poder realizar las actividades de la vida diaria con normalidad. Al no poder hacerlas pierden una parte importante de su vida, aquí es donde entra Adopta Un Abuelo, tratando de revitalizar sus vidas aportando juventud, dinamismo y una hora y media a la semana de dedicación exclusiva por parte de dos jóvenes. Algo que está impactando positivamente en su estado de ánimo, participación, etc.

Desde tu punto de vista, ¿está la sociedad quitándole importancia a esta generación?

Creo que no le estamos quitando importancia, el problema está en que muchos mayores no reciben visitas por problemas de movilidad geográfica. Tenemos muchos mayores participantes que no reciben visitas porque sus familiares viven en otras ciudades, esto es el resultado de vivir en una sociedad globalizada, ganamos en avances tecnológicos, pero perdemos la parte de unión familiar, por lo que en muchas ocasiones supone un importante conflicto ético y moral.

Uno de nuestros objetivos principales es precisamente el dar importancia a nuestros mayores y rendir tributo a su figura ya que hemos heredado una sociedad con agua, luz, carreteras…qué menos que acompañarles en sus últimos días.

¿Cómo fue la primera impresión de las personas que recibieron las visitas?

La primera impresión es fantástica, al igual que el resto de visitas. Personalmente he llorado en todos los primeros encuentros que he presenciado, son preciosos, cargados de energía, de ilusión y sobre todo de cariño. Es espectacular ver cómo conectan dos generaciones que las separan en algunos casos más de 75 años. Conforme avanza el programa es aún mejor, ya que se crean vínculos afectivos muy fuertes.

¿En qué consisten estas visitas?

Las visitas son muy diferentes unas de otras, depende totalmente del mayor. Hay mayores que les gusta aprender tecnología, otros prefieren juegos de mesa o simplemente charlar. Lo que destaca principalmente del programa es que damos muchísima libertad para que cada pareja pueda "hacer o deshacer". Un caso que nos emocionó especialmente fue el de Margarita, de 94 años, a la que le encantaba el arte. Los voluntarios le llevaron un portátil para visitar virtualmente el Museo del Prado, puedes imaginarte la cara de Margarita, fue impresionante.

Este proyecto fue ganador de los V Premios al Voluntariado Universitario de la Fundación Mutua Madrileña, ¿qué supone para vosotros este premio?

Los premios Mutua Madrileña son de los más importantes y consolidados del sector, por lo que su reconocimiento es un empujón más para seguir trabajando como hasta ahora. El premio lo destinaremos íntegramente a incrementar la red de voluntariado a través de la formación de embajadores, jóvenes que liderarán el programa en sus ciudades.

Actualmente tenemos 9 embajadores, en septiembre queremos llegar a más de 80, por lo que esperamos llegar a muchísimos más mayores gracias al apoyo de la Mutua.

¿Cómo han ido acogiendo esta idea algunas de las residencias para personas mayores con las que cuenta España?

Al principio costaba un poco, ya que requiere de mucha organización y los perfiles de cada mayor son diferentes, pero poco a poco fuimos demostrando la eficacia del programa y puliendo diferentes aspectos como la selección de los voluntarios (menos del 5% de las solicitudes termina participando), por lo que la profesionalización ha sido clave para garantizar un buen servicio a la residencia, a los mayores participantes y también a los voluntarios. Queremos que la experiencia sea genial, y que cuando salgan de la residencia tengan muchísimas ganas de volver.

Ahora ya son 31 centros los que confían en nosotros y contamos con grandes grupos como ORPEA y Amavir que nos hacen crecer profesionalmente para mejorar la experiencia de mayores y jóvenes en todos los sentidos. Es un lujo poder trabajar con lo mejor del sector.

¿Cree que esto facilita y ayuda la transmisión de conocimientos entre estas dos generaciones?

Absolutamente, para mí es el punto fuerte del programa. En mí caso, he tenido la oportunidad de ir a la Universidad, vivir en el extranjero y trabajar en una consultora internacional, pero lo que ha marcado de verdad mi vida han sido los valores que mis abuelos me han transmitido.

Mi abuelo Clemente era de Picón, un pueblo de 600 habitantes de Ciudad Real. Él apenas salió de la provincia y no tuvo estudios universitarios, sin embargo, ha sido mi gran maestro de vida y por eso creo que es tan importante la figura del mayor, porque aprendemos valores, el activo más importante que podemos tener como personas.

Cada vez son más los estudiantes que apuestan por este programa ¿Qué ganan los voluntarios que participan?

Con el tiempo se ha demostrado que los mayores no sólo son maestros de vida sino de habilidades profesionales. Con la recurrencia de las visitas los jóvenes potencian su empatía, asertividad, escucha activa, compromiso…habilidades que ya están siendo demandadas por las grandes multinacionales, ya no sólo vale ser el más listo de la clase, también hay que ser el más social.

¿Cuál es vuestro próximo objetivo?

El próximo objetivo es seguir creciendo, sin prisa pero sin pausa, para ir mejorando la experiencia de jóvenes y mayores.

Aunque mi gran objetivo, y en el que podré decir que he alcanzado el éxito como emprendedor será cuando dentro de 60 años dos voluntarios me adopten a mí y pueda transmitirles la sabiduría y valores que Bernardo me ha transmitido a mí, en ese momento cerraré un círculo y comenzará otro.

¿Tenéis pensado darlo a conocer a nivel europeo?

Por supuesto, hemos recibido solicitudes de 12 países por lo que tenemos en el punto de mira Europa, el primer país en el que vamos a desembarcar es Portugal gracias a la ayuda del Banco Europeo de Inversiones, en septiembre estaremos en Lisboa, Oporto y la región de Amarante.

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