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¿Por qué estudiar un título universitario válido en distintos países?

  • Las culturas y los países defienden la necesidad de conseguir que lo global tenga a su vez un tinte local
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Aunque suele considerarse que fue Theodore Levitt, en su artículo "La globalización de los mercados" (1983), quién acuñó el término de globalización, éste puede considerarse más atrás, pero es una evidencia que fue a finales del siglo XX cuando se empezó a desarrollar intensamente el significado que traía escondido semánticamente esta palabra.

Vivimos en un entorno globalizado: podemos encontrar políticas similares o al menos con un fondo común e, independientemente de ideologías, tratando de resolver problemas que afectan a la población mundial; empresas que se desarrollan de manera homogénea en diversos mercados, comportamientos sociológicos que se enmarcan en unos patrones más o menos bien definidos y todo ello vehiculizado a través de una tecnología que ha facilitado ineludiblemente la expansión de lo global.

Fruto de esta expansión, las culturas y los países defienden la necesidad de conseguir que lo global tenga a su vez un tinte local, dado que la multiculturalidad y los sesgos de los pueblos son únicos y a su vez nos enriquecen a todos. Por ello, el término "glocal", acuñado el sociólogo escocés Roland Robertson en su artículo "Glocalización: tiempo-espacio y homogeneidad-heterogeneidad" (2003) y popularizado por economistas japoneses, forma ya parte de esta nueva realidad: somos globales y a la vez locales y defensores de nuestra identidad.

Es aquí donde los modelos educativos que fomentan una formación global encuentran su razón de ser y se presentan con una potencial atracción de estudiantes de múltiples países, tal y como ocurre en la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR). Cuando un currículo de un programa formativo tiene la capacidad de enseñar aquello que se va a aplicar en los entornos globales de producción y, a su vez, es capaz de ejemplificar las particularidades de los diversos países en los que los estudiantes se van a desempeñar, consigue generar un enganche atractivo y hacer que la formación recibida, basada en competencias, tenga aplicabilidad real. La formación genera un retorno directo y proporcional a la de la inversión realizada que, no solamente impactará en el estudiante, sino en la sociedad que recibirá ese conocimiento.

Los modelos de enseñanza en línea fomentan la movilidad de los estudiantes y profesores, favorecen la inclusión y el acceso a la excelencia educativa y, además, amplían las posibilidades de encontrar empleo. Las leyes de reconocimiento mutuo entre países facilitan los procedimientos de convalidación y de esta manera se consiguen reducir aquellas brechas que pudiendo existir, es evidente que pueden ser disminuidas a través de procesos educativos robustos, glocales y bien desarrollados, donde la experiencia de aprendizaje de los estudiantes está enriquecida por todo lo que la rodea.

En el congreso 'Los Futuros de la Universidad', organizado por UNIR en Lima, Perú, se recoge que esta es una de las tendencias que se van a acentuar en la próxima década y son manifestadas por los representantes de más de 30 universidades de Perú, México, Brasil, Colombia y Ecuador.

Esta forma de trabajar, que se desarrolla en UNIR desde sus orígenes, forma ya parte de múltiples acuerdos bilaterales entre instituciones de reconocido prestigio de diversos países consiguiendo que la transformación en la que estamos inmersos no sea teórica sino aplicada.

Elaborado por Rubén González Crespo, vicerrector de Ordenación Académica y Profesorado de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR)

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